Capítulo 25.

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Narra Jason.

El hecho de presenciar un abrazo tan sentimental como este, produce en mí un extraño sentimiento. Uno del cual trajo de vuelta recuerdos escondidos, recuerdos de mi familia.

Sentía cómo mi mejilla iba humedeciéndose poco a poco. Gracias a ello, volví a la realidad. Observé detenidamente cómo me miraba Lizly. Esos ojos suyos marrones que transmitían una sensación que odiaba ver, pena. Rápidamente, pasé mi mano por mi mejilla quitando cualquier lágrima que se había deslizado y así, le devolví mi más sincera sonrisa.

Lizy: -¡Hey! Tengo una gran idea. ¿Por qué no hacemos una hoguera? Yo traeré la comida y vosotros encargaros de poner música y de alegrar el ambiente.

Dani: -Sí, es buena idea. Hay que relajarse un poco después de todo- se intercambiaron miradas entre ellos y con ello, dieron a entender de que esta noche estarían ocupados.

Comencé a caminar para marcharme a algún lugar donde pudiera estar solo, pero Dani se interpuso en mi camino.

Dani: -¡Hey tío! ¿A dónde crees que vas?- me agarró por el cuello juguetonamente.

Jason: -¿Ahora no se puede ni mear en paz?- Al terminar mi frase, explotaron todos a carcajadas excepto Lizly, que me miraba desconcertada.

Reanudé mi marcha y al perderlos de vista, corrí hasta aquella casa abandonada y cerré la puerta de un portazo. La casa se encontraba a oscuras -un perfecto escondite- Puse mi espalda apoyada a la puerta cerrada y me sumergí en mis recuerdos. En los recuerdos que aun ahora, me siguen atormentando. Me agarré el pecho fuertemente. Sentía dolor, mucho dolor -¡Joder! ¿Por qué aún sigue doliendo tanto? Papá, mamá... me duele, me sigue doliendo mucho- Empecé a llorar descontroladamente y mi respiración comenzó a ser agitada -Quería dejar de llorar, quería dejar de recordar pero... me era imposible- Me agarré aún con más fuerza el pecho por el dolor que fuertemente empecé a sentir. Era duro. Como si con cada punzada que sentía me intentara hacer pagar por los errores que yo mismo cometí en un pasado o me intentara recordar cada escena como si fuera de un ayer -¡Joder! Me duele tanto. Tanto que no sé cómo apagarlo.

Me encontraba sentado en el suelo con la espalda apoyada a la puerta. Mi cabeza mirando el techo, mientras que mi mano derecha agarraba mi pecho izquierdo. Todo lo que desprendía en ese momento eran lágrimas. Lágrimas que intentaba desesperadamente que se llevaran mis penas, mi dolor y mis recuerdos.

De repente, oí cómo alguien tocaba a la puerta. Me sobresalté de tal manera que empecé a temblar en mi lugar. Los ruidos estridentes del molino se hicieron presentes, acompañados de los golpes en la puerta. Todo estaba oscuro, y los sonidos cada vez eran más fuertes y retumbaban por completo en toda la casa. Pasados unos minutos, los golpes en la puerta cesaron. Conseguí relajarme e intentaba que mi respiración volviera a la normalidad, a lo que fue misión imposible.

Cuando por fin pensé haberme calmado, escuché los pasos de alguien o algo caminando en mi dirección. Al hacerse visible una silueta en la oscuridad, los recuerdos de mi familia llenaron mi cabeza por completo, dejándome en un estado de shock crítico.

-Jason...- levanté la mirada débilmente, encontrándome con la persona menos inesperada- ¡Oh dios! ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

¿Por qué aparece justamente la persona a la que menos quiero ver en este mismo instante? No quiero que me vea débil. No quiero que me vea destrozado. ¡Joder! Sé que en el fondo, veo una imagen de mi infancia en ella, en Lizly. Yo también intenté suicidarme en su momento y sé perfectamente cómo se sentía. Pero entre ella y yo, hay una gran diferencia. Yo no tengo a mi familia porque yo mismo... acabé con ella.

Sonrisas FalsasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora