En ese momento, y durante unos segundos, lo único que hizo Franco fue quedarse de pie sin saber qué decir ni qué hacer.
El rostro de Sarita se había llenado de emociones, que iban desde el desconcierto hasta la ira, mientras esperaba una explicación. Trató de convencerse a sí misma de que tal vez había oído mal. Sin embargo, los segundos seguían pasando y el silencio persistía. ¿Entonces era cierto? ¿Franco y esa mujer se habían besado?
—Sara...
Sofía no dejó que Franco terminara de hablar y comenzó a acercarse a la mayor de las Elizondo. Aunque trató de parecer arrepentida, Sarita la siguió todo el tiempo con los puños cerrados, resistiendo las ganas de golpearla. Sabía desde el primer segundo que no se podía confiar en esa mujer.
—No te desquites con él, por favor—dijo Sofía lastimeramente—. Si hay alguien a quien deberías culpar, soy yo. Yo fui la autora de todo esto, yo me di al atrevimiento de besar a Franco.
—Sofía, ¿por qué no nos dejas solos a mí ya mi esposa, por favor?—Franco intervino nervioso, señalando la puerta de salida con la mano.
Sarita ladeó la cabeza y entrecerró los ojos. Más que apaciguarla, las palabras de Sofía solo lograron enfadarla aún más.
—No se preocupes, yo sí la culpo. Pero no por el beso como usted cree—puso los brazos en sus caderas y levantó la barbilla en actitud rotatoria. A pesar de ser varios centímetros más bajo que Sofía, no se dejó intimidar por ella—, sino por ser una mujer con tan poco carácter y clase, que desde que llegó a esta región no ha hecho más que perseguir a un hombre casado. Deseando que te devuelva la atención para que puedas sentirte bien contigo misma.
Sofía sonrió con arrogancia. Sara había logrado herir su orgullo. No tardaría en dejar caer su máscara de mosquita muerta.
—Si eso lo que piensas, Sarita. Entonces, ¿por qué pareces tan afectada? ¿O es que acaso temes que tu marido vaya a preferir a la mujer con poco carácter y clase?
—Mire, no sea ridícula—respondió, dándole una sonrisa de superioridad—. No es usted la primera ofrecida que se le acerca, presumiendo de sus atributos y rostro bonito. Pero aun así se casó conmigo. ¿Qué le hace creer que con usted será diferente? Además, si un hombre me cambia por otra, entonces él es el que tiene el problema. Yo no.
—Sofía, creo que es mejor que te vayas ahora, por favor—insistió Franco.
—Estoy de acuerdo—asintió Sara, mirando primero a su marido y luego a la mujer que tenía enfrente—. Será mejor que se vaya porque no eres bienvenida aquí. Y por favor ya no me llames Sarita; para usted soy la señora Sara Reyes-Elizondo—se encogió de hombros—. O si le resulta más sencillo, mejor no vuelva a dirigirse a mí en absoluto.
Sofía tomó su bolso que había dejado en el escritorio de Franco y, sin decir una sola palabra, caminó hacia la puerta. Mientras se alejaba, Sarita notó lo enojada que estaba en sus largas zancadas.
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LOS HEREDEROS〘franco reyes & sara elizondo〙
Fanfiction🐎 𝗜 Franco Reyes y Sara Elizondo disfrutan de sus primeros meses de matrimonio y están más felices que nunca. Todo parece ir muy bien hasta que la inesperada llegada de una nueva familia terrateniente a San Marcos empieza a sembrar dudas en la may...