𝐀𝐠𝐠𝐢𝐮𝐬𝐭𝐚𝐦𝐢 ᯽ EspañaxItalia

˗ˏˋ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐢𝐞𝐜𝐢𝐨𝐜𝐡𝐨 𝐲 𝐌𝐞𝐝𝐢𝐨 ˎˊ˗

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Reino Italia levantó la cabeza, viéndolo con duda.──¿Por qué crees tanto en mi? Francia, soy un asco de persona. Tú no... Tú eres lindo, inteligente y muy, muy amable. No deberías perder el tiempo en alguien como yo.──le explicó el italiano, o al menos eso intentó.──No, no. No pienses eso, Reino Italia. Creo que todos merecemos segundas oportunidades. Yo también me equivoqué en el pasado, fui cruel y le hice mucho daño a mi gente, pero cambié de parecer y ahora tengo una vida feliz con Reino Unido. Si yo pude, tú igual.──se acercó a él con una ligera sonrisa, intentando transmitirle seguridad.

──No le hagas caso a los que los demás digan. Aquí hay personas que creemos en ti. Y tienes a España de tu lado, no olvides eso.──hizo una pequeña pausa.──Él es un muy buen hombre, Reino. Aunque creo que ya notaste eso.──rió leve. Sabía que España lo estaba cuidando muy bien.──¿Por qué dices todas esas cosas? Es por... ¿Por tus amigos?

Sus amigos. El italiano sintió una fuerte presión en su pecho por el solo recordarlos.──Perdón... Sé que debe ser difícil recordarlos ahora, pero necesito saber qué te pasa...──Reino Italia levantó la cabeza finalmente.──Francia... ¿Sabes lo que se siente vivir cuando todos te quieren muerto? ¿Sin las personas a las que tanto amaste? Estoy perdido, no tengo nada más que hacer.──le dejó ver la profunda tristeza de su alma.──Lo arruiné, Francia... Arruiné mi vida una vez más, y me da lo mismo si el resto me perdona, porque yo no puedo hacerlo.

Francia suspiró algo triste por eso, viéndole bien las heridas que tenía.──No te caíste. Esos no son golpes de una caída. Dime, ¿qué pasó? Puedes confiar en mi.──trató de saber la verdad de los hechos. El italiano rió, negando con su cabeza.──¿Acaso eso importa? Haya pasado eso o no, no significa nada para el resto. Sólo dejemos eso ahí, es irrelevante.──se levantó de su lugar, viendo a Francia al rostro al fin. Él, al contrario del francés, veía en su rostro la bondad de su alma y sobre todo lo precioso que era, su ceño de preocupación.

──¿Tú confias en mí?

──... S-Si, si, obvio.

──¿Podrías darme un abrazo?

Francia se quedó congelado. ¿Por qué de pronto le pedía algo como eso? Se encogió en su lugar, bajando la vista y abrazándose a si mismo. No podía, su cuerpo no lo dejaba. Incluso tembló levemente por eso, y era tal cual la reacción que el italiano imaginaba. No quería lucir como una mala persona o que lo estaba rechazando a pesar de lo que le estaba diciendo, pero simplemente no podía moverse.──No deberías preocuparte tanto por mi. Yo estoy bien, mejor de lo que debería. Debes curar tus heridas, Francia... Lo que te hice.

──R-Reino... No pienses eso, tú no me-

──Si... Yo sí. Y créeme que me arrepentiré siempre de eso.

Afuera estaba surgiendo una conversación bastante diferente a esa. España ya había terminado de hablar con Madrid y ahora se encontraba viendo con ojos de presa al británico, pues este le estaba diciendo cosas que no le agradaban escuchar. No entendía, ¿por qué le estaba diciendo eso? Ya había quedado bastante preocupado desde su charla con Madrid, sentía que lo estaban bombardeando con información.──N-No, Reino Unido... Escucha, entiendo tu desesperación, pero lo que me estás pidiendo es muy arriesgado y sería retroceder en todo el proceso, y-

──No, no entiendes mi desesperación. Así que te pido que me hagas caso, por tu bien, por el de Francia y el de todos.

Reino Unido estaba muy serio, no parecía estar bromeado.──¿Estás enojado conmigo por albergar a Reino Italia en mi casa?──le cuestionó, entristecido de pensar en eso. El británico destensó su ceño y suspiró profundo, le dolía en el pecho ver las orbes cristalinas del español, y no quería ser la razón de su llanto.──No, España... No estoy enojado contigo.──lo tranquilizó, dándole un abrazo de verdadera amistad.──Sabes que te quiero mucho. Y por ese cariño que sé que ambos nos tenemos, quisiera que cumplas tu palabra conmigo. Por favor, España. Te prometo que nada malo pasará luego de eso.