12. Chilling 101

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Sonrió al sentir los labios de Natasha besar su mejilla repetidas veces, la mano de ella estaba en su muslo y complicaba mucho el hecho de estar manejando en la carretera a oscuras, al menos así se mantenía despierta.

– Ya falta poco para que lleguemos, al menos déjame conducir lo que queda – Emitió la maestra en un susurro mientras peinaba su cabello con sus dedos

– No – Respondió firme – Yo te invité a venir a la ciudad conmigo, yo te recogí de casa, yo conduzco

– Pero estás cansada – Suspiró acariciando su pierna con cariño – Hoy has estado trabajando desde temprano en la escuela, siquiera déjame conducir al hotel mientras duermes un rato para que no te estés durmiendo en la cena – Besó su mejilla de nuevo en repetidas ocasiones – Por favor

– Ya te dije que no – La vio de reojo – Ahora siéntate bien y con las manos quietas que solo me haces querer parar el auto al lado de la carretera y no te invité a pasar el fin de semana en medio de la nada

– Eres muy mandona ¿Sabías? – Besó su mejilla una última vez y se cruzó de brazos viendo al frente

– Así te gusto – Se encogió de hombros diciendo lo obvio para ella

– Así me gustas – Confirmó en un suspiro

Wanda sonrió tomando la mano de Natasha y besándola – Ya casi llegamos, belleza y así podrás seguir diciéndome todo lo que te gusta de mí

La maestra rio apretando la mano de la castaña – Está bien, brujita

Después de que terminaron de trabajar el viernes, fueron a las casas de ambas por sus cosas para poder escaparse a la ciudad por el fin de semana como habían acordado, cenarían al llegar al hotel, aunque su discusión desde hace un rato era porque Natasha conduzca, ya que la directora estaba notablemente cansada.

...

Habían llegado al hotel, a pesar de que Wanda insistió en comer fuera, Natasha creyó que lo mejor sería cenar en la habitación y dormir, pues veía a la castaña realmente cansada, aunque no lo quería admitir, la maestra la sostenía por la cintura mientras se acercaban al mostrador.

– Buenas noches – Saludó la recepcionista – ¿En que las puedo...? ¡Wanda! – Exclamó con una sonrisa al ver a la castaña – Ya se te extrañaba por aquí ¿Vas a querer la habitación de siempre?

– Sí, por favor – Sonrió amable viendo a la recepcionista, Natasha frunció el ceño extrañada, no quería decir que incómoda, pero sí lo estaba

– Okay, entonces me imagino que serán dos noches ¿Verdad?

– Sí, por favor – Sonrió notando que Natasha aflojaba la mano en su cintura, ella la abrazó besando su mejilla

– Aquí están las llaves para su habitación y espero que disfrutes tu estancia como siempre – Finalizó diciendo la recepcionista colocando dos tarjetas en el mostrador

– Gracias, Linda – Sonrió Wanda tomando ambas llaves y dirigiéndose al elevador, ambas jalaban las pequeñas maletas de ruedas que habían llevado para ese día

Cuando las puertas se cerraron, Natasha se cruzó de brazos pegándose a la pared de atrás, la castaña intentó no reír posando ambas manos en su cintura y poniéndose enfrente de ella.

– ¿Qué se te antoja para cenar, belleza? – Preguntó besando el cuello de la pelirroja

– Lo que sea está bien – Se encogió de hombros intentando ignorar lo que Wanda hacía

– Okay – Respondió abrazándose más a ella que aún tenía los brazos cruzados subiendo sus besos hacia sus labios notando que no le correspondía

Lust & Loss | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora