XIII

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Cinna tiene unas cuantas cosas mas que entender, asi que decido dirigirme al piso de abajo del Centro de Renovación, que aloja el inmenso lugar de reunión para los tributos y sus carruajes antes de las ceremonias de apertura. Tengo la esperanza de encontrar a Peeta y a Haymitch, pero aun no han llegado. Al contrario que el año pasado, cuando todos los tributos estabas fisicamente pegados a sus carruajes, la escena es muy social. Los vencedores, tanto los tributos de este año como sus mentores, están esparcidos en pequeños grupos, hablando. Por supuesto, todos ellos se conocen y yo no conozco a nadie, y no soy el tipo de persona que va por ahí presentándose a los demás. Asi que me limito a acariciarle el cuello a uno de mis caballos intentado pasar desapercibida.

Un crujido llega a mi oido antes siquiera de saber que alguien esta a mi lado, volteo la cabeza, los famosos ojos verde mar de Finnick Odair están a centímetros de los mios. Se mete un azucarillo en la boca y se apoya contra mi caballo.

- _____. - Dice. Como si nos conociéramos de años, cuando de hecho nunca nos hemos visto antes.

- Hola, Finnick. - Digo, igual de casual, aunque me siento incomoda por su cercanía, especialmente era que tiene tanta piel expuesta.

- ¿Quieres azúcar? - Dice, ofreciendo su mano, que esta llena. - Es para los caballos, pero ... no creo que les importe. Ellos tienen años para comer azúcar. Mientras que nosotros lo dulce hay que aprovecharlo.

- No, gracias. Pero podrías prestarme tu traje alguna vez.

- Te ves aterradora con ese atuendo ¿lo sabes? - Pregunto con una sonrisa maliciosa - ¿Qué paso con tus vestidos de niñita?

- Me quedan chicos.

- Estoy seguro que sí. Es una lastima el Vasallaje. Tú. Tu habrías ganado como nadie en el Capitolio; joyas, dinero...

- No me gustan las joyas. - Lo interrumpo - Y tengo más dinero del necesario. Y tú ¿en qué has gastado tus riquezas?

- Hace años que no toco algo tan común como el dinero.

- ¿Entonces cómo te pagan por el placer de tu compañía?

- Con secretos. - Dice suavemente. Inclina hacia delante la cabeza de modo que sus labios están casi en contacto con los míos. - ¿Y qué hay de ti, chica en llamas? ¿Tienes algún secreto que merezca mi tiempo?

Por alguna razón estupida, me sonrojo, pero me obligo a mantenerme en mi sitio.

- Soy un libro abierto - Respondo también en susurros. - Todos parecerán conocer mis secretos antes que yo misma.

- Por desgracia, creo que eso es cierto. - Sus ojos se desvían brevemente hacia un lado. - Lamento que hayas cancelado tu boda. Sé lo destrozada que debes estar. - Se mete otro pedazo de azúcar en la boca - Ten un buen día.

Peeta está a mi lado, vestido igual que yo. - ¿Qué queria?

- Saber mis secretos - Digo en mi mejor voz seductora.

Peeta se ríe. - Tiene que hacer fila.

- TRIBUTOS A SUS CARRUAJES - dice una voz, que hace que se me borre la sonrisa de mi rostro.

- No saluden, ni sonrían esta vez - nos dice Cinna. - Quiero que miren hacia adelante como si estuvieran por encima de todos.

- Eso sera sencillo. - Digo.

- Aprietalo cuando estes lista. - Dice entregándome en botón.

El carruaje empieza avanzar, los nervios vuelven como la primera vez.

- ¿Tenemos que darnos la mano este año? - Pregunto.

- Supongo que dejaron que lo decidiéramos nosotros. - Dice Peeta. Alzo la vista a esos ojos azules que ninguna cantidad de maquillaje dramático puede hacer verdaderamente mortales y recuerdo como, sólo hace un año, estaba preparada para matarlo. Convencida de que él estaba intentando matarme. Ahora todo esta invertido. Estoy determinada a mantenerlo con vida, sabiendo que será el precio de la mía. Nuestras manos se encuentran sin más discusión. Por supuesto que iremos a esto como uno solo.

La voz de la muchedumbre se alza en un grito universal cuando paseamos por la difusa luz de la tarde, pero ninguno de los dos reacciona. Yo simplemente fijo los ojos en un punto lejano en la distancia y finjo que no hay audiencia, que no hay histeria. No puedo evitar captar breves imágenes nuestras en las pantallas inmensas por le camino, y no somos solo hermosos, somos oscuros y poderosos. No, más. Nosotros, los amantes imposibles del Distrito 12, que tanto sufrimos y tan poco disfrutamos de las recompensas de nuestra victoria, no buscamos el favor de los fans, no los obsequiamos con nuestras sonrisas, ni aceptamos sus besos. Somos implacables.

Y me encanta. Siendo yo misma por fin.

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Hola!!

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H&F

¿Quién eres? - En Llamas - Los Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora