El fin de semana había llegado y los amigos de Sherwin recién acababan de despedirse para regresar a sus casas después de la pijamada, pero él tenía todavía un regalo más que recibir, una aventura más por venir.
El sol de medio día resplandecía sobre su cabeza, el cielo estaba despejado y hacía un clima perfecto en West Sprout. Sherwin se acomodó mejor su uniforme de chico explorador, que aún le quedaba bien a pesar de haber crecido un poco. Hacía unos veranos que no se lo ponía, pero estaba feliz de haber conocido a Victor y a James en uno de esos campamentos.
Se sentía un poco ridículo en él para ser honesto, nunca fue especialmente bueno después de todo. Era el mejor en treparse a cualquier árbol, pero hasta ahí era donde llegaban sus proezas a la intemperie. Seguía estando convencido que era imposible hacer una fogata frotando dos ramas de madera, aunque la ciencia le dictara lo contrario. Siempre prefirió la asistencia de un par de rocas.
Ayudó a su padre a meter las cosas en la cajuela del carro, alcanzando a ver entre ellas una caña de pescar. Bueno, ahí iban sus esperanzas de no morir de aburrimiento.
En la puerta de la casa su madre esperaba con una sonrisa jovial y vestido amarillo, despidiéndose con un sonoro beso de su esposo, cosa que ambos adolescentes decidieron tratar de ignorar. Nahuel también estaba ahí para despedirse, más por obligación que por voluntad propia pensó Sherwin.
—Regresaremos mañana antes del anochecer querida. —aseguró su padre, antes de encarar al lánguido y alto pelirrojo todavía medio dormido. —Nahuel, eres el hombre de la casa mientras no esté, quiero que cuides bien de todo.
—Siempre dices eso, pero ambos sabemos que mamá está a cargo. —contestó sin intención de ser gracioso, haciendo reír a su padre de todos modos.
La fuerte palmada que le dio en la espalda lo terminó de despertar.
—Muy cierto muchacho, muy cierto... —aceptó orgulloso el hombre, sonriéndole a su esposa que nunca fallaba en lucir hermosa sin esfuerzo alguno. —Mantén todo bajo control y no desobedezcas a tu madre. —reiteró apretando un poco el hombro de Nahuel.
Dejando a Sherwin y Nahuel en la entrada, sus padres entraron a la casa en busca del sombrero de vestir del señor Valentine, quien no salía sin él. "Una verdadera pena salir tan guapo sin él", como había dicho su madre. Ambos adolescentes seguían dudando de la palabra de su madre, negándose a la idea de aceptar que quizás bajo ese bigote extravagante su papá era realmente atractivo.
—Te dolió ¿no es cierto? —Sherwin se burló al quedar a solas con su hermano, viendo cómo este se sobaba la espalda con dificultad.
—Cállate enano. —lo ignoró molesto, entrando a la sala al sentir el sol de medio día quemarlo en sus pijamas.
Era demasiado temprano en un sábado para el vampiro que era Nahuel Valentine. Pero no le duró el descanso mucho tiempo, cuando escuchó a sus padres bajar por las escaleras y salir nuevamente, esta vez con sombrero en mano y algo de labial rojo en el cuello blanco de la camisa de su padre.
"Eww" ambos pensaron al ver eso, volteándose a ver el uno al otro de la manera que sólo hermanos podían hacer.
—Que tengan un buen viaje querido. —se despidió con otro beso su madre, sonando sus tacones en el camino de concreto hasta el carro familiar. —Y diviértete mucho Sherry. Te preparé una sorpresa para el viaje. —dijo ahora a Sherwin, entregándole una bolsa de papel con pequeños sándwiches de mantequilla de maní y jalea.
—Lo haré mamá, gracias. —respondió con una gran sonrisa, recibiendo un beso en su frente del cual sabía que debería limpiarse el labial rojo después.
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𝙰𝚞𝚝𝚑𝚎𝚗𝚝𝚒𝚌 𝙷𝚎𝚊𝚛𝚝𝚜🍂𝙸𝚗 𝚊 𝙷𝚎𝚊𝚛𝚝𝚋𝚎𝚊𝚝
Fanfic❝𝙰 𝚟𝚎𝚌𝚎𝚜 𝚎𝚜 𝚌𝚘𝚖𝚙𝚕𝚒𝚌𝚊𝚍𝚘 𝚜𝚎𝚛 𝚞𝚗 𝚊𝚍𝚘𝚕𝚎𝚜𝚌𝚎𝚗𝚝𝚎 enamorado❞ -𝟷𝟿𝟼𝟸-