୧ ׅ𖥔 ۫ 𝑺𝒊𝒙𝒕𝒆𝒆𝒏 ⋄ 𓍯

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Gulsah estaba en los aposentos de la sultana Hatice, había sido vestida con un vestido rojo y una hermosa corona con piedras doradas. Se estaba mirando al espejo, en ese momento pensaba que si quedaba embarazada en la primera noche y daba a luz a un sehzade...sus pensamiento se esperaban apoderando de su cabeza y Hatice estaba consiente de eso con una sonrisa. La sultana de sangre se acercó a la hatun para pasarle las manos por los hombros mientras murmuraba
-Quedaras embarazada y darás a luz a un sehzade, así serás igual de poderosa que Mahidevran y ya no tendrás que volver a servir a nadie- Empezó a manipularla mientras sonreía suavemente ante eso
-Pero la sultana fue tan buena conmigo...- empezó a reflexionar Gulsah mientras miraba hacia el espejo -Pero estoy harta de...-

Gulfem movió la mano para empezar a guiarla por el camino dorado, era seguida por Hatice y Gulsah estaba con una sonrisa en el rostro. Gulsah entró a los aposentos del sultán mientras intentaba no mostrarse nerviosa, así logrando pasar la noche con el.
Mahidevran estuvo toda la noche sentada en sus aposentos pensando, tenía dolor en el corazón porque su mejor amiga y fingiéndote la había traicionado por un poco de poder qué tal vez nunca llegaría a ser de ella pero también estaba enojada con Süleyman, seguía siendo un sultán y seguía teniendo un harem pero eso no quitaba el hecho de que había jurado fidelidad.
Mahidevran salió de sus aposentos acompañada por sus criadas hacia los aposentos de Süleyman, cuando llegó a estos, entró de forma abrupta mirando cómo ambos dormían. Se acercó hasta la mujer y la sacó de la cama con fuerza y cubriéndole la boca con la misma fiereza que un león . Gulsah mostraba una cara de susto, sabía lo que había provocado y ahora debía pagar el precio de sus errores

Mahidevran la jalo hasta el balcón del sultán y le extendió una navaja
-Si le eres fiel a Hatice, aviéntate, adelante- La tomó de la nuca jalándola a levemente del cabello -Si me sigues siendo fiel, quiero que tomes la navaja y la claves en tu brazo- Decreto mirando a su amiga, mientras levantaba la cabeza
-Sultana yo...- Empezó a hablar Gulsah, creyó que Mahidevran había caído en la locura pero al ver su seriedad, tomó la navaja y se la encarnó en el brazo con fuerza, provocando que soltara un grito de dolor despertando al sultán. Mahidevran se escondió rápidamente mientras se cubría la cara con un pañuelo negro y veía la escena
-¡Gulsah!- Gritó el sultán mientras se acercaba con rapidez hacia ella tomándola entre sus brazos

Mahidevran observaba la escena con rabia, aunque lamió suavemente sus labios. Al fin y al cabo, Gulsah no tenía la culpa completamente, el sultán la había aceptado, Hatice la había preparado y ella debía acatar una orden. Estaba decepcionada y no solo de Gulsah si no también del sultán. La daga estaba envenenada y si debía matar a su compañera y fiel amiga, lo iba a hacer con tal de que no tuviera más enemigos que pudieran lastimar a sus hijos. Rápidamente y con agilidad, se movió entre las paredes para salir con rapidez de los aposentos e ir hacia sus aposentos para cambiarse de ropa. Gulsah estaba en brazos del sultán mientras el veneno le recorría las venas con rapidez. Si iba a morir de una manera digna prefería que fuera por su sultana y no por Hatice, la cual la despedazaría al enterarse que no había quedado embarazada. Así fue el final de la sirviente más fiel de Mahidevran, en los brazos del sultán y siendo consumida por el veneno pero pagando el pecado que había cometido al dejarse llevar por la ambición del poder y de un título que jamás podría haber sostenido en sus manos como Mahidevran o Hürrem ya que no había sido educada para eso.

El palacio era un revuelo y mientras Mahidevran estaba en sus aposentos moviéndose ansiosamente porque descubrieran su conexión con la muerte de la concubina del sultán, Hatice se encontraba con Rashta cuidando que nadie se acercara a hacerle daño.

Raziye estaba en sus aposentos mirando a su maestra, una mujer más grande que su madre, la cual le estaba enseñando brujería. Si alguien se enteraba de sus clases con esa mujer, sería mandada a la hoguera y quemada como una bruja sin importar su estatus de sultana de sangre. Estaba aprendiendo brujería para cuidar a su madre y hermanos, y si se lo permitían, le enseñaría a su madre el arte de la brujería. Ahora mismo estaban haciendo un embrujo de protección para su madre, a pesar de ser principiante en esto, la mano no le temblaba al momento de hacer los conjuros y eso era digno de admirar para uña aprendiz nueva y más una sultana de sangre como lo era ella. La maestra le mostraba cómo hacerlo e imitaba sus pasos para que la siguiera y poder corregir sus errores. Al terminar el conjuro, Raziye sintió dolor en su mano y levantó la mano hacia la bruja para que esta la examinara viendo unos leves puntos rojos
-Cada qué haces un hechizo por más leve que sea, debes dar algo a cambio así que cuando quieras completar un conjuro ten una planta en la mano. Absorberá la energía de la planta y no la tuya- Contestó la bruja al ver la preocupación de la sultana y luego le puso un remedio casero junto con una venda para que no se notara tanto el cambio de piel que estaba teniendo -Se quitara en unos dos días aproximadamente, si preguntan por el vendaje, diga que cayó al momento de cabalgar- Pidió la señora de forma amable mientras se levantaba y hacía una reverencia para salir segundos después
Raziye se quedó sentada en su lugar mientras miraba la mesa donde había hecho el conjuro, ahora esperaba y rezaba que funcionara para proteger a su madre de cualquier mal. Aunque también debía buscar criadas fieles al servicio de su madre y que no se dejaran manipular por su tía, en cualquier momento la iba a visitar para enterarse de que le dijo a las concubinas, al igual que le iba a pedir educadamente que no metiera sus narices a los asuntos del harem ya que la estaba irrespetando como "valide-i saide" de su padre, debía poner a alguien como tesorera ya que el dinero le era difícil de manejar y pondría a su madre claramente en ese puesto pero primero debía asegurarse que el conjuro funcionara

𝑶𝒑𝒐𝒓𝒕𝒖𝒏𝒊𝒅𝒂𝒅𝒆𝒔- 𝑴𝒂𝒉𝒊𝒅𝒆𝒗𝒓𝒂𝒏 𝑺𝒖𝒍𝒕𝒂𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora