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La Academia de Despertados finalmente había llegado a su fin y cada estudiante e instructor se fue a su hogar. Por parte del quinteto de amigos, ellos simplemente pasaban las tardes en casa de Jiwoo como siempre e incluso se quedaban a dormir.

Y ese día, Amira se había aburrido debido que era el comienzo de las clases, por lo que no podría ver a sus amigos hasta ya caída la noche. Pero luego aquel sentimiento se esfumó al ver como ellos la buscaban fuera de su trabajo para volver a su rutina de juntadas.

Y en ese momento, las dos chicas del grupito estaban volviendo de comprar la comida para la cena, cuando escucharon algo que a una de ellas no le gustó.

- ¡¿La novia de Jisuk?! ¡¿Dónde?!

- ¡Subin! -la reprendió cuando esta golpeó el estómago del chico.

- ¿Qué? -gruñó volviendo a caminar- Él se lo buscó ¿cómo puede decir algo tan asqueroso?

- Pero eso no te da derecho para golpear a todo aquel que se te cruza -la siguió desde atrás.

- Ugh, no interesa -suspiró hastiada- Mira, rompí mi falda por su culpa.

Amira suspiró rendida y continuaron su camino hasta la residencia del Seo, donde los varones las esperaban ansiosamente.

- ¿Se lo encontraron otra vez cuando venían para aquí? -preguntó Jisuk.

- Íbamos caminando y él dijo que yo era tu novia -respondió Subin asqueada- Ewww.

- ¡¿Ese tipo quiere que lo maten?!

- ¿¡Qué?! ¡¿Por qué estás tan molesto?!

- ¡Claro que me enoja que diga que eres mi novia! ¿¡Y entonces?! ¡¿Solo lo dejaste allí tirado?!

- ¿Estás loco? ¿Crees que lo dejé asi y ya? Por supuesto que lo hice sufrir por su idiotez.

- Eso, bien hecho ¿lo dejaste medio muerto?

- Claro que si.

- Emmm ¿pero están saliendo ustedes dos? -preguntó repentinamente Wooin, pero solo recibió un insulto por parte de aquel dúo.

Amira suspiró con una sonrisa rendida, no había caso con ellos, asi que decidió ignorar sus peleas para intentar acariciar aquel gato gordo, que desde que ella llegó de la Academia no se había dejado tocar, era como si la evitara; y eso la entristecía, porque no sabía que había hecho para que ese felino se alejara.

Por ese día, se había rendido en querer acariciarlo, por lo que no le quedó de otra que prestarles atención nuevamente a sus amigos, regañando al dúo por hacerle una broma a Iseul.

- Oigan, chicos -los llamó una vez llegó Jiwoo ya que había salido para hablar con la presidenta- Hay-hay algo que me gustaría intentar, pero necesito su ayuda...

- Claro, cuenta con nosotros -sonrió el Seo, siendo acompañado por los demás.

Amira los miró conmovida y sintiendo como sus ojos se humedecían, jamás se acostumbraría a ese trato amable y cariñoso de ellos.

- Por favor, extiendan sus manos diestras -pidió refregándose los ojos con la manga de su suéter.

Una vez acataron lo que se les pidió, la albina tomó primero la de Wooin, colocando su dedo índice sobre el torso de esta para cerrar sus párpados en un estado completo de concentración.

Desde una vista externa, sus amigos observaban como una pequeña luz blanca aparecía en ese lugar que tocaba el dedo, dejando ver finalmente una marca negra de tamaño mediado con la forma de una flor de loto.

Confianza || EleceedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora