Sus vacaciones habían iniciado, hace una semana llegaron al hotel en el que siempre se hospedaban, aunque para Natasha fue extraño el que casi a última hora su novia quiera que viajaran a otro lado, llegaron a un acuerdo de estar en la ciudad unos días, y después irse a otro lugar, aunque su estancia más se parecía a sus fines de semana en las que se la pasaban encerradas en el hotel, claro que la pelirroja no se quejaba, pero también quería hacer cosas más de pareja en la ciudad, pues tranquilamente podrían seguir encerradas en la casa de Wanda.
La castaña gimió de dolor y placer al mismo tiempo, veía a su novia a los ojos mientras ella sonreía de lado, había decidido retomar su pequeño juego de ser la sumisa de Natasha, compró un objeto en específico que quería que su novia pruebe en ella y le estaba gustando, aunque era algo doloroso al mismo tiempo.
– Recuerda que no puedes decir ninguna grosería... – Emitió la pelirroja mientras tenía una vela prendida inclinada, la cera goteaba en el abdomen de su novia mientras ella gemía creía que de dolor, pero su rostro era realmente complacido
– Lo sé... ama... – Intentaba hablar – Mmmm... me gusta... – Intentaba reafirmar que sentía placer ante lo que sucedía, pues a Natasha no le había gustado la idea de las velas, aunque le había confirmado mil veces de que eran especiales para esa clase de actividades – Ah... que rico...
– ¿Quieres intentar con las otras? – Mordió su labio inferior viéndola con un brillo travieso en los ojos
– ¿Quiere dejarme una marca un poco más permanente, ama? – Preguntó algo jadeante viendo como Natasha soplaba la vela que tenía en mano y la dejaba en la mesa de noche
– Me gustaría que tu culito tenga literalmente mi nombre – Asintió apretando el trasero de su novia – Ponte boca abajo, sunshine – Susurró en su oído
– Lo que pida, ama – Asintió complacida poniéndose como le ordenó, sabía que esto dolería un poco más, pues estas otras velan empezaban derretirse a más grados y eran de otro material, pero se había informado bien para este momento
– Empezaré – Emitió pasando la mano por su espalda baja hasta acariciar su trasero, posó la mano en su nalga derecha y en la izquierda empezó a derramar la cera
– ¡Ah! ¡Mrs Romanoff! – Gimió alto arqueando su espalda – Que rico se siente... – Tenía las manos apretadas en las sábanas de la cama
Natasha derramó un poco en su mano y se dio cuenta de que sí dolía más que la vela anterior, quiso hacerlo más rápido sin salirse del juego, terminó la "N" y empezó con la siguiente para poder escribir la inicial de su apellido como habían pactado con Wanda, aunque la pelirroja no sabía si su novia tenía un umbral del dolor alto o tal vez ella no era tan ruda como pensaba, ya que nunca habían usado sus palabras de seguridad.
– ¡Mierda, Romanoff! – Exclamó Wanda sintiendo que la última gota más todo el dolor acumulado no había sido tan placentero al final, aunque también quería jugar un poco al sobrepasar el límite de este juego en el que no podía decir groserías
– Ya terminé... – Emitió con tranquilidad sabiendo que la grosería era justo porque su novia quería que la castigue de algún modo, sopló la vela dejándola de lado – Iba a complacerte con darte tu orgasmo mientras me veías a los ojos, pero creo que lo haré mientras sigues así – Se inclinó sobre Wanda tomando su trasero con posesión y susurrando en su oído – Así veo mi obra de arte más tiempo
– Lo siento, ama – Emitió bajo sintiéndose totalmente sometida, le encantaba cuando le ordenaba y la trataba de ese modo en la cama
– Deberías – Asintió buscando su boca para besarla, Wanda correspondió sus demandantes labios con una leve sonrisa – Espérame con tu culo levantado – Habló encima de su boca y se levantó de la cama
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Lust & Loss | Wandanat
Fanfiction[AU +18] Natasha Romanoff era una profesora de escuela, llevada al camino de la docencia por su secreta admiración por la directora de la institución en la que trabajaba, quien también era su amor secreto, un día como cualquier otro encuentra que es...