Capítulo 17

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Zec estaba mirando atónito la escena que se estaba dando en la cocina, había entrado a toda prisa sintiendo que su amigo iba a estallar.

Nunca había visto a un omega revelarse contra un alfa, ni atacarle con sus feromonas. Porque supuso que eso era lo que Ivory estaba sintiendo.

Algo en Zec no funcionaba correctamente, había mentido cuando dijo que aquel omega olía a omega usado, casi no sentía los olores de los omegas, no le provocaban nada, absolutamente nada con sus feromonas.

Solo un leve picor la vez que entró en esa misma casa cuando el omega había entrado en celo, solo Petra se había dado cuenta, si no había entendido completamente lo que a Zec le ocurría, ese día la beta lo comprendió completamente; y él intentó explicarse, mantener su secreto en silencio.

Ningún alfa hubiera podido resistirse a algo así. Ningún alfa normal.

Había aprendido a simular lo que los demás sentían, pero finalmente era más fácil saberlo por la respuesta de los demás que por la suya propia.

Porque Zec sí entendía de energías, sobre todo de energías dominantes.

A su mente volvió Petra, había conocido un mundo con ella, un mundo que se le había cerrado en la cara cuando sus padres le pusieron por delante el matrimonio concertado con los padres de Milo.

Miró a su omega, ¿lo sabría? ¿Sabría que era un alfa defectuoso? Tenía que haberse dado cuenta, quizás era algo que tenía que haber hablado con él. Darle la opción de encontrar un alfa mejor.

Pero nunca había sentido por Milo lo que había sentido por Petra. La beta era tan fuerte, tan segura y tan dominante que Zec por primera vez supo qué era lo que realmente le gustaba.

Ella le había dejado.

Por supuesto que alguien como Petra no iba a aceptar ser la "otra", escaparse para verse.

Cuando Ivory le había preguntado si estaba engañando a Milo casi se rio, ¿con quién iba a engañarlo? Un alfa que solo se excitaba cuando era dominado y usado al antojo de una beta.

Miró a Milo, él no se merecía eso, pero no era algo que pudiera cambiar, ni siquiera algo que pudiera controlar.

Y allí estaba su amigo, el anti-omegas, acariciando la mejilla de uno que le había amenazado.

Zec notó un nudo en su estómago, ¿eso era posible?

Miró a Milo y él lo estaba mirando de vuelta.

—Vámonos a casa, Milo —le dijo, porque hacía tiempo que ellos estaban sobrando en esa situación.


Ω



Milo se despidió del cachorrito, no llegaba a entender bien qué habían estado hablando, pero algo sí tenía claro.

Algo fuerte pasaba entre Ivory y Oker, posiblemente algo que ni siquiera eran capaces de entender. Pero Milo lo entendía perfectamente.

Ivory podía ser un alfa duro y seco, pero los había acogido como si fueran suyos, era tan evidente que casi era ridículo. Pero sobre todo le dolía. Era mezquino, solo tendría que alegrarse por Oker, no le había contado lo que le había ocurrido, pero estaba claro que había sido repudiado por su familia, que Kyle era el motivo y que Oker exudaba dolor entorno a esos recuerdos.

E Ivory había dado con ellos del modo más absurdo posible, podía decir lo que quisiera, pero aunque él no hubiera tenido nunca algo así, lo reconocía.

Pertenencia, atracción, familia.

Miró a su alfa, él no le ofreció nunca algo así, y dudaba que pudiera llegar a tenerlo.

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