39. Basilisco que consume

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—Deja de esperarlos... quizá no pueden venir. Tampoco los culparía.

—Ellos vendrán, hay que tener un poco de confianza en algo que sí es real para variar.

Jihyo sopla entre sus manos para darse un poco de calor; el cabello corto solo le da más frío y su ropa, aunque densa, no es suficiente. Mira a las demás, que desanimadas y desesperanzadas como están solo siguen haciendo lo mismo de siempre: ver a un punto muerto y vivir en las memorias agradables del pasado. Es deprimente.

Ni siquiera cuando les dijo que vendrían a ayudarlas, que vio a Jin y Jungkook, se emocionaron. Piensan que está loca por tener fe en que habrá algo mejor que morir aquí dentro. Momo se sobre salta y aprieta los labios con los ojos cerrados, escuchando como los golpes en las puertas suenan. Metal contra metal, uno, dos, tres...

—No llegues a seis, no llegues a seis, no-

Sucede el sexto y luego un séptimo. Respira aliviada por un instante hasta que abren la puerta. Chilla por accidente y se cubre la boca.

—Tú, la japonesa, ven—Momo finge no saber que hablan con ella. A San y Mina no les dicen así. Solo a ella—. No tengo todo el día. Ven acá.

—Yo puedo ir por ella. Está cansada. —ofrece Nayeon levantándose a prisa.

—La, japonesa—Repite y Nayeon se muerde el labio inferior—. Ven, ahora—Repite y Momo niega con la cabeza—. Pensé que estarías cansada de-

El sonido de una explosión distrae la conversación. Una a una, cada vez más fuertes y casi cercanas. Se ven entre ellas y Jihyo, entusiasmada, teniendo una enorme descarga de adrenalina en el cuerpo, toma la pistola de quien siempre viene a sacarlas de aquí para usarlas.

Le dispara en el cuello y una sonrisa enorme le surge en el rostro. Sea o no lo que quiere pensar, al menos estará feliz viéndolo desangrarse por la herida en el cuello.

~ * * * ~

—Apunta más a la derecha ahora... ¡Listo!

Taehyung dispara la granada que impacta directamente a uno de los muros y logra derrumbar parte de la pared. A pesar de ser un banco, se nota que el tiempo ha deteriorado mucho la edificación. Namjoon se pone de pie y con una mano en la cintura examina la respuesta. Toma el comunicador.

—Jungkook ¿Cuánto te falta?

— ¿Veinte minutos? Quizás quince.

—Apúrate. —Se limita a decir.

— ¿Entramos? —pregunta Jin y Namjoon asiente.

En medio de la confusión y sin lograr encontrar ninguno de los culpables de las explosiones, cuando empieza la balacera a los despistados ocupantes del asentamiento, pocos son los que eluden los disparos o tan siquiera son capaces de no obtener los tiros en zonas letales. Junto a ello, una lluvia de flechas que van a parar por doquier.

Yoongi toma otra flecha al igual que los veinte que van con él y dispara sin dar tiempo a que nadie salga del lugar. Namjoon carga el arma y haciendo señales a Jin, lo hace arrancar el auto. Atropella la maya que cerca el lugar, consiguiendo así que puedan pasar sin tener ningún problema. Namjoon ya no recuerda el número que son actualmente. Tampoco le interesa. Luego se preocuparía por eso.

Le interesa seguir en lo que hace, disparando a todo el que ve y sabe que no es de los suyos. Dejando un largo camino de cadáveres a sus espaldas. Si bien hay una respuesta agresiva, es poco útil o efectiva de parte del enemigo. Están desorganizados, todos estaban haciendo otras cosas en lugar de preocuparse porque los atacarían. Namjoon recarga por quinta vez, teniendo a Jin atrás vigilándolo.

Sempiternal: Contaminated || BOOK 3#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora