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El sol se estaba ocultando y con ello su turno de trabajo, había sido un día tranquilo en el que no tuvo pacientes asi que no se sentía cansada. Pero a pesar de eso, sentía una leve preocupación ya que desde hace unos días que alguien anónimo dejaba a varios felinos heridos en la puerta de la veterinaria.

Con un pequeño suspiro, se acercó a las pequeñas jaulas y acaricio suavemente la nariz de uno de los gatitos, todos estaban dormidos pero ya estaban sanos gracias a su habilidad despertada, agradecía que su jefe no se diera cuenta de ello porque se metería en problemas.

- Amira ¿ya te retiras? -le preguntó el doctor.

- Si, los pacientes están en mejores condiciones, solo queda que descansen para recuperar energías -sonrió mientras se colocaba el cárdigan de color celeste- ¿Necesita que me quede para algo más?

- No, solo quería saber –negó con la cabeza mientras le extendía un sobre con dinero- Es viernes, toca tu pago.

- ¡Muchas gracias! –sonrió agradecida reverenciándose- ¡Nos vemos mañana otra vez!

Estaba a punto de irse, pero la pequeña campana de la puerta hizo que se distrajera, viendo como ingresaba un cliente por excelencia.

- ¡Hola doctor, hola Amira! -saludó feliz.

- Buenas noches, Jiwoo -devolvió la chica- ¿Qué haces tan tarde por aquí?

- Vine para comprar algo de comida y vengo a que miren a este gato, creo que está herido -habló sosteniendo un gran gato anaranjado.

- ¿Asi son las cosas? -soltó el veterinario poniéndose de pie- Ven tráelo aquí, nunca había visto a este gato antes ¿cómo es su nombre?

- Se llama Kayden -respondió colocando al felino sobre la mesa

Ante esa respuesta, la ojiazul se exaltó, ese nombre era muy conocido y peligroso, pero eliminó ese pensamiento rápidamente, era imposible que fuese "ese" Kayden que ella conoce, solo era un gato con un nombre igual.

Asi que sin pensarlo de más, se acercó para ver como su jefe examinaba al felino, le parecía muy lindo aunque su cara parecía querer matar al adulto.

- Jiwoo ¿buscabas la misma comida de siempre? -preguntó Amira con una sonrisa amable.

- ¡Si, pero ahora quiero un paquete de alimento para gato adulto!

La chica asintió ante su pedido y fue hasta el depósito para buscar los alimentos, trayendo consigo dos bolsas medianas con unas pequeñas latas de atún y aperitivos. Empaquetó la compra y se la entregó a la vez que recibía el dinero como cada vez que él venía, Jiwoo era un cliente frecuente asi que se conocían desde hace un año aproximadamente desde que ella empezó a trabajar en la veterinaria.

Amira suspiró al verlo tan feliz con su compra y como su mascota estaba en buenas condiciones, pero cuando lo vio salir rápidamente la borró para hacer una mueca preocupada. Su gato estaba internamente herido, sus ojos azules habían analizado el cuerpo del felino y encontró varias irregularidades, pero no podía decírselo ya que supuestamente ella no podía saber eso con solo verlo, ni siquiera tenía un título de médico veterinario o algo por el estilo para que la gente común le crea.

Asi que solo tomó aire valientemente y se despidió de su jefe para correr en busca de aquel chico con su mascota.

- ¡Jiwoo! -lo llamó al verlo de espalda- Toma, te olvidaste de esto.

Con una sonrisa tímida y con un pequeño sonrojo de vergüenza, la chica le extendió un paquete de gomitas comestibles para animales.

- Pero yo no compré esto -le dijo extrañado.

Confianza || EleceedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora