୧ ׅ𖥔 ۫ 𝑻𝒘𝒆𝒏𝒚 ⋄ 𓍯

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Mahidevran había llegado a la habitación del pasha, estaba con los dedos nerviosos sobre su regazo por lo que tocó con algo de debilidad pero mantuvo su semblante serio
-¡Voy en un segundo!- Gritó el pasha desde dentro mientras soltaba los documentos
Luego de unos minutos, se abrió la puerta dejando ver al hombre aunque al percatarse de la presencia de la sultana, hizo una reverencia leve y levantó la mirada
-Sultana, no esperaba encontrarla aquí- Murmuro el pasha manteniendo la vista en el suelo
-Ibrahim, me gustaría hablar contigo- Pidió Mahidevran mientras lo miraba
-Claro, adelante- Dijo Ibrahim haciéndose a un lado dejándola pasar y luego cerrando la puerta -Dígame que necesita sultana- Pregunto el hombre con curiosidad
-Me gustaría que Mustafa volviese a la capital para la visita del emperador- Pidió la sultana mientras miraba al pasha
-¿Su alteza Mustafa? Claro que puede volver pero ¿qué sucede?- Inquirió el hombre
-¿Has leído la carta del emperador?- Cuestionó Mahidevran mientras le mostraba la carta con el sello imperial
-Ya la eh leído sultana, pero no tenía conocimiento que el sultán se la había brindado- Comentó Ibrahim mientras pensaba
-Me la brindo, y le pedí que pusiera guardias personales para Raziye. Me gustaría conocer a sus mejores guardias si fuera posible, en cualquier caso, Mustafa debe volver para conocer al prometido de su hermana- Contestó Mahidevran mientras se acomodaba -Ademas es mi hijo, y me gustaría que nos acompañara a Egipto- Ordenó en un tono que parecía más una petición
-Lo último se lo tendría que pedir a su majestad, pero por lo demás delo por hecho Sultana- Contestó Ibrahim mientras hacía una reverencia
-Se lo tendrás que pedir tú en cualquier caso, su concubina Rashta lo trae loco- Dijo mientras intentaba contener su tono celoso
-Es la mujer que carga a su hijo y...- Al ver la mirada de la sultana prefirió guardar su opinión -Mandaré a un guardia por usted en un rato, por favor cámbiese a una ropa más cómoda que iremos al campo de entrenamiento-
-Claro, gracias- La sultana se levantó y le entregó la carta para salir hacia sus aposentos

Al llegar a sus aposentos, vio a sus hijos y se acercó abrazándolos con cuidado mientras suspiraba. Se sentía completamente débil y tenía demasiadas cosas en la cabeza. Un hombre era capaz de entregar su imperio por ella, mientras que el otro, era capaz de entregarla por su imperio. No quería abandonar a sus hijos, sus adorados hijos eran lo que las mantenía cuerda y fuerte pero tampoco quería dejar a su hija en un imperio desconocido. Mandaría a Mustafa si hacia falta pero eso debía hablarlo con él en el momento en el que llegara, ahora se debía cambiar para conocer a los guardias personales de su hija. Por lo que se despidió de sus hijos y salió hacia la habitación que había sido asignada para Mustafa y se empezó a cambiar con cuidado mientras suspiraba. Luego se puso un suave velo color dorado para poder cubrir su cabello y salió de sus aposentos para toparse con Ibrahim, el cual hizo una reverencia
-Sultana, me informaron que había venido aquí- Murmuro el pasha mientras se incorporaba nuevamente
-Claro ¿está todo listo?- Preguntó la sultana mientras se acomodaba el cabello
-si sultana, pero mi guardia personal deberá acompañarla en cualquier momento- Dijo el pasha mientras miraba a la sultana
-Claro- Dijo mirando al guardia que mantenía la mirada enfrente

Luego empezaron a caminar, Ibrahim iba al frente y Mahidevran iba atrás seguida del guardia personal de este. Salieron a los campos de entrenamiento donde se encontraba Raziye con la misma ropa de su entrenamiento. Había sido llamada por Ibrahim para conocer al guardia que la iba a escoltar. Al ver a su madre, hizo una reverencia suave y luego miró al frente hacia las dos filad de hombres que estaban rectos mirando al frente.
-¡Atención, Bas Haseki Mahidevran Sultán y Valide-i saide Raziye Sultán!- Gritó un aga mientras hacía una reverencia a diferencia de los guardias que se mantuvieron rectos
Ibrahim suspiro pero se acercó a los guardias -Señores, la sultana Mahidevran elegirá a uno de ustedes que estará a cargo de la sultana Raziye en su viaje a Egipto y en la estadía del emperador aquí- Dijo el pasha mientras los miraba con seriedad y le daba la palabra a Mahidevran
-Bien, como sabrán un emperador importante vendrá a nuestro imperio para poder presentar a mi hija, la sultana Raziye con su prometido. Luego deberá acompañarnos a Egipto y...- Antes de continuar un guardia lo interrumpió
-Sultana disculpe mi comentario pero me parece tonto que tengamos que proteger a la sultana cuando ustedes tienen todo un equipo hecho por el sultán personalmente, nosotros servimos más para el campo de batalla verdadero y no para la corte- Murmuró mientras levantaba la mirada
-¡Cállate, insolente! ¿Quién te crees que eres para cuestionar a nuestra sultana?- Grito Ibrahim mientras pedía a su guardia arrodillar al otro joven

Mahidevran levantó la mano para que guardara silencio y se acercó al guardia mirándolo con indiferencia
-Tienes razón, ustedes están hechos para un campo de batalla pero no creo que sean tan hábiles para soportar una corte. Tal vez debería buscar otros guardias- Miró a su hija y sonrió suavemente -Vamos al palacio-
-si madre- Hizo una reverencia y miró al guardia con indiferencia para caminar hacia el palacio nuevamente
-¡Sultana!- Gritó el guardia mientras Mahidevran y Raziye se detenían -Me gustaría ser asignado para cuidarlas en Egipto y en el imperio, puedo soportar la corte- Comentó el guardia mientras se levantaba
-Ibrahim, ese- Hizo un gesto con la cabeza la sultana, luego se acomodó con cuidado el velo y asintió hacia el guardia -Levántate y sígueme entonces, los demás pueden retirarse gracias por su tiempo- Comentó Mahidevran sonriéndoles mientras miraba hacia el palacio y volvía seguida de ambos guardias, Ibrahim y su hija

El guardia lucia casi de la misma edad que Mahidevran así que no tendría problemas con que quisiera andar con su hija o si quiera mirarla. Aún debía instruir al guardia por su propia seguridad para aguantar la corte, o si quiera unos días en presencia de gente de alto rango ya que no era costumbre que se acercaran a alguien de mejor posición que ellos y menos acompañarlos a situaciones políticas mayores que ellos

𝑶𝒑𝒐𝒓𝒕𝒖𝒏𝒊𝒅𝒂𝒅𝒆𝒔- 𝑴𝒂𝒉𝒊𝒅𝒆𝒗𝒓𝒂𝒏 𝑺𝒖𝒍𝒕𝒂𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora