˗ˏˋ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐢𝐞𝐳 ˎˊ˗

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Ambos desayunaron en tranquilidad, el reino italiano se veía más tranquilo de lo usual. España, otra vez y como es ya normal en él, no podía no mirarlo. Pero esta vez no era porque luzca atractivo -aunque estaba hermosísimo-, era más bien por la extraña forma de despertarlo, acariciandole la mejilla, sonriendole amablemente.

──¿Qué soñabas, España?──preguntó el italiano, sonriendo pequeño. España lo miró unos momentos, pensando en qué era lo que había soñado. Hasta que lo recordó. Sus mejillas se tornaron de un tono rojizo, pues claro, estaba soñando con él, y todo se volvió más realista cuando sintió las caricias en su mejilla.──n-nada interesante...──el italiano curvó sus cejas con una sonrisa ladina, mirandolo. España desvió la mirada a la taza de café y bebió un sorbo.

Por unos momentos, reinó el silencio entre ellos. Ninguno decía nada, por momentos se miraban y volvían a desviar la mirada. Luego de un rato, acabaron de comer y guardaron y limpiaron lo ocupado. Alguien tocó el timbre de la casa, así que el español se dirigió a la puerta: era el cartero. Le entregó una carta formal, con una estampa de Francia.

Se acercó a la mesa para así leerla, mientras Italia acababa de limpiar la mesa.──Que extraño, es de Francia.──abrió la carta, no era muy larga:

"Querido España:
Ante todo buenos días, espero que esté todo bien y te hayas levantado de ánimos. Esta carta es solo para recordarte que hoy tenemos la reunión acordada la primer reunión en conjunto con los otros países afectados para así poder charlar sobre cómo van los avances. La reunión será en mi hogar, a las 11:30. Los esperemos.
Saludos cordiales, Francia."

──¡COÑO, LO HABÍA OLVIDADO!──exclamó espantado el bicolor, golpeando su frente con la palma de su mano.──¿Qué pasó, España?──preguntó confundido el otro, arqueando una ceja en señal de duda.──¡L-la reunión! ¡Prepárate rápido!

Italia se miró, estaba vestido y ya arreglado.──España, eres tú el que está en pijama.──respondió el italiano señalando su cuerpo.──Si es que soy idiota. Espérame por favor.──subió rápido las escaleras, yendo a su habitación y poniéndose lo primero que vio: una camisa blanca y un pantalón negro. Arregló sus cabellos, se perfumó y cepilló sus dientes. Bajó lo más rápido que pudo.

Italia, que estaba por sentarse en el sofá, lo miró anonadado.──T-tardaste dos minutos.──España se sorprendió, quizás exageró un poco. Miraron el reloj que colgaba en la pared, en una hora debían estar en Francia. Se mirarón asustados, corriendo al carro que los llevaría hacia el aereopuerto. Se relajaron un poco al estar ahí, sus corazones estaban algo agitados al igual que su respiración, pero lograron calmarse pronto.

El automóvil era algo pequeño, no muy espacioso al menos, así que estaban algo cerca. El italiano comenzó a olfatear algo, un olor agradable, le estaba gustando mucho. Siguió oliendo un poco más, disfrutando de aquel aroma, hasta que se dignó a conocer de donde provenía. Olfateó intentando seguir su camino, hasta que al español.

Un pequeño brillo apareció en sus ojos, al notar que se trataba de su colonia. Sonrió pequeño, oliendo con tranquilidad aquel aroma. España no lo había notado, miraba por la ventana hacia afuera. No fue hasta que sintió algo en su cuello, se sobresaltó leve y bajó la mirada, era la nariz del italiano -quien mantenía sus ojos cerrados y una dulce sonrisa- que había rozado con su cuello.

──R-Reino Italia...──masculló sonrojandose. El nombrado elevó la vista, apoyando su mejilla en el hombro español.──Hueles bien, España... ¿Qué te pusiste?──El español aún se mantenía sonrojado, estaba muy seguro de que eso era un sueño.──E-eh... una colonia... no recuerdo cuál...──se puso a pensar en cuál era la que había agarrado, había sido muy rápido, pero la recordó.

𝐀𝐠𝐠𝐢𝐮𝐬𝐭𝐚𝐦𝐢  ᯽ EspañaxItaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora