• XVIII •

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Justo como el señor Cartman lo predijo el campo de tiro estaba terminado. Al llegar ya estaban el señor Mccormick y el joven Stotch esperándolos, vinieron a pasar la navidad al pueblito montañés como de costumbre.

Kyle fue el encargado de otra vez guiarlos, ya se sabía el recorrido de memoria. Los llevaba de un lado a otro, mientras a su vez le explicaba los últimos detalles financieros y de la estructura al señor Cartman, quien se hallaba más que contento con los resultados.

El castaño les dio permiso al par de rubios a que fueran a divertirse y a estrenar los campos de tiro y de paso también les entregó la llave de la cabaña que usarían para hospedarse durante esos días. Poco después comenzaron a llegar los futuros empleados: desde la intendencia hasta la gerencia. El judío por lo mismo se quedó a su lado para apoyarle como su asistente por el momento, anotando toda la información posible y auxiliando sobre todo con el trato de los empleados cuando él se desesperaba.

No es como que a Kyle y a Cartman les gustara pasar de esa forma su tan ansiada reunión, pero a final de cuentas tenían que primero atender sus obligaciones.

Para el medio día terminaron con el papeleo y entonces fueron a alcanzar a los otros dos rubios.

— ¡Impresionante, Kenny! —exclamaba Butters emocionado al ver que su amante dio en el blanco.

—Años de práctica, Leo —sonreía Kenny alegre pellizcando una mejilla del rubio —. Gordo ¿Y cuándo se podrá hacer la caza recreativa?

—Hasta junio, por los permisos legales y esas cosas. Últimamente hay muchos pacifistas quejumbrosos que pelean para que la caza sea más regulada —explicaba apuntando a la diana —. Me rompen las bolas.

—Bueno, es importante conservar la fauna local —comentó Butters con una pequeña sonrisa.

—Por eso deberían enfocarse en mejorar criaderos, zoológicos y reservas —pensaba Kyle disparando y fallando por una nada — ¡Carajo!

—Reservas...

Musitó Cartman pensativo y con una sonrisa maliciosa cambió su objetivo como de costumbre al pelirrojo que estaba tranquilamente recargando su arma y que al mismo tiempo conversaba con Butters.

Ese último comentario del judío "las reservas naturales", era un término relativamente nuevo y poco escuchado. Eric comenzó a idear al respecto. Tal vez si buscaba alguna fisura legal podría aprovecharse y facilitar su negocio. Por supuesto, solo era cosa de investigar más sobre el tema. Podría abrir ahí mismo una pequeña reserva natural y enfocarse a la "conservación de la fauna y flora local", convertirlo en un negocio lucrativo teniendo a su disposición a esas especies tan codiciadas. Solo usarían para la caza recreativa a aquellos animales que no estuvieran en etapa reproductiva a su vez que apoyaba a las crías de estos los cuales al crecer al final tendrían el mismo destino. Monopolizaría la caza en esa región. Exigiría apoyo del estado para mantener la reserva como también donaciones de la gente, volviéndolo lucrativo a las espaldas de estos. 

A los ricachones les fascinaba ese tipo de actividades por alguna extraña razón y conocía a más de uno que "donaba" a la caridad con el fin de evadir impuestos, si conseguía una caza recreativa más regular que la estipulada por el gobierno le caería una lluvia de billetes verdes, verdes como los ojos esmeraldas del pelirrojo que concentrados volvía a apuntar hacia la diana sin notar que Cartman sonreía teniéndolo como próximo objetivo. Disparó cerca de él, al suelo concretamente. Se ahogó en carcajadas al apreciar la típica expresión de susto del judío, mezclado con la emoción de haber creado tan jugosa idea en su cabeza. 

Aún tenía la esperanza de que un día de estos Kyle se cagase del susto. Pero tuvo que alejarse de ahí rápidamente cuando vio al pelirrojo acercarse con una mirada amenazante. Kyle no tardó mucho en acercarse y quejarse por las imprudentes "bromas" del castaño y aún si se mostraba intimidante claro que Cartman no se dejó doblegar, defendiéndose entre burlas; y como si fueran unos niños cayeron en el mismo vicio de siempre: empujones y golpes.

Eternamente orgullosos y prejuiciosos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora