Capítulo 7

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Oker miraba a Milo y Milo le miraba a él, y sintió un profundo sentimiento de vergüenza, de rabia y de impotencia que tuvo que tragarse para esbozar una leve sonrisa.

Milo era un antiguo compañero de la escuela, lo recordaba levemente porque no era de su círculo más cercano, pero siempre le saludaba y miraba con admiración.

Hacía tanto tiempo que nadie le miraba como lo estaba haciendo Milo en esos momentos, con respeto.

—¡Cuánto tiempo! —dijo Milo de verdad emocionado, cuando lo vio aproximarse para darle un abrazo, Oker no supo bien qué hacer, y el omega se dio cuenta y tan solo se quedó a su lado. Echó la mirada hacia abajo y miró a su cachorro. —¿Es tu hijo?

—Me llamo Kyle, señor, mucho gusto. —Los ojos de Milo se abrieron brillantes ante los buenos modales del cachorrito que había extendido su mano hacia delante y extendió también su mano para dársela al pequeño alfa.

—Encantado, Kyle, yo soy Milo, un antiguo amigo de tu padre.

Oker solo apretó la otra manita de Kyle, muy orgullo de él. No solían conocer a nadie nunca, pero Oker le había enseñado a saludar y su hijo lo había hecho excelentemente bien.

Cuando alzó los ojos, fueron directos hacia el alfa que le había contratado y en ese momento cayó en la cuenta de que la única persona que había allí, mientras él había entrado en barrena, había sido ese alfa. Así que su nombre era ¿Ivory?

Le estaba mirando, estaba mirando al niño y por primera vez le vio complacido. No supo qué sentir.

Pero toda la situación era muy incómoda, 2 alfas, 1 omega y 1 beta le estaban mirando, notaba su ropa pegajosa en las piernas. Pero la otra opción, que era haberse quitado todo de cintura para abajo no era viable.

Al parecer, Milo se dio cuenta.

—Yo he traído algo de ropa limpia. —Le extendió una bolsa a Oker, y este sintió que iba a llorar de nuevo. Estaba agotado de su emocionalidad.

Inconscientemente, miró a Ivory, su alfa, quería decir, el alfa que le había contratado. Odió ese gesto, pero seguía siendo su empleador, era su casa, y eran sus invitados.

Este asintió levemente Oker le agradeció a Milo, y se dio la vuelta hacia la habitación en la que había estado para cambiarse, llevándose a Kyle.

—Déjalo, aséate y cámbiate —ordenó Ivory, completamente autoritario. Oker solo dejaba a Kyke con Lea, única y exclusivamente, y en ese día había estado con más personas que en el resto de su vida.

Oker asintió, soltó a su hijo, no sin antes inclinarse y besarle la cabecita, y susurrarle que se portara bien y que volvería en seguida.

El niño asintió, y lo que vio le dejó atónito, Kyle fue inmediatamente con Ivory, agarrando su mano, y viéndose contento y tranquilo.

El alfa también se dio cuenta del gesto. Pero curiosamente, no se le veía molesto.

La imagen de su hijo junto a un alfa, esa imagen tan común para otros, para Oker había sido un sueño muy lejano. Imposible.

En ese momento decidió que tenía que buscar otro trabajo, tanto Kyle como él tenían que salir de esa casa.

Tras la puerta del baño suspiró cansado, en la bolsa había un cambio completo de ropa, una ropa de una calidad que hacía años no tocaba. Entró a la ducha, dándose cuenta de que no iba a poder acabar con el problema de otro modo.

Ya había lavado ese baño en los días anteriores, pero usarlo se sentía muy diferente. Miró la bañera con nostalgia, pero eso estaba fuera de lugar. Tomó una ducha rápida, hizo lo mejor que pudo para eliminar los restos de sus fluidos, aprovechó para lavar su ropa, y dejarla secar. Con suerte, podría cambiarse al finalizar su jornada.

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