32. Running 101

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No le había tomado mucho decidir volver al pueblo, estaba harta de pensarlo y no hacerlo, Natasha era a quien quería a su lado, daría todo por ella, tenía que saber si aún estaba dispuesta a volver a ser su novia y si no se encargaría de reconsquistarla sin importar qué o cuánto tiempo le lleve, si debía tocar la puerta de cada persona en ese lugar para decirles que ella era su novia, lo haría, no le importaba nada ahora, ella sola se había hecho un infierno y no quería estar más en el.

Llegó a la puerta del apartamento de su ex novia, tocó el timbre y esperó impaciente que le abran, no sabía si de verdad se demoraba mucho tiempo o no había nadie dentro, insistió de nuevo y continuó esperando hasta que al fin se abrió la puerta.

– ¿Señorita Hill? ¿Qué hace aquí? – Preguntó Wanda extrañada al ver a la pelinegra en el departamento de Natasha

– Buenas tardes, directora Maximoff – Dijo con falso respeto cruzándose de brazos – Vine de visita – Mintió

– ¿Podría decirle a la señorita Romanoff que estoy aquí? Por favor – Pidió intentando guardar compostura

– Mira, Wanda, lo del usted y las formalidades guárdatelas para cuando volvamos a la escuela, no te debo ningún respeto fuera de ese lugar y no, no le puedo decir a Nat que estás aquí, adiós – Hizo el ademán de cerrar la puerta

Wanda lo evitó con una mano y el pie – Veo que Natasha te contó lo nuestro – Suspiró con tristeza – No es un asunto que te concierna, así que déjame hablar con ella, por favor

Maria tomó aire no sabiendo cómo decir lo siguiente, soltó la puerta y vio a la castaña a los ojos – Nat se fue, obtuvo una nueva oferta laboral, yo estoy aquí metiendo en cajas sus pertenencias para enviárselas, por obvios motivos, ella no quería seguir aquí antes de que se acabe el verano

– ¿Qué? – Dijo claramente desubicada – ¿Dónde está?

– No te lo diré – Respondió lo obvio

– Maria, por favor – Le rogó con los ojos – Sé que fui una idiota, pero la amo y necesito saber dónde está, debo hablar con ella

– Es muy tarde – Se encogió de hombros – Tuviste tu oportunidad con ella, Natasha tampoco estuvo aquí dos días, estuvo muchas semanas en las que te lloró, así que no, Wanda, no vas a entrometerte en su vida ahora que intenta componer las piezas para empezarla de nuevo, lo siento – Se encogió de hombros – Adiós

– Adiós, Maria – Dijo con tristeza retrocediendo dos pasos para volver por donde vino

Fue a su casa en el auto, aún habían algunas cosas de Natasha por el lugar, se supone que vivirían juntas al volver, no sabía en qué momento pasó esto, bueno sí y se odiaba sí misma por lo que hizo, llegó a su casa pensativa, no creía que le contestaría el teléfono, de hecho cuando intentó llamarla, todas sus llamadas se desconectaban solas, Natasha había bloqueado su número, tiró el aparato a uno de sus sofás y se puso a llorar, su celular sonó, ella lo buscó rápido, aunque claramente no era quien pensaba.

– ¿Qué? – Dijo la castaña disgustada

– Solo quería saber si tengo cuñada de nuevo – Escuchó a Pietro al otro lado de la línea – Por tu voz o estás reconciliándote con ella e interrumpí o...

– Ella se fue – Intentó decir sin llorar

– Wanda, lo siento – Dijo con sinceridad – ¿Quieres que vaya para allá?

– No te molestes, sé que tus vacaciones también terminaron y estás lleno de trabajo – Respondió en un suspiro

– No quisiera que estés sola mientras pasas por esto

Lust & Loss | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora