˗ˏˋ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐭𝐫𝐞𝐬 ˎˊ˗

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──Cómo... ¿Cómo dices que se llama eso que tengo?

──Síndrome del superhéroe. Se caracteriza por una extrema necesidad de ayudar al resto todo el tiempo, aunque eso incluya sacrificarte a ti mismo.

Francia bajó la cabeza, jugando con sus manos. Jamás había oído algo así, y no le gustaba nada el hecho de que lo diagnosticaran con algo más. Ya tenía suficiente con la depresión y el estrés post-traumático como para lidiar con algo más.──Pero... No entiendo, ¿no es bueno querer ayudar al resto?

──No si eso se superpone con tus necesidades y tu vida, Francia. Piénsalo así, no puedes ayudar a alguien sin recibir ayuda tú primero.

Francia se quedó perplejo ante la idea, acomodándose en el sofá en el que estaba. Nunca había pensado en eso, o al menos no a profundidad. Durante todo ese tiempo evadió sus problemas con la excusa de ayudar al resto, cosa que no le sirvió de nada ya que su situación empeoró y no le dio la atención necesaria hasta que estalló. Pero era demasiado tarde. Todo a su alrededor se destruía, su castillo, la familia que formó, todo.

──Es que... En el pasado no ayudé a los que necesitaban y me fue mal, ¿por qué ahora me está yendo mal también?

──Eran circunstancias diferentes, Francia. Además ahora tienes a alguien que te apoya mucho a pesar de todo. Tienes a tu esposo.

Francia negó, frunciendo el ceño.──No, ya hablamos de eso. Él está en contra de todo lo que hago, y ni siquiera se preocupa por entenderme.

──¿Y acaso tú lo entiendes a él? ¿Acaso te pusiste a pensar en lo que él siente, Francia? ¿Te detuviste a escucharlo alguna vez?

Había pasado una semana desde entonces. Reino Italia yacía recostado en la cama en posición fetal, sollozando mientras Grecia le daba besitos en la espalda en un intento de calmarlo.──¿Vas a seguir sin comer?──cuestionó preocupado de que su amigo no se estuviera levantando de la cama. Intentaba darle ánimos todos los días, pero el hecho de no tener a España lo desesperaba. Trataba de esperanzarlo, pero, nada parecía convencerlo. Y tenía sus razones, por más que le pesara.

Hacía sólo unos días había leído notas de periódicos donde aseguraban que España estaba muerto. Que había desaparecido para no volver. Que la tierra lo había devuelto al lugar de donde salió. Incluso lo logró escuchar en la radio, por lo cual Grecia eliminó los aparatos y no permitió más los periódicos para que no se abrumara con las noticias que podían ser fácilmente falsas... O no, pero no podían saberlo ahora. E Italia no podía pasar por otro proceso de duelo tan cercano a los anteriores. Eso iba a terminar por detonar su psiquis.

──Escucha, tengo que irme a arreglar unos problemas con Atenas. Quédate aquí, ¿si? No tardaré mucho. Sólo serán unas horas.──le dio un besito en el hombro, pidiéndole perdón de alguna manera por tener que dejarlo solo en esas circunstancias.──¿Me prometes que vas a estar bien y no vas a hacer nada que afecte tu salud y existencia?

Reino Italia asintió sin voltear a verlo, sollozando. El griego sólo dejó salir un suspiro exhausto. Amaba a Italia, pero debía admitir que también era agotador cuidar de él. En un inicio se iba a proponer como primera opción para cuidarlo, pero viendo las circunstancias, prefirió que sea alguien más quien lo hiciera. No por el hecho de sacarse un peso de encima, sinó porque consideró que en ese momento Italia necesitaba de alguien desconocido que le pueda abrir los ojos sobre la realidad que lo rodeaba.

Y parece que había funcionado, aunque quizás en cierto exceso. Se levantó de su lado con duda, pero decidiendo al final dejarlo solo en la cama.

──... ¿Vas a volver, no?

𝐀𝐠𝐠𝐢𝐮𝐬𝐭𝐚𝐦𝐢  ᯽ EspañaxItaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora