Capítulo 45

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A Oker le costó levantarse solo de la silla de su despacho, su vientre estaba enorme y aún no había llegado siquiera al octavo mes, ese cachorro iba a ser enorme.

La cabeza de Milo apareció por la puerta como si tuviera un radar cuando su amigo, y ahora también su jefe, estaba en problemas.

Le tendió una mano y Oker se lo agradeció profundamente.

—El taxi ya está aquí —le informó.

—Perfecto, ¿ha llamado Ivory?

Milo asintió: —Su avión aterrizó hace media hora, Zec ha ido a por él.

Oker sonrió, su alfa había volado a otra ciudad como su representante, él no podía hacerlo ya en su estado.

Lea apareció vestida con un bonito traje azul.

—¿Nos vamos?

—Sí, sí, ya voy, os querría ver moveros con este barrigón que tengo. —Las hormonas del embarazo le ponían de un humor horrible a veces.

Milo y Lea se miraron y rodaron los ojos.

Eran sus mejores amigos, pero comenzaba a tenerlos harto.

Sus trabajadores, en su mayoría omegas, se levantaron para despedirle y Oker sonrió contento, el olor era potente, pero no podía estar más que contento con ellos.

Dos meses después de su enlace, su padre omega apareció con una propuesta que Oker hubiera rechazado si Ivory no le hubiera pedido que la escuchara.

—Sé que no quieres tener nada que ver conmigo y con tu padre —dijo Selle Montgomery— pero eres un Montgomery y tienes derecho a parte de nuestra fortuna.

Iba a decir que no la quería, pero Ivory le acarició la mano, aunque el gesto hacia su padre fuera tan hosco como el suyo propio.

—Hay una filial que puede ser tuya si quieres, cuentas propias, dirección propia, toda tuya.

—¿Y qué quieres tú a cambio? —preguntó Oker, había aprendido a las malas.

—Me gustaría poder verte más, y a tu hijo, pero no es obligatorio —dijo el omega— pero esto no te obliga a que sea así, es tuyo, sin mí, sin tu padre.

A Oker, a veces, el corazón le dolía. Él había querido a su padre, y sabía, que a pesar del dolor, ese sentimiento aún residía en él, cada vez que le rechazaba también se hacía daño a sí mismo.

Aún no, se decía, aún no estaba preparado para aceptarlo, ya no hablaba de perdonarlo, sencillamente de poder volver a tenerlo en su vida.

—Me lo pensaré.

Su padre omega asintió, su alfa seguía en la cárcel, a pesar de lo que le había dicho a Macon, su condena no había sido tan pequeña como había esperado.

Sabía que Selle estaba sufriendo, no podía ni imaginar cómo se sentiría si Ivory estuviera preso y alejado de él tanto tiempo.

Ambos pusieron la propuesta Montgomery sobre la mesa. Oker aún no había encontrado trabajo, ahora como omega enlazado todo hubiera resultado más sencillo, pero la realidad era que pocos omegas enlazados trabajaban.

Pocos omegas trabajaban, punto, y los que lo hacían eran en puestos anecdóticos.

Pero si algo sí debía reconocerle a su padre era que él como omega era el primero en dirigir una empresa tan grande y potente.

—Podría cambiar algunas cosas —dijo Oker en voz alta.

Ivory le acarició la mano, su alfa ya había pensado en eso cuando le dijo que se lo pensara.

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