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Quién iba a pensar que entrar a ese bar sería una completa travesía, la noche era oscura y el interior de ese asqueroso lugar también lo era, pocas luces en tonos rojizos alumbraban el interior que estaba repleto de humo de cigarrillos y gente tosiendo por ello, se podía escuchar claramente los choques de los vidrios en cada brindis y luego el típico golpe del vaso vacío contra las mesas una y otra vez.

Ian caminaba hacia la punta del mostrador lejos de la puerta, mientras que Jeongin iba tras él con la mirada baja intentando hechar un vistazo de reojo a los hombres bulliciosos que estaban en medio de peleas, risotadas y conversaciones ambiguas. Sin duda era un bar de mala muerte, los hombres presentes tenían pinta de querer morir tomando hasta el amanecer.

El olor era casi insoportable, una mezcla asquerosa de tabaco, alcohol, sudor y días de no haber tocado el agua, era una situación bastante difícil si lo veían de esa manera. Cuando estaban tras la barra Ian pidió algo ligero para poder investigar sin marearse tan rápido, tampoco los dejarían quedarse mucho tiempo si no tomaban algo.

El barman daba miedo, era alto y sin cabello, su cabeza llegaba a reflejar las pocas luces rojas dándole una apariencia horrible en conjunto a esas cejas pobladas mientras secaba de mala gana un vaso que sepa Dios cuántas bocas había tocado en la noche.

Ambos chicos intentaron mantenerse tranquilos mientras se acostumbraban al ambiente, concentrándose intentando agudizar el oído ya que era difícil girarse para ver a las mesas detrás suyos. Fue en ese momento en el que Ian pensó que había sido mala idea ganarse en la barra, pero ya no había mucho que hacer al respecto, no querían verse sospechosos en un bar lleno de hombres que probablemente eran de alguna que otra agrupación criminal.

Debían mantener presente que esta noche no eran parte del Taeyang, por seguridad ellos no conocían esa organización, no sabían los nombres de ningún hombre, ellos sólo eran Ian y Yangyang, un par de jóvenes pasando el rato como cualquier otra persona en ese bar.

Ian respiró profundamente y se giró en su silla en dirección a su compañero, como si tuviera mucho que decir y conversar con él, tragó pesado pidiendo que nadie en el lugar pudiera reconocer su rostro y Jeongin a su lado no entendió lo que estaba haciendo, pero apenas vió que los ojos del chico no estaban mirándolo a él sino hacia las mesas, comprendió su plan y quiso hacer lo mismo.

—No lo hagas, puede ser peligroso si alguien te reconoce.. Sólo actúa como si estuvieras cansado de escucharme hablar —dijo Ian mientras relataba a voz baja todo lo que podía ver. —A tu izquierda hay tres mesas redondas, en cada una de ellas cinco hombres al rededor, todos ellos ya parecen ebrios mientras siguen tomando, no veo que porten algún arma pero quizá desde el otro lado de sus pantalones si tengan una.

La curiosidad en el cuerpo del menor comenzó a abundar mientras lo escuchaba, él también quería saber quiénes podrían estar del otro lado del bar.

—Me giraré, tranquilo nunca he salido lejos de la mansión sin mis hyungs.. No creo que nadie aquí me conozca —dijo el menor girándose lentamente hacia Ian abriendo su campo de visión.

Lo primero que vió fueron los ojos de su compañero, él parecía un tanto tenso y lo comprendía pero él también quería ser de ayuda en la misión, aunque debía aceptar que sus rodillas estaban demasiado juntas, por lo que acomodándose intentó poner una en el espacio vacío entre las piernas de Ian,  aunque esa posición fuera algo complicada si por alguna razón necesitaran huir de ahí.

Jeongin intentó no pensar en un posible fracaso, eso lo ponía nervioso también así que comenzó a mirar disimuladamente sobre el hombro del chico.

—Tras de ti hay más mesas, cinco para ser exactos.. nadie mira hacia acá así que relájate —dijo en voz baja y rápidamente sintió las piernas del contrario apretar la suya.

BE MY BOSS S2 | hanknow Donde viven las historias. Descúbrelo ahora