Capítulo 14.

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Franklin había salido afuera para poder conversar en libertad con sus amigos. Mientras tanto, la hermana de Franklin se dedicaba a conversar conmigo. Contándome cosas que no me interesaban en lo más mínimo.

-Lizly, ¿qué se siente cuando estás enamorada de alguien?

-¿Por qué me preguntas eso tan de repente?- casi se me cae el alma a los pies.

-Es que llevo días sintiendo que no soy yo misma.

-A lo mejor, deberías ir al médico- igual yo hice que se convirtiera en lesbi mentalmente.

-¿Estás segura? ¿No será porque me siento enamorada de alguien?

¿Me está mandando indirectas?

-Pues, cuéntame cómo te sientes. Tal vez pueda ayudarte- no estoy segura de esto.

-Es que cuando... bah, olvídalo.

Entre que estoy entablando una conversación con Franklin muy importante, me interrumpe. Y que ahora, me tenga que contar algo "importante" decide no hacerlo. ¡Me saca de quicio! ¿Qué problema tiene esta chica? Le gusta andar jodiendo a la gente y por supuesto, a mí sobre todo. Estresante, a más no poder.

-Bueno, cuando decidas hablar me lo cuentas- me di la vuelta para marcharme al salón. Cuando de repente, noto algo helado en mi nuca- Ahhhhh!

-Lo siento.

-¿Qué narices me has hecho?

-Se me cayó un trozo de hielo en tu nuca- una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro.

Me di cuenta de que tan solo estaba bromeando. Pero de igual forma, cayó muy bajo atacándome por la espalda.

-¿En serio? No pasa nada- me dirigí disimuladamente al grifo, lo abrí y poniendo mis dedos por donde salía el agua, causó que la mojara sin oportunidad a defenderse de las fresquitas aguas.

-Lo siento, creo que empezó a llover aquí dentro- dije entre risas.

La cocina se llenó de nuestras risas y al cabo de unos segundos, la hermana de Franklin dejó de reir. Me miraba ¿sentimental?

-¿Te pasa algo?- pregunté confundida.

-Es que...- rezo para que esta vez no se calle- ...hacía mucho que no me sentía de esta manera.

-Explícate.

-Olvídalo.

- ...- enarqué una ceja. Porque aun rezando y suplicando en mi interior para que no callara, al final acabó haciéndolo- Voy a salir fuera.

-Y yo...¿puedo acompañarte?

-Tú más bien, ponte a limpiar el suelo- me sentía abatida.

-Vale, pero...¿no vas a ayudarme?

-No.

-Vale- parecía demasiado triste.

-Trae, anda.

Acabamos limpiando las dos el suelo. Ya que lo dejamos reluciente, nos sentimos orgullosas de nosotras mismas.

-Voy a salir afuera para llamar a mi madre- dije señalando la puerta.

-Vale. Yo iré a ver la tele- su sonrisa me hizo recordar, que había dejado de ser feliz por un tiempo. Que todos aquellos sentimientos de felicidad fueron sustituidos por tristeza, lágrimas y la melancolía de los viejos tiempos.

*****
Me disponía a salir por la puerta trasera para llamar a mi madre. Cuando de repente, oigo voces masculinas por el pequeño jardín de la casa. Supuse que eran Franklin y sus amigos.- Siempre me apasionó escuchar una conversación de hombres, por lo que evidentemente, me acerqué a cotillear un poquitín.

Sonrisas FalsasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora