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- El flujo de energía debe ser constante, si cambias la velocidad y cantidad de energía existe riesgos que el escudo se destruya.

Amira tragó saliva por el esfuerzo y siguió la corrección de su maestro, aumentando barrera hasta que fue del tamaño de la mitad del área de entrenamiento.

- Sigue asi y no dejes de utilizar el control de fuerza. Ahora despega lentamente tus manos de la superficie y no pierdas la concentración -dijo Kartein de brazos cruzados, viéndola a la distancia- Sabes hacer barreras sin necesidad de colocar tus manos para sostenerlas, pero solo si son de tu tamaño, ahora debes aprender a hacer barreras más grandes.

La chica escuchó con atención las palabras del mayor y con suma concentración comenzó a sacar sus manos del escudo, pero al momento de mover sus dedos, este se deshizo en un pestañeo, haciendo que Amira caiga de rodillas por el esfuerzo.

- Es más difícil de lo que pensé -suspiró desanimada.

- Lo has hecho bien -habló Kartein acercándose- No te salió porque no tenías la suficiente energía debido a nuestros anteriores ejercicios.

- Si fuese tan genial como usted, ya lo habría logrado -hizo un puchero recostándose en el suelo en forma de estrella- Espero algún día lograr una barrera tan grande y hermosa como la que hizo ese día en la Academia Mundial.

- Lo lograrás, ten paciencia y esfuérzate -sonrió cariñosamente, acuclillándose para acariciar su cabeza.

Amira le devolvió la sonrisa con una más brillante y un gran sonrojo, provocando que Kartein sienta como una flecha atravesaba su corazón, dándole un pequeño ataque de ternura.

- Por cierto -carraspeó levantándose mientras sacaba algo del bolsillo de su pantalón- Ha llegado esto para ti.

La albina se reincorporó y tomó entre sus manos la carta, elevando una ceja al ver el sello rojizo con el símbolo de un lobo en ella.

- Es un mensaje de tus padres -comentó serio, pero en el fondo seguía sintiendo enojo y no quería que ella supiera de dicha carta- Como ahora todo el mundo sabe que eres mi discípula, todas las invitaciones y más pasan por mi primero.

Borró su sonrisa y arrugó el ceño con impotencia, pero aun asi abrió el sobre y sacó la hoja de papel para leer su contenido ante la atenta mirada de su maestro.

Estimada alumna de Kartein:

Desde la casa Grane la invitamos a nuestra residencia para disfrutar de un pequeño almuerzo en su honor, será preparado con humildad y sinceridad para que se adapte a su gusto.

El día y horario quedará a su criterio. Esperamos su respuesta con ansias.

Saludos,

Silas Grane.

- Que tontería -suspiró con una sonrisa sin gracia a la vez que doblaba el papel- Me invitan con emoción, pero no como su hija, sino como la discípula del señor Kartein.

- No tienes que ir si no quieres -dijo viéndola ponerse de pie.

- Iré -determinó.

- ¿Estás segura?

- Si, no tengo motivos para esconderme -sonrió en grande, cerrando sus ojos y alzando su puño- Aunque lo mejor sería negarme para no dañar su reputación, después de todo mi maestro siempre rechaza a todos -rio divertida.

- Estás muy graciosa hoy.

- Siempre lo soy.

- Vamos, ve a bañarte que hueles horrible.

Confianza || EleceedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora