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—Ya no sé cómo dirigirme a ti —se escuchó la voz baja del jefe principal en medio de la oficina apenas iluminada por la lámpara sobre el escritorio.

—¿A qué te refieres? ¿Por qué tuvimos que venir hasta la oficina? Hace mucho tiempo que no hablamos de negocios.. ni siquiera hemos vuelto de lleno a la producción —se quejó Bangchan sentándose en el sofá de aquel piso diez.

—No vinimos a hablar de negocios, acepto que no soy bueno eligiendo lugares para conversar.. pero al final de cuentas aquí es donde nos conocimos.

—¿A qué viene toda esta sentimentalidad? Ve al grano, Felix aún está enfermo.. debería estar a su lado cuando despierte —dijo el castaño y Han ablandó la mirada.

—Eres igual a mí —soltó de un momento a otro y apoyándose en el escritorio como solía hacerlo, le dijo buscando su mirada. —Minho está con él, ahora necesito que me escuches un momento.

Bangchan se cruzó de brazos apoyando la espalda en el sofá, veía a Han frente a él con la típica silueta de un jefe a punto de dar una orden y no entendía la razón del porqué tanta suavidad en su voz.

—¿Recuerdas cuando llegaste al Taeyang? Fuiste igual de duro como lo estás siendo ahora —dijo Han en medio de esos recuerdos antiguos.

Cuando Bangchan recién había entrado a la organización, el viejo lo había asignado al grupo de su hijo, Jisung en ese entonces era demasiado joven para comprender lo que era ser un líder de grupo y Bangchan era demasiado impulsivo para seguir órdenes. Justo por eso, su relación había comenzado con un profundo odio mutuo en el que fueron obligados a trabajar hasta ganarse la confianza del otro.

El viejo Taeyang era estricto, quería que su hijo tuviera a alguien fuere a su lado, alguien en quien poder confiar su vida al cien por ciento, por ello los entrenó a la par dándoles tareas que sólo podían completar trabajando en equipo. Ambos chicos eran muy competitivos y muchas veces llegaron a los extremos de golpearse hasta que quedar completamente magullados.

Cuando eso pasaba eran castigados a la par, ni siquiera en esos momentos podían estar separados, por lo que luego de mucho tiempo, peleas, castigos, trabajos y mucho esfuerzo, ambos lograron probar la confianza que tenían en el otro por medio de una misión que les había encomendado el jefe principal.

En aquel entonces era común que en pleno traspaso de mercancías se abriera fuego cruzado, debían ser precavidos y confiar en su intuición. Han era bastante bueno en eso, apenas sentía que algo no andaba bien él era el primero en hacerlo saber y dudar en cada paso, estudiaba bien a cada persona con la que hacían negocios e intentaba mantener seguros al resto del equipo.

Mientras que Bangchan no era del todo bendecido con esa facultad, más bien él era del tipo metódico donde cada cosa debía salir como el plan lo estipulaba, si se mantenían dentro de este todo debía salir bien, confiaba mucho en su fuerza y en su capacidad de negociación por lo que en cierto modo ambos se complementaban bastante bien.

Pero en los momentos difíciles sus formas de enfrentar el peligro eran muy distintas, en medio de aquella misión su cliente les jugó una mala pasada, aún siendo muy jóvenes el hombre les había preparado el lindo atentado, los chicos estaban siendo apuntados por armas y parecía que nada saldría bien de eso.

Fue entonces cuando Han empezó a pensar cómo salir de esa situación, pero en aquel entonces era demasiado despistado en medio de su preocupación, por lo que la vida de Bangchan corrió peligro al intentar protegerlo. Lo había tomado de sus ropas y jalado hacia uno de los autos, ocultándose atrás de este mientras las balas comenzaban a impactar todo a su paso.

—¡DESPIERTA! —había escuchado la voz de Bangchan frente a él sin una pizca de miedo en sus ojos, a pesar de que había descuidado su espalda por salvarlo a él.

BE MY BOSS S2 | hanknow Donde viven las historias. Descúbrelo ahora