Franklin había salido afuera para poder conversar en libertad con sus amigos. Mientras tanto, la hermana de Franklin se dedicaba a conversar conmigo. Contándome cosas que no me interesaban en lo más mínimo.
-Lizly, ¿qué se siente cuando estás enamorada de alguien?
-¿Por qué me preguntas eso tan de repente?- casi se me cae el alma a los pies.
-Es que llevo días sintiendo que no soy yo misma.
-A lo mejor, deberías ir al médico- igual yo hice que se convirtiera en lesbi mentalmente.
-¿Estás segura? ¿No será porque me siento enamorada de alguien?
¿Me está mandando indirectas?
-Pues, cuéntame cómo te sientes. Tal vez pueda ayudarte- no estoy segura de esto.
-Es que cuando... bah, olvídalo.
Entre que estoy entablando una conversación con Franklin muy importante, me interrumpe. Y que ahora, me tenga que contar algo "importante" decide no hacerlo. ¡Me saca de quicio! ¿Qué problema tiene esta chica? Le gusta andar jodiendo a la gente y por supuesto, a mí sobre todo. Estresante, a más no poder.
-Bueno, cuando decidas hablar me lo cuentas- me di la vuelta para marcharme al salón. Cuando de repente, noto algo helado en mi nuca- Ahhhhh!
-Lo siento.
-¿Qué narices me has hecho?
-Se me cayó un trozo de hielo en tu nuca- una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro.
Me di cuenta de que tan solo estaba bromeando. Pero de igual forma, cayó muy bajo atacándome por la espalda.
-¿En serio? No pasa nada- me dirigí disimuladamente al grifo, lo abrí y poniendo mis dedos por donde salía el agua, causó que la mojara sin oportunidad a defenderse de las fresquitas aguas.
-Lo siento, creo que empezó a llover aquí dentro- dije entre risas.
La cocina se llenó de nuestras risas y al cabo de unos segundos, la hermana de Franklin dejó de reir. Me miraba ¿sentimental?
-¿Te pasa algo?- pregunté confundida.
-Es que...- rezo para que esta vez no se calle- ...hacía mucho que no me sentía de esta manera.
-Explícate.
-Olvídalo.
- ...- enarqué una ceja. Porque aun rezando y suplicando en mi interior para que no callara, al final acabó haciéndolo- Voy a salir fuera.
-Y yo...¿puedo acompañarte?
-Tú más bien, ponte a limpiar el suelo- me sentía abatida.
-Vale, pero...¿no vas a ayudarme?
-No.
-Vale- parecía demasiado triste.
-Trae, anda.
Acabamos limpiando las dos el suelo. Ya que lo dejamos reluciente, nos sentimos orgullosas de nosotras mismas.
-Voy a salir afuera para llamar a mi madre- dije señalando la puerta.
-Vale. Yo iré a ver la tele- su sonrisa me hizo recordar, que había dejado de ser feliz por un tiempo. Que todos aquellos sentimientos de felicidad fueron sustituidos por tristeza, lágrimas y la melancolía de los viejos tiempos.
*****
Me disponía a salir por la puerta trasera para llamar a mi madre. Cuando de repente, oigo voces masculinas por el pequeño jardín de la casa. Supuse que eran Franklin y sus amigos.- Siempre me apasionó escuchar una conversación de hombres, por lo que evidentemente, me acerqué a cotillear un poquitín.
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Sonrisas Falsas
De TodoEsta es la historia de una chica llamada Lizly que se muda a vivir a LA por el tema de sus estudios. Su hermana decide ir con ella. Al pasar un hecho relevante, Lizly deja de confiar en su hermana y pierde la confianza en cualquiera.(Se convierte en...