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Esa noche fue la más larga de su vida, Han se sentía vacío sentado en la sala de espera junto a los demás chicos, todos ellos parecían bastante somnolientos pero se negaban a irse a la mansión sin saber antes que el menor estaba completamente estable, aún así la única noticia que obtuvieron era que el chico estaba recibiendo bien las transfusiones de sangre y lo más probable era que despertara al medio día.

Ian por su lado estaba solo en la última fila de las sillas, a pesar de que sus heridas sanarían pronto y no tuvo contusiones grabes, el chico no fue capaz de dirigirle palabras optimistas a nadie, sólo se aisló y procuró quedarse en silencio todo el momento en que estuvieron en el hospital hasta ahora.

Han que estaba sentado junto a Minho sacó su teléfono del bolsillo revisando la hora, divisando en la pantalla las cinco de la mañana, suspiró un poco y se levantó dicíendole en voz baja a Minho que necesitaba hablar a solas con Ian. Y con pasos tranquilos rodeó los asientos acercándose al chico mencionado, pasando por su lado soltando un sutil "Sígueme" y el chico reaccionó torpemente levantándose para ir tras el jefe.

Caminaron en silencio hasta la salida, la noche era fresca y el cielo comenzaba a mostrar un color azul claro sutil a pesar de que aún faltaba tiempo para que amaneciera, Ian logró ver la espalda del jefe encorvarse un poco mientras rebuscaba en su bolsillo del pantalón y de el sacó dos cigarrillos aparentemente sueltos.

El hombre se giró y le ofreció uno acercándoselo a la boca y el chico que no estaba acostumbrado a fumar lo miró por un segundo a los ojos, para luego abrir sus labios sintiendo como encajaba el cigarro sutilmente en ellos, y sin decir nada el jefe alzó su mano restante con el encendedor y prendió su propio cigarro dándole una calada de inmediato.

Ian logró ver como se consumía rápidamente aquella punta encendida para luego verlo acercarse a él, la pequeña llama dorada apareció frente a su nariz encendiendo su cigarrillo e inconscientemente aspiró el humo haciéndolo toser un par de veces, quitándose al instante el cigarro de la boca.

Pensó que el jefe Han se reiría de él, pero realmente no fue así, solamente lo miró un segundo y prosiguió con lo suyo, mirando hacia el cielo guardando su encendedor en su bolsillo para no volver a sacar la mano, el chico olvidó rápidamente su inconveniente y miró el objeto entre sus dedos por un segundo para volver a llevárselo a la boca.

La sensación era extraña pero apacible, y más o menos lograba entender esa afición del jefe a esa nicotina muchas veces mortal, pero dejando esa parte de lado, se comenzó a preguntar qué pasaba por la mente de Han en estos momentos en que buscaba paz en un cigarrillo afuera de un hospital.

Inconscientemente pedía que no estuviera molesto con él por no proteger debidamente al menor, después de todo había fallado a su palabra e incumplido una orden, y seguramente lo había llamado para hablar sobre su castigo.

—¿Cómo están tus heridas? —lo escuchó preguntar con voz baja y el chico se exaltó alzando la vista logrando ver su nuca.

—Estoy bien —respondió vagamente.

—No tienes que fingir ser fuerte, escuché del enfermero que tuvo que suturar varias heridas de tu cara, en especial tu boca —dijo girándose hacia el chico logrando ver la gran cantidad de parches cubriéndolo y la hinchazón.

—Esto no es nada comparado a la condición de..

—No hagas esto —pidió el jefe acercando su mano suavemente a la mejilla del contrario, rosando con su dedo pulgar el borde de la gasa que cubría el pómulo del chico. —Sé que te sientes destruido por dentro, no tienes que ocultarlo de mí —concluyó con voz amable y vió como los ojos del chico se volvían llorosos. —Tus heridas son igual de importantes.

BE MY BOSS S2 | hanknow Donde viven las historias. Descúbrelo ahora