El día final del entrenamiento termina con nuestras sesiones privadas. Todos tenemos quince minutos ante los Vigilantes para sorprenderlos con nuestras habilidades, pero no sé qué es lo que ninguno de nosotros podrá enseñarles.
Peeta y yo nos quedamos solos por fin. Él se inclina sobre la mesa para tomarme las manos.
- ¿Ya has decidido lo que vas a hacer para los Vigilantes?. - Sacudo la cabeza.
- Ya no puedo usarlos cómo diana de prácticas este año, con el campo de fuerza y eso. Tal vez haré unos anzuelos. ¿Y tú?
- Ni idea. Sigo deseando poder hornear una tarta o algo.
- Haz algo mas de camuflaje. - Sugiero.
- PEETA MELLARK - suena su nombre en la habitación.
- Suerte. -
- Te veo despues. Tranquila. - trato de no soltarlo, el me sonríe y me tranquiliza.
Me toca esperar sola. Pasan quince minutos. Después media hora. Pasaron cerca de cuarenta minutos cuando me llaman.
Cuando entro, huelo el fuerte aroma de limpiador y me doy cuenta de que una de las alfombras ha sido arrastradas al centro de la sala. El humor es muy distinto al del año pasado, cuando los Vigilantes estaban medio borrachos y distraídamente picoteando en manjares de la mesa de banquetes. Están murmurando entre ellos, con aspecto alto airado. ¿Qué hizo Peeta?
¿Algo para enfadarlos?
Siento como una punzada de preocupación. Eso no es bueno. No quiero que Peeta se señale a si mismo como un objetivo para la ira de los Vigilantes. Eso es parte de mi trabajo. Apartar los tiros de Peeta.
Me voy a la estación de nudos y agarro un trozo de cuerda. Empiezo a manipularlo, pero es difícil porque nunca hice este nudo yo misma. Solo he visto los dedos de Finnick, y esos se movían muy rápido. Después de unos diez minutos, he conseguido un lazo respetable. Arrastro a uno de los muñecos diana al centro de la sala y, usando unas barras, lo cuelgo de modo que pende del cuello. Atarle las manos detrás de la espalda seria un bonito toque. Corro a la estación de camuflaje y tomo un zumo de bayas rojo sangre que me será útil. La tela recubierta del maniquí lo convierte en un lienzo buena y absorbente. Cuidadosamente pinto con cuidado, con el dedo, las palabras en su cuerpo, ocultándolas de la vista de los demás. Después me aparto rápidamente para ver la reacción de los rostros de los Vigilantes mientras leen el nombre en el muñeco. SENECA CRANE.
El efecto en los Vigilantes es inmediato y satisfactorio. Varios sueltan grititos. Otros dejan caer sus vasos de vino, que se hacen añicos musicalmente contra el suelo. Dos parecer estar considerando desmayarse. La apariencia de shock es unánime.
Ahora tengo la atención de Plutarch Heavensbee. Se me queda mirando fijamente mientras su vaso con jugo que estrujó en su mano corre entre sus dedos. Finalmente se aclara la garganta y dice:
- Ya puede retirarse, señorita ___.
Inclino una vez la cabeza con respeto y me vuelvo para irme, pero en el ultimo momento no puedo resistirme a lanzar el recipiente de jugo de baya sobre mi hombre. Puedo ir como el contenido da de lleno en el muñeco mientras un par de vasos de vino mas se rompen.
Es la hora de la cena, cuando nos reunimos todos, percibo aunque su pelo aún esta húmedo del baño. Después de todo, debe de haber hecho alguna forma de camuflaje.
- Esta bien, asi que ¿cómo fueron sus sesiones privadas?. -Pregunta Haymitch. Intercambio una mirada con Peeta. De algún modo no me entusiasma demasiado poner lo que hice en palabras. En la tranquilidad del comedor, parece demasiado extremo.
- Tu primero. - Le digo. - Debe de haber sido muy especial. Tuve que esperar cuarenta minutos para entrar.
Peeta parece estar atascado con la misma reticencia que estoy experimentando yo.
- Bueno, yo ... yo hice la cosa del camuflaje, como sugeriste tú, ____. - Vacila. - No exactamente camuflaje. Quiero decir, use los tintes.
- ¿Para hacer qué? - Pregunta Portia.
Pienso en que nerviosos estaban los Vigilantes cuando entre. El olor de los limpiadores. La alfombra sobre ese punto en el centro del gimnasio. ¿Era para ocultar algo que no pudieron limpiar?
- Pintaste algo, ¿no? Un cuadro.
- ¿Lo viste? - Pregunta Peeta.
- No. Pero se preocuparon mucho por cubrirlo.
- Bueno, eso seria normal. No pueden dejar que un tributo sepa lo que hizo otro. - Dice Effie, despreocupada. - ¿Qué pintaste, Peeta? - Parece un poco llorosa. - ¿Fue un retrato de ___?
- ¿Por qué iba a pintar un retrato mio, Effie? - Pregunto, irritada.
- Para mostrar qué va a hacer todo lo que pueda para defenderte. Eso es lo que todos esperan en el Capitolio, en cualquier caso. ¿No se presento voluntario para ir contigo? - Dice Effie, como si fuera la cosa más obvia en el mundo.
- De hecho, pinte un cuadro de Rue. - Dice Peeta. - Tal y como estaba después de que ___ la cubriera de flores.
Hay una larga pausa en la mesa mientras que todos asimilan esto.
- ¿Y que pretendias conseguir exactamente? - pregunta Haymitch.
- No estoy seguro. Solo quería hacerlos responsables. - Dice Peeta. - Por matar a esa niña pequeña.
- Eso es temible. - Effie una como si estuviera a punto de llorar. - Ese tipo de pensamiento... esta prohibido, Peeta. Absolutamente. Solo les traerá más problemas para ti mismo y para ___.
- Tengo que estar de acuerdo con Effie con esto. - Dice Haymitch. Portia y Cinna permanecen callados, pero sus rostros están muy serios. Por supuesto, tienen razón. Pero aunque me preocupa, creo que lo que hizo es alucinante.
- Supongo que este es un mal momento para mencionar lo que yo hice. - Todos voltearon a verme.
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Hola!!
Espero les haya gustado, si es así saben que nos encantaría que nos apoyen dándole ✰
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H&F
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¿Quién eres? - En Llamas - Los Juegos del Hambre
FanficDespués de los septuagésimos cuartos Juegos del Hambre, ___ y Peeta tienen que convencer al Capitolio sobre su "romance", pero las cosas pueden salirse un poco de control.