34. Vergüenza

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— ¿Dónde está Jungkook?

—Salió. Solo. Sin decirle a absolutamente a nadie. —responde Yoongi, tenso y Namjoon se lleva una mano a la cabeza ¿Cuándo Jungkook dejará de ser un dolor de cabeza? Solo tiene que quedarse aquí por unos días.

Y aparentemente, eso es demasiado pedir. Mueve la mandíbula, disgustado y tenso. Apenas se recuperó de los golpes anteriores. Maldito necio.

~ * * * ~

Mastica los dulces que encontró. Es molesto que algunos empiecen a caducar, pero ¿Cómo no va a ser así? Ya han pasado tres años. Mucha de la comida empieza a perecer. Es la parte buena de que Namjoon esté poniendo tanto esmero en plantar vegetales y criar animales para comer. Es cruel, no le gustaría participar en eso, pero no hay muchas más opciones.

De aire no van a vivir.

Jungkook se sacude la ropa y se pone la mochila al hombro. Tuvo que caminar muchísimo para llegar a una zona sin marcar y que tuviese algo aparte de escombros. Decidió venir solo por una vez. Es más exploración que recolección. Solo y lejos se pregunta miles de cosas. Aprovechando que no hay nadie que lo interrumpa o siquiera trate de contradecirlo. Cómo si leyera sus pensamientos.

Se cuestiona si realmente los demás se toman en serio el que las chicas de Twice estén atrapadas, encarceladas y abusadas en un grupo de miserables. Tal vez solo actuaron para que no les dijera nada. Para evitar una discusión. Y las piensan dejar a su suerte. Todos son muy cobardes ¿Por qué no sería una posibilidad? E incluso si las tuvieran en mente para salvarlas...

—Quieren hacer algo por ellas, pero no hicieron nada por salvar a Jimin allá. Imbéciles. — dice en voz baja, caminando por la calle con la mochila a medio llenar. No toma demasiado. Está decidido a solo caminar y antes que tomar una pequeñez, volver con más gente para llevar a casa un cargamento completo.

En medio del camino de regreso, tiene la sensación de ser observado y por ello, cambia de ruta y cuando se intensifica la sensación, echa a correr. Incluso con las botas, es capaz de ir muy, muy rápido. Es la costumbre a este punto. Ya no le pesan casi nada. Son parte de sus piernas simplemente. Su camino se corta abruptamente por un auto estacionado a mitad de la vía. Con dos personas con rifles esperándolo. Pensó en ir de regreso y desviarse aún más, pero a sus espaldas también hay un grupo de gente. Siendo quienes lo persiguieron. Su única alternativa se vuelve pasar por un edificio en pie.

Con el problema de que, al abrir la puerta, un grupo de Yagtalja sale y lo obliga a ir al sol de la vía. Respira agitado, con el cabello pegado a la cara y la trenza medio desecha en el hombro. Mira alrededor. No sé le ocurre nada y maldice entre dientes por ello.

— ¡Nos encontramos de nuevo niño lindo! —Jungkook golpea la mejilla con la lengua y se echa el pelo para atrás con la diestra—. Ya estaba extrañando verte.

—No puedo decir lo mismo con tu cara de mierda.

— Alguien está de mal humor—Hay risas de parte de todos ahí. El hombre se acerca a Jungkook—. Wow, cada vez que te veo, tienes las piernas más grandes. —Jungkook se aparta, solo sintió el roce de la mano enorme apunto de apretar su muslo.

Retrocede un par de pasos, por precaución.

—Sabes, te hemos estado buscando—anuncia él—, pero te has estado escondiendo de nosotros ¿Cierto?

—Evito pasar por su territorio tal como pidieron. —dice entre dientes. El hombre se ríe, aplaudiendo

—Eres alguien obediente—celebra—. Iré directo al punto: nuestro jefe quiere que te unas a nosotros. No tengo la más puta idea de quién fue antes, pero lo cierto es que te conoce—comunica y Jungkook frunce las cejas ¿Quién podría ser? Nadie muy cercano. No sé imagina a nadie de sus amigos, gente de confianza o familiares creando un grupo como este—. Jungkook de BTS. Golden Maknae.

Sempiternal: Contaminated || BOOK 3#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora