Pablo vuelve rápido a su oficina y se sienta. Mira la pantalla de su celular con el contacto de Lionel. No entiende por qué dio de baja su anterior número. Pero tampoco le importa demasiado. Lo que le interesa en este momento es juntar el coraje de enviarle un mensaje. Respira hondo y presiona el botón de 'Mensaje' y comienza a escribir.[YO]: Hola Lionel, soy Pablo. Me enteré de que estás acá. Creo que nos debemos una charla.
Aprieta 'Send' y se arrepiente inmediatamente. Pero si borra el mensaje ahora quedará como un cagón de cuarta. Las tildes no se ponen azules y deja el teléfono sobre el escritorio para volver a concentrarse en su trabajo. Si, claro. Como si pudiese.
Revisa el estado del mensaje cada dos minutos.
Nada.
Se levanta para llenar su botella recargable con agua fresca del dispenser, y vuelve rápidamente a su oficina. Ignora a alguien que le hace una pregunta relacionada al trabajo y cierra la puerta de su oficina sin pensarlo.
Las tildes se pusieron color azul.
Pablo entra en pánico. Se lleva una mano al pecho y trata de respirar porque si el hecho de que Lionel lo haya visto lo pone así, no quiere imaginarse qué va a hacer cuando estén frente a frente. Si es que el mayor acepta su invitación. Del otro lado, comienzan a tipear una respuesta y Aimar manotea el teléfono con ambas manos, como si su vida dependiese de ello. Al fin, un mensaje.
[LIONEL]: Donde quieras, cuando quieras.
Pablo suelta el aire contenido en sus pulmones y tipea rápidamente una dirección y un horario. Obviamente no va a pasar de hoy. No puede esperar más. Demasiado aguantó y demasiadas son las preguntas que necesitan respuesta.
Es el primero en rajar de la oficina apenas se hacen las dieciocho. Le importa un pito si tendría que quedarse después de hora para ver algunos temas pendientes de trabajo. Pisa el acelerador y en media hora ya está sentado en el café esperando a Lionel. Pablo mira su celular y amplia la foto de perfil del otro hombre. Es él parado junto a uno de los puentes del Río Han, y por lo que puede dilucidar, es cerca del departamento que compartieron. Sonríe, por primera vez en mucho tiempo, de manera genuina.
Unos pasos se detienen a su lado. Aimar levanta la vista y sus labios se abren sin poder pronunciar una palabra.
"Hola, Pablo." Lionel le sonríe con calidez y se sienta frente a él. Lleva puesto un traje, recién sale del trabajo también.
"Lionel..." las palabras se le traban en la punta de la lengua. Trata de mantener la compostura y no mostrarse tan desesperado por tenerlo a su lado, por tocarlo, por sentirlo. "Me contaron que volviste hace una semana."
Scaloni apenas asiente un par de veces, sin responder.
Pablo comienza a perder la paciencia y agarra el servilletero para jugar con él. Respira hondo y se muerde los labios. "¿Por qué no me dijiste nada?"
"Te fuiste antes de que pueda contarte."
Touché.
Aimar deja el servilletero metálico a su lado y junta sus manos, necesitando hacer algo porque está entre saltarle encima y comérselo a besos y cagarlo a piñas. "Podrías haberme explicado, aunque sea algo por mensaje de texto."
Scaloni se cruza de brazos y lo observa. "Te fuiste sin avisarme, José no me decía nada de tu situación. Obviamente lo único que encontré fueron puertas cerradas ¿Qué esperabas que hiciera? ¿Que me tomara el primer avión para llevarme el palo de mi vida cuando me rechazaras de nuevo?"
Pablo frunce el ceño. "¿Cuándo te rechacé yo?"
"Cuando me dejaste solo en ese departamento de mierda con todos tus recuerdos en cada rincón." Scaloni mantiene el tono de voz frío. "Cuando planeaste todo sin darme opción a explicarte nada."
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Cuerpo Extraño (Scaloni x Aimar)
FanfictionScaloni y Aimar son empresarios senior y junior en una empresa de tecnología que comercializa los sistemas de control automático en fútbol. Les sale una pasantía por un año a Corea del Sur, a Samsung para adquirir más conocimientos para sus producto...