⇁ 015

1.5K 250 59
                                    

Amira estaba recostada en su cama mientras abrazada con fuerza su almohada, su energía le decía que Jiwoo estaba siendo tratado, por lo que no estaba preocupada por su salud, pero si necesitaba verlo para asegurarse por completo.

Ya no se mentiría, después de más de un año conviviendo con sus amigos, su corazón había ganado y ahora no quería separarse de ellos. Amira los apreciaba muchísimo, tanto que le daba miedo. Pero por más amor que les tenia, se negaba a confiar, no porque fuesen malos, sino que temía que ellos se alejaran una vez supieran quien era en realidad.

Al parecer soy más cobarde y egoísta de lo que creía -pensó triste mientras pestañeaba cansada- Prefiero que corran peligro a mi lado a que yo me aleje por su seguridad... Pero no quiero irme, no cuando por fin me siento amada y protegida.

Sintiendo como pequeñas lágrimas bajaban por sus mejillas, cerró sus ojos dejándose llevar por el cansancio. Aunque de todos modos no durmió más de una hora debido a que su horario de sueño le impedía descansar a esa hora de la tarde.

Es por ello que se levantó de su cómoda cama para salir de su habitación y caminar hacia la que estaba al lado, dispuesta a conocer el estado de salud de su amigo. Sin embargo, antes de poder tocar el timbre de aquel cuarto, la puerta fue abierta, haciendo que se sobresalte como un gato.

- S-señor Kayden -murmuró con el corazón latiendo con velocidad, no sabía si era por el susto o por verlo a él.

- Si vienes por Jiwoo, él está descansando -contestó cerrando la puerta a su espalda.

- Oh -fue lo único que dijo, quedándose en un silencio incómodo en el pasillo desolado- ¿Q-qué lo trae por aquí?

- Vine por Jiwoo -suspiró comenzando a caminar, siendo seguido por la chica.

- Ya veo -sonrió inquieta, por primera vez quería mantener una conversación con alguien y no sabía que hablar- ¿Le molesta que pregunte cuál es su relación con Jiwoo?

- Es mi discípulo -respondió como si nada, soltando un bostezo.

- ¿¡Qué!? -gritó en un susurro, por más sorprendida que estuviera no podía darse el lujo de que todos se enteren- Es por eso que Jiwoo es tan talentoso y fuerte, si lo tiene como su maestro era más que obvio que avanzaría con sus habilidades a tal punto.

Kayden escuchó el pequeño murmuro de la chica, haciendo que se sonrojara levemente y que una sonrisa arrogante se pinte en su cara.

- Pues claro que si -bufó orgulloso mientras seguían caminando, pero esta vez en uno de los patios.

- ¿Piensa quedarse más tiempo en la isla? -preguntó con una sonrisa tranquila, apreciando el perfil del joven.

- No, solo vine por Jiwoo -respondió desplomándose en un banco de madera y cruzándose de piernas despreocupadamente- ¿Por qué? ¿Acaso me extrañarás?

Amira estaba acomodándose a su lado cuando hizo aquella pregunta burlona, provocando que se sonroje hasta las orejas y comience a balbucear cosas sin sentido mientras agita sus manos en un intento de escapar de la situación. Y Kayden, al ver el estado en que se puso la chica, no evitó reírse.

- ¡Es...es... un tonto! -soltó Amira poniéndose de pie aun con su gran sonrojo, causando que Kayden se sorprenda, era la primera despertada que lo insultaba de frente, aunque no sabía si eso podría tomarse como insulto.

- ¿Qué? ¿Por qué? -preguntó viendo como ella comenzaba a caminar.

- Es porque usted dice esas cosas y me pone en esa situación -respondió dándose vuelta, haciendo que el sol que comenzaba a ocultarse iluminara su perfil- Y después no se hace responsable.

Confianza || EleceedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora