Capítulo 24

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Hacía tiempo que Oker no se había sentido así de bien en ningún sitio, exceptuando en la casa en la que vivía con su amiga Lea.

E incluso allí, era consciente de los vecinos, de las limitaciones que tenía una vez salía de aquel piso.

En la asociación de Buddy se sintió libre, ni siquiera era un estado en el que antes de su desgracia hubiera llegado a estar. No, porque no conocía la diferencia.

Allí no había normas para omegas, tampoco para betas y para alfas.

Milo se hizo amigo rápidamente de un alfa enorme, un alfa que tenía como pareja otro alfa igual de enorme que él. Era hipnótico, ni siquiera sabía que algo así podía ser posible.

Pero se hizo el firme propósito de no juzgar a nadie, sabía perfectamente lo que se sentía al ser juzgado. Y él no lo haría.

Y luego estaba Kyle, Oker lo había visto jugar con los hijos de Lea, por supuesto, pero aquello era diferente, el edificio era grande, el patio central una zona de juegos donde pudo ver a su hijo relacionarse con todos.

Él le buscaba, y siempre le encontraba mirándolo, le sonreía y el niño seguía jugando tranquilamente.

Oker nunca le había podido dar eso, ser un niño "normal", lo había encerrado en su misma prisión, pero reconocía que no tuvo más remedio que hacerlo.

Aquel lugar era un refugio, y se alegro de estar allí.

Milo se le acercó con una sonrisa en los labios. Pero esta se le cambió cuando Buddy los interceptó.

—¿Qué os parece? —dijo el omega libre, algo que a Oker aún le costaba entender. Pero si hubiera tenido que ponerle etiqueta, sin duda hubiera sido esa "libre".

—¿Cómo has organizado algo así? —preguntó realmente sorprendido.

—Oh, no, estoy no lo cree yo, lo hicieron Chase, el director de la escuela, y su difunto marido —comentó Buddy.

Y entonces Oker entendió porque aquel omega los había aceptado en la escuela, y se ganó 100 puntos más para él.

—No solo los omegas están señalados en nuestra estúpida sociedad, ellos dos jamás podrán casarse, ni tan siquiera verse en público de la mano. —Buddy señaló a los dos alfas con los que había estado hablando Milo— Somos una asociación para todos, pero especialmente para aquellos a los que la sociedad les ha dado la espalda.

—¿No hay omegas enlazados? —preguntó Milo, lo que hizo que Buddy redoblara la atención en él.

—Claro que sí, estás tú, preciosura.

Oker no pudo evitar emitir una risita, jamás había visto a un omega coquetear con otro omega, y al parecer no era el único porque Milo enrojeció furiosamente.

—Tenemos varios servicios, una abogada viene los jueves, pero hay clase de apoyo para los niños, y talleres para los padres. Si necesitas acompañamiento para algunas gestiones tenemos betas y alfas que te pueden ayudar, y si te encuentras en una situación comprometida, tenemos un par de apartamentos donde puedes quedarte el tiempo que necesites.

Oker no podía creer que todo aquello fuera posible.

—Pero todo esto debe ser muy caro de mantener —dijo Oker.

—Gran parte la costea Chase, su alfa era riquísimo —dijo a modo de confidencia—. Pero también recibimos algunas donaciones y el trabajo es voluntario. Todos tratamos de aportar, con lo que sea.

—¿Cómo puedo contribuir?— preguntó rápidamente Oker.

—¿Qué se te da bien? —respondió Buddy.

Oker se quedó en blanco, no tenía ningún talento, en la escuela solo "existía", era bueno en sus estudios, por supuesto, pero ahora no le encontraba utilidad a nada de lo que le habían enseñado.

—Puedo limpiar —reconoció abiertamente.

—Oker era excelente en la escuela en clases de protocolo, era impresionante como sabía manejar las situaciones, y los idiomas también eran su fuerte.

Oker miró a Milo, no esperaba que él se acordara de nada de aquello, además hacía años de eso.

—Hay omegas que no han podido ir a escuelas de omegas, que han nacido en familias sin recursos o fruto de abusos. —El tono de Buddy, siempre ligero, cambió— Puedes ayudarlos a conocer ese otro lado, la máscara que un omega debe tener en la sociedad, camuflarse a veces es nuestra mejor solución.

Oker abrió mucho los ojos y asintió rápidamente. Él nació en una cuna de plata, de la que luego fue expulsado a patadas, pero sabía perfectamente a lo que Buddy se refería, él podía hacerlo.

—¿Y tú, bonito? —se volvió a Milo, observándole— Tú tienes cara de tener una paciencia infinita, tengo un grupo perfecto para ti.

Milo miró a Oker, pero Buddy ya se lo estaba llevando.

Quizás su amigo se pensara si volver la próxima vez.

Esa noche, cuando Oker y Kyle llegaron a casa, ambos estaban agotados, pero tan contentos como hacía tiempo no lo estaban.

Kyle había hecho amigos rápidamente, su cachorro tenía talento natural para hacerse rápido con la gente.

Besó su cabecita cuando lo acostó en la cama, tuvo que cambiarle la ropa dormido y no consiguió que comiera nada.

Pero Oker estaba demasiado emocionado para conseguir dormirse.

Iban a ir todos los jueves, al menos de momento, ya le habían asignado un taller que impartiría sobre protocolo. Jamás pensó que eso le serviría, había enterrado tan profundo su pasado que retomarlo le resultaba extraño. Pero si servía para ayudar a otros, lo haría.

Para su sorpresa, Milo también quería volver, en el coche de vuelta, quiso preguntarle por Buddy pero si su amigo no quería hablar de ello y se veía contento, él no lo mencionaría.

Era tarde cuando consiguió dormirse, pero a la mañana siguiente no le costó levantarse, aún estaba emocionado por todo lo que había conocido la tarde antes.

Tenía las llaves que el alfa le había dado, pero Oker solo las usaba cuando él no estaba.

La puerta del domicilio se abrió, y el alfa le miró fijamente.

Por un momento Oker se quedó intimidado, ¿qué miraba?

Entonces, la mano del alfa llegó hasta su cabello, y se acordó que la tarde anterior un omega se lo había cortado en un moderno corte.

Le gustó mucho verse de ese modo, y al parecer al alfa también le gustó.

Voy súper pegada de tiempo con esta historia, me gusta ir con bastantes capítulos de reserva pero me los he comido casi todos

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Voy súper pegada de tiempo con esta historia, me gusta ir con bastantes capítulos de reserva pero me los he comido casi todos.

Paciencia, y mandadme ánimos, que esta semana tengo que escribir mucho, mucho.

¡Feliz lunes!

Besos

Sara

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