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Después de haber recibido la invitación para ir de caza avisó a sus padres que saldría otra vez en la tarde y se preparó. Su padre le deseó suerte, le agradaba que fuera porque casi siempre traía consigo aunque sea una liebre o un pato que terminaban preparando para la cena.

Y ahí estaban tomando un descanso en el arroyo tras haber atrapado, con ayuda de Cartman, a un venado. Al inicio festejaron e incluso chocaron las manos por haber cazado al animal, pero ahora discutían por quien de los dos se quedaría con la cabeza.

—Mierda, ya se va a acabar la temporada de caza —musitó Kenny —y no pude cazar un solo venado, que suerte tienen ustedes dos.

—Y la cabeza se verá genial sobre la chimenea —presumió Cartman con seguridad —. Aunque ahora el problema será llevarlo.

— ¿Y por qué tú te vas a quedar con la cabeza? Los dos hicimos el trabajo, no es justo que te quedes con todo el mérito. Sería genial que también tomaras en cuenta mi opinión —señaló Kyle con molestia.

Desde hace varios días les dejó de importar si se tuteaban o no frente a Kenny y Butters. Ya era algo natural que hicieran, y a los rubios poco les importaba. Solo se hablaban con formalidad cuando estaban presentes otras personas, de ahí en más era común que las ofensas y faltas de respeto existieran.

—Porque soy el más poderoso aquí, Kahl —expuso su pobre argumento pero totalmente convencido de que tenía la razón —. Puedes quedarte con el culo si quieres.

—Oh, Eric... Yo pienso que Kyle tiene razón —apuntaba Butters con cierta inocencia —. No hubieses podido cazarlo tú solo ¿Sabes? Lo consiguieron porque los dos...

— ¿Qué dijiste? —Cartman frunció el ceño con molestia deteniendo al rubio.

—Que pienso que Kyle tiene razón porque no hubieses podido cazarlo tú solo, ya que... —repetía Butters con inocencia.

— ¡Yo puedo cazar un puto venado solo! ¡No necesito a este estúpido judío! —recargó su arma —. Puedes quedarte con este venado, Kahl. Es todo tuyo, yo iré por el mío.

Se fue molesto y se adentró solo al bosque en busca de otro venado que cazar. Los dos rubios y el pelirrojo se miraron entre sí confundidos y prefirieron dejar que el castaño fuese a hacer su berrinche él solo. El día de hoy había estado más que irritable de lo normal así que a final de cuentas eso era un respiro.

Optaron por tomar su palabra y apropiarse del venado. Kyle invitó a Kenny y a Butters carne del animal a cambio de que le ayudaran a desollarlo (claramente exceptuando la cabeza) y después llevarlo a su casa. Les tomó un rato hacerlo. Seleccionaron las partes del animal que eran comestibles y pensaron que sería una buena idea hacer una fogata y comer parte de la carne ahí para alivianar el peso.

Kyle fue en busca de ramas para la leña de la fogata, y fue cuando recordó que el castaño aún no había vuelto. Aprovechando que ya iba en el bosque se dio una vuelta buscándolo.

Esperaba que ya no estuviera tan enojado y de ser así ojalá la idea de comer brochetas de venado lo alegraran un poco. Andaba ensimismado en esos pensamientos hasta que una bala pasó cerca de él e impactó contra un árbol. De nuevo sintió como su alma salía del cuerpo ¿Eso habrá sentido el pobre venado? Seguro que sí y peor. Lo tomaría como un castigo y lo aceptaría si tan solo esa bala en especial no perteneciera a cierta persona de carcajadas escandalosas que se aproximaba a un apuntándolo con el arma.

Eternamente orgullosos y prejuiciosos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora