𝐀𝐠𝐠𝐢𝐮𝐬𝐭𝐚𝐦𝐢 ᯽ EspañaxItalia

˗ˏˋ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐜𝐞 ˎˊ˗

El español estuvo durante días pensando en la hermosa voz del italiano.

Sentía que la escuchaba incluso en sus sueños, había quedado tan fascinado. Fue como si un mundo nuevo se abriera paso frente a él. Escuchar su acento, su idioma, su suave voz y la melodía que esta creaba, había sido lo más hermoso que escuchó en mucho tiempo.

Le encantaría escucharle hablar en su idioma natal más seguido, pero no sucedía mucho. No estaba seguro del por qué de eso, aunque si fuera así tampoco podría entenderle mucho. Aunque le dijera que es un idiota e inútil, si se lo dice en italiano y el italiano, le gustaría probablemente.

De lo que sí está completamente seguro, es que tiene una nueva necesidad, y esa es escuchar al italiano pronunciar su nombre en su idioma. Aunque sea una sola vez.

──España.──la voz del tricolor lo sacó de sus pensamientos. Elevó su rostro, encontrándose con el mayor a unos metros de él, con el teléfono de baquelita entre sus manos, tapando el micrófono con la palma.──Sí, dime.

──Un tal... "Portugal", te está buscando.──le enseñó el teléfono. El español soltó un suspiro prolongado al escuchar ese nombre, levantándose de la silla en la que estaba y acercándose al otro. Tomó el teléfono en sus manos, comenzando a hablar, por lo cual el italiano decidió alejarse para no incomodar en la charla.

Sin embargo, si prestaba atención a esta.

Fingía que acomodaba algunas cosas en la mesa, pero en realidad miraba de reojo al español para prestar suma atención a lo que decía.──Portugal, ya no me llames, de verdad que estás comenzado a fastidiarme mucho.──España miraba la baquelita con ojos tristes, haciendo ruido en el mueble con sus dedos.──N-no, Portugal, ya enserio deja de llamarme.──El italiano notaba las extrañas actitudes del español, la manera en la que mordía su labio inferior y temblaba ligeramente en el agarre del teléfono.

« Te dije que dejes de hablar con ese maldito italiano, en la reunión del otro día noté cómo lo mirabas, ¡Aléjate de él! »

──N-no puedo alejarme de él, es mi inquilino.──murmuró contra el teléfono.──Además, ¡Nosotros ya no somos nada! N-no tienes derecho a decirme con quién estar...──tragó saliva en seco.

« ¡Claro que tengo el derecho, Espanha! Fuiste mi esposo por más de diez años. Me perteneces, y harás lo que yo te diga si no quieres soportar las consecuencias. »

──N-no hay nada que puedas hacerme

« Claro que sí, Espanha. Iré a tu casa mientras duermes, no volverás a ver la luz del sol. Te haré mío una y otra y otra vez. Vas a suplicarme que me detenga, te haré llorar aún más de todo lo que lo hiciste cuando estabamos casados, vas a pedirme pied- »

España cortó la llamada.

Apoyó sus manos en el mueble, mirando al suelo. Su respiración estaba muy agitada, el calor había subido por todo su cuerpo, el sudor resbalaba por su frente. Su cuerpo temblaba inconscientemente, conocía al portugués, sabía que era capaz de todo e incluso más. Le aterraba tanto, volver a ese ciclo de violencia, en el cual el más bajo lo tomaba del cuello y asfixiaba tan constantemente que llegaba a desmayarse.

Las lágrimas no tardaron en caer.

Reino Italia se preocupó mucho al ver al español de esa forma. Sí, estaba real y sumamente preocupado, hasta ahora no lo había visto de esa forma, algo grave le tenía que haber pasado.──¿España? ¿Está todo bien?──No, claro que no estaba bien, lo sabía perfectamente bien.