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Minho había desinfectado la herida en la pierna de Han exitosamente, se sentía más tranquilo ahora que todo estaba en su lugar y Han por fin descansaba un poco, él estaba recostado sobre la cama viendo a Minho guardar los materiales de primeros auxilios en la caja, sonriendo levemente ante sus cuidados.

—Ya deja eso y ven aquí —se quejó viendo como el contrario se asustaba por lo repentino del comentario. —¿Qué fue eso? ¿Tienes miedo?

Minho se levantó y dejó la caja guardada, caminó hacia él sin antes apagar la luz y se acostó a su lado, veía el rostro del jefe iluminado en tonos naranjas gracias a la lámpara de la mesa de noche y fue rápidamente abrazado por sus brazos al rededor de su cuerpo, estando ahí junto a su pecho pensó en lo estresado que había estado anteriormente.

Tal vez aún quedaban restos de preocupación después de todo lo vivido, al final de cuentas eran un grupo de traficantes, nunca podrían vivir completamente tranquilos, y parecía ser su deber mantenerse alerta para proteger a su jefe. Han podría verse tranquilo justo ahora, pero sabía bien que también estaba atento a cualquier cosa, la incertidumbre ya era parte de él.

Sintió la mano del mencionado llegar a su mejilla, moviéndose rápidamente hacia sus cabellos y los acarició con cuidado, sintió que Han estaba agobiado por algo, aún así se quedó en silencio dejando que este siguiera haciéndole cariño, eran pocos los momentos en los que podían estar así de tranquilos en casa, en un momento el jefe se separó un poco y besó su frente por un largo segundo, algo no andaba bien.

—¿Estás cansado? —lo escuchó, su pregunta fue bastante absurda pero con voz seria. —Minho.. ¿Nunca has pensado dejar el Taeyang?

—¿Qué?

—Pareces exhausto.. No quisiera que enfermaras, después de todo has vivido muchas cosas por estar a mi lado..

—Fui yo el que te pidió ser parte de tu grupo, fui golpeado mientras te lo pedía y aún así insistí ¿No lo recuerdas? —dijo seriamente y vió el rostro de arrepentimiento del jefe al recordar aquel golpe que le dió en la entrada de la oficina.

Han se acercó a la mejilla izquierda del contrario y dejó suaves besos en toda esa área, intentando borrar algún recuerdo amargo de aquella primera vez.

—Además aquí estás tú, no hay razones para irme —explicó Minho aferrándose a su cintura.

Han le regaló una pequeña sonrisa apenada mientras pensaba en la relación de Bangchan y Felix, no podía evitar sentirse preocupado al imaginar si Minho algún día estuviera en una condición parecida a la del rubio por su culpa. Creía que Bangchan era la persona más fuerte mentalmente dentro de la mansión, ver a tu pareja sufrir diariamente por su cuerpo casi inútil, era algo con lo que vivía y había aceptado hacerse cargo.

Creía que la valentía que tuvo en la mañana para dejar salir a Felix a pesar de todas sus complicaciones y riesgos, e ir tras Hyunjin intentando protegerlo en todo momento, era algo difícil de asimilar y aún así lo hizo.

Pensaba que si él estuviera en su lugar perdería la cabeza rápidamente, Minho significaba el cielo, mar y tierra para él, nada podría hacerlo sufrir tanto como verlo a él sufrir, y pedía desde lo más profundo de su corazón que nunca llegaran a ese desagradable extremo.

Por un segundo pensó seriamente en expulsar a Minho de la agrupación con tal de protegerlo, mantenerlo por ahí en una casa en el campo lejos de cualquier peligro, hacerle una huerta gigante y comprarle mascotas para que no se sintiera solo, todos los gatos que quisiera. Pero en realidad ¿Qué sería de él sin Minho a su lado todos los días? Era algo egoísta de su parte, pero sabía que el contrario nunca aceptaría tan fácilmente ser alejado por más que le gustara esa imagen de futuro.

BE MY BOSS S2 | hanknow Donde viven las historias. Descúbrelo ahora