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En medio del bosque frondoso, se encontraba la casa oculta en la que Felix nunca llegó a pensar que viviría permanentemente, en aquel tiempo había decidido construirla para usarla durante sus días libres, pero pronto se dió cuenta de que su ritmo de trabajo era tan intenso que muy pocas veces pudo quedarse en ella, por lo que pasó mucho tiempo abandonada.

Pero ahora que todo había acabado, cayó en cuenta de que al fin podría darle un buen uso y estaba emocionado por ello, pero al momento de mudarse sólo lograba sentirse como si estuviera invadiendo la casa de alguien más, y se preguntaba qué tipo de sensación estaba teniendo Bangchan, aquel que estaba más callado de lo usual.

El lugar era tan tranquilo que no había otro ruido más que el de los árboles moviéndose con el viento, ya no habían vecinos ni nada en varias cuadras de distancia, todo era un bosque interminable y parecía que literalmente se habían aislado del mundo.

Sin dudas era el lugar perfecto para desestresarse y descansar luego de aquellas semanas duras de trabajo, pero en lo profundo del corazón de Bangchan, no estaba seguro de si era lo que realmente necesitaba.

Ya no habían chicos escandalosos en ninguna parte, nadie venía corriendo a su lago para preguntarle cosas sin sentido, ya no estaba siendo molestado ni mucho menos obligado a recibir afecto de forma bruta, ya no tenía que estar pendiente de que nadie saliera herido haciendo cualquier cosa inofensiva, porque de alguna forma se lastimaban hasta intentando freír un simple huevo.

Y aunque eran cosas de las que solía quejarse a menudo, ahora que estaba en medio de esta irritante tranquilidad, podía sentir que algo le faltaba, y es que entre más lo pensaba más vacío lograba encontrarse. 

—¿Qué tienes? Has tenido esa cara desde ayer, ¿Es por los chicos verdad? —preguntó Felix mirándolo fijamente en medio de su almuerzo, obteniendo eficazmente la mirada del mayor.

Bangchan suspiró por lo bajo sin poder decir palabra alguna, en su mente aún existía ese pensamiento de tener que mantenerse firme con sus propias decisiones tomadas.

Si lo meditaba bien, esta mudanza ocurrió en el momento perfecto para dar un paso al costado y empezar desde cero siendo sólo los dos, no podía seguir preocupando a Felix con estas expresiones tristes que no lograba controlar, él no merecía esto.

—Sigamos comiendo, antes de que se enfríe —respondió evitando esa pregunta a toda costa.

Tomando una porción de carne para depositarla sobre el arroz del rubio, aquel que hizo una expresión insatisfecha y aceptó no muy convencido su respuesta.

Felix rápidamente comenzó a pensar que Bangchan estaba siendo realmente afectado por la distancia entre los chicos aunque intentara ocultarlo, de alguna forma ellos lograron crear una suerte de dependencia emocional durante todos esos años viviendo juntos.

Dejando como resultado un decaimiento instantáneo en Bangchan, con una gran oscuridad en su corazón que se esforzaba por mostrar un rostro tranquilo mientras comían, pero que sin necesidad de esforzarse dejaba en claro su más sincera incomodidad con la situación.

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Pero desde el otro lado de la historia los ánimos parecían ser más gratos, Han estaba tan ocupado junto a Jeongin, que no había tiempo para pensar en el pasado.

El grupo de cuatro hombres se había dividido en dos para comenzar a trabajar de forma más eficiente y así lograr poner en marcha la mudanza en el menor tiempo posible.

Por lo que Ian junto a Minho se quedaron en la mansión empacando y apilando las cajas con sus pertenencias para ir cargando el camión, que luego sería descargado diligentemente por el otro par que tenía la labor de poner todo en su lugar respectivo en la nueva casa.

BE MY BOSS S2 | hanknow Donde viven las historias. Descúbrelo ahora