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Amira jugaba con sus manos apoyadas sobre sus muslos sin el valor suficiente como para mirar a la cara a aquella chica de su misma edad que la observaba como si quisiera enterrarle la cabeza en el cemento en ese mismo segundo.

Ella simplemente estaba saliendo de una sala luego de curar a un agente de la Unión, jamás espero que Subin Lee, la nieta del presidente de esa organización, la interceptara en los pasillos y se la llevara a rastras hasta una habitación.

- S-señorita Lee -la llamó temiendo decir algo equivocado- ¿Puedo irme...?

- No, y déjame de tratarme de "usted" que no soy mayor a ti -gruñó irritada- Me acompañarás a buscar a ese tal Wooin y ambos me darán las razones por la cual se niegan a afiliarse a la Unión.

- Ya dije que no soy merecedora de tal oferta -habló mirándola en un intento de parecer seria- Y no podré ayudarte ya que necesito ir a trabajar, pero si quieres puedo darte la dirección de su secundaria.

- Agh, está bien -suspiró enojada- Ahora piérdete.

Ni bien terminó de darle esa orden, Amira le entregó un papel con la dirección y salió disparando de la habitación antes que Subin le lance un florero en la cabeza.

Cuando la sensación de peligro se fue de su sistema al alejarse de esa chica, caminó tranquilamente por los pasillos de la sede hasta la salida.

Una vez en su trabajo, comenzó con una revisación matutina de las cuentas que estaban registradas en la computadora de la oficina.

Y mientras realizaba sus tareas, Amira pensaba seriamente en la relación de amistad y compañerismo que tenía con esos muchachos, si bien todavía no confiaba del todo en ellos, les daría una oportunidad para ver cómo se desarrolla sus vínculos.

Si ellos la traicionan, pues no le quedará de otra que recoger otra vez todos los pedacitos de su corazón y cuando esté reconstruido por completo, cerrarlo para siempre.

No solo repasaba sobre la relación con esos chicos, sino en su oferta para unirse a la Unión. Si bien lo que le dijo a Seongha no era mentira, la razón principal por la cual no debía ni podía afiliarse a una organización de despertados es que estaría poniéndose en peligro al igual que a las personas que la rodean. Si es una afiliada habrá más posibilidades que la investiguen y si descubren algo puede que la organización caiga en desgracia. Además, estaría atada a las reglas de la organización y debería curar solamente a las personas de su mismo grupo, eso no le gustaba del todo.

Por fuera de su cabeza, ella alimentaba a un pequeño pececito dorado cuando sintió un escalofrío al pensar en que Subin Lee quiera probarla en una batalla o algo por el estilo ¡ella ni siquiera saber golpear a la gente si no es con un zapato! ¡la hará pedazos ni bien comience el combate!

Y sus presentimientos no fueron en vano, pues al otro día vino Jisuk a su trabajo para llevársela luego de contarle sobre una pelea entre Subin y Wooin. Asi que no le quedó de otra que seguirlo hasta la sede de Shinhwa, no sin antes frenarse en un supermercado para comprar palomitas de maíz. La de ojos azules lo regañó, pero rápidamente lo dejó ser luego de que el chico le compró un batido de fresa con crema, asi que ahora Amira iba disfrutando su bebida mientras que con su brazo libre acariciaba la cabeza de Kayden, quien estaba en los hombros de Jisuk luego de encontrarse en el camino.

- ¡Bien, aún no ha empezado! -gritó el peliblanco abriendo la puerta del área de entrenamiento-

- ¡Lo siento por interrumpir asi! -se disculpó Amira con un leve sonrojo bajando por las escaleras.

- ¡Nitrato de Caseína! -habló Jiwoo feliz.

- ¿Le cambiaste el nombre? -preguntó la ojiazul inocente, ella recordaba que el felino se llamaba de otra manera.

Confianza || EleceedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora