Capítulo 37

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Oker tenía delante a su padre omega, habían pasado casi 6 años de la última vez que lo vio y el hombre que estaba delante de él le parecía un completo desconocido.

Lo recordaba llorando contra le pecho de su alfa cuando él les suplicó que le perdonaran.

Un hilo de rabia subió por su garganta, ese hombre le había rechazado por ser abusado, por ser drogado y preñado. Ese hombre no era su padre, porque un padre no haría eso nunca, darle la espalda a un hijo herido.

Él jamás haría algo como eso a Kyle, nunca.

Ivory no había querido dejarle cuando aparecieron ante él. Oker no lo podía creer, era la última persona a la que esperaba ver allí, y si no hubiera sido por lo brazos de Ivory rodeándole y dándole consuelo, se hubiera desecho.

Pero su padre le había pedido, casi podía decir que rogado, que hablaran a solas. Ivory era una imagen demasiado amenazadora en esos momentos para cualquier omega.

Así que allí estaban en una sala de la asociación cara a cara.

—Por fin te encuentro —dijo su padre, había heredado sus finos rasgos, su pelo rubio y el azul de sus ojos, pero ya no podía sentirse honrado por ello.

Su padre omega nunca había sido excesivamente cariñoso, todo lo guardaba para su alfa, y durante mucho tiempo, Oker entendió que las cosas debían ser así. El alfa siempre iba primero, incluso que los cachorros.

Ya no lo creía, por lo que sus palabras no calaron en él.

—No voy a abandonar este lugar.

Su labio temblaba, lo habían tirado a la calle del mismo modo que lo hizo Macon, como si no valiera nada. Había encontrado ese lugar, había encontrado a Ivory, una vida, no podían obligarle a irse, ya no podían, ¿verdad?

—No, no he venido para eso. —Los ojos azules de su padre se volvieron levemente líquidos— Te he buscado durante años, nunca debimos darte la espalda.

Eso sí que no lo esperaba Oker, no porque no lo hubiera deseado. Durante su embarazo esperó que sus padres aparecieran, que lo rescataran, esperó y esperó y nunca aparecieron. Cuando Kyle nació supo que nunca volverían, que él estaba solo y que debía olvidarlos y se cerró a su anterior vida.

Ahora su vida era esta y ellos no tenían derecho a volver. No lo tenían.

—Me hirieron, me destrozaron y vosotros en vez de ayudarme me apartasteis de vuestras vidas como si nunca hubiera existido.

Poner eso en palabras eran años de dolor donde pensó que él lo merecía, ahora sabía que no era así, pero el dolor no se iba.

Su padre asintió y trató de acercarse, pero Oker dio un paso hacia atrás apartándose.

No, no tenía derecho a abrazarle.

—No fui lo suficientemente fuerte para enfrentarme a tu padre, a mi alfa, aunque supiera que estaba equivocado —se justificó su padre— tardé meses en reunir el valor para comenzar a buscarte, pero no pude encontrarte.

—No lo hiciste muy bien.

Oker vio aquella mirada dura que su padre usaba para reprenderle cuando sus modales no eran los más exquisitos para un alfa, pero él también sabía ponerla y no iba a ceder.

—El viejo Odie me dio la pista cuando yo ya me había rendido, pensé que habías muerto.

—Casi muero desangrado al traer a mi cachorro al mundo.

Eso se hubiera podido evitar teniendo asistencia médica, sus padres podrían haberla pagado aunque él no fuera a un hospital, tenían recursos suficientes para comprar cualquier cosa. Incluso a personas que hubieran atendido a un omega usado por una buena cifra.

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