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No sabía bien si era por todo el tiempo que habían pasado juntos anteriormente, o si era por el miedo que había tenido hace algunas horas atrás, pero pensar en él no le significaba ningún destello de disgusto, al contrario, un sentimiento había aflorado en su corazón a penas lo volvió a ver frente a él.

Al oír al menor decir esas palabras repentinas estando tan cerca el uno del otro, se sintió como si estuviera anestesiado, inmerso en aquella voz baja que le dijo sin un rastro de vergüenza que quería una segunda oportunidad para besarlo.

Ian tenía una sensación extraña recorriendolo pero no tenía intenciones de negarse, era como si realmente estuviera dispuesto a hacerlo aunque nunca lo hubiera pensado así hasta ahora.

Y haciéndole caso a esos ojos brillantes que lo esperaban pacientemente, se acercó en silencio apoyando su labio superior primero, dándose un segundo necesario para que el contrario abriera su boca y así introducir su labio inferior, encajando perfectamente.

Ian sintió un escalofrío al contacto sutil y un leve ardor por la succión que hacía el menor, pero la sensación cálida de sus labios y esa lengua que se colaba en ocasiones eran suficientes para olvidar el daño con el que había terminado su boca.

Para Jeongin que fue besado por primera vez en su vida con una extrema suavidad, logró sentir el cariño que se podía transmitir de por medio, sin duda no se comparaba en nada a lo torpe que había sido en aquel bar esa noche. Pensó rápidamente que el mayor tenía razón, este si era un beso, uno dulce y tranquilo que hacía que todo su cuerpo se sintiera cálido.

Estaba perdido en ese pequeño vaivén con ojos cerrados, el beso que le daba Ian era lento y lleno de sentimientos revoltosos que estaban recién experimentando, y eran suficientes para hacer que el menor estuviera realmente feliz.

Aunque debía aceptar que lograba obtener un ligero sabor a sangre de aquellas heridas que tenía el contrario al interior de su boca, y Jeongin maldecía internamente al doctor por haberle hecho daño.

Por esa misma razón se lo tomó con calma preocupado por no dañarlo más, su corazón latía dulcemente y el nerviosismo lo hizo tomarlo de las mejillas para alejarlo y lograr ver sus ojos. Ian lo miró con cariño y volvió a sentirse feliz de inmediato, olvidando el odio repentino que lo había invadido al recordar lo asustado que se había sentido en ese estúpido sótano.

—Ayudame a sentarme —pidió en voz baja y el contrario asintió de inmediato pasando lentamente su brazo tras su espalda, levantándolo hasta lograr acomodarlo.

Jeongin sintió un dolor que había olvidado hace un buen tiempo y cerró los ojos aguantando hasta que se disipó, pensó que nunca más tendría que pasar por lo mismo, pero ahora ni siquiera podía mover su hombro otra vez.

—¿Te encuentras bien? ¿Quieres que llame al doctor? —preguntó Ian de inmediato y el contrario negó levantando la mirada.

—Sólo quiero un abrazo —soltó estando listo para volver a sentir esa calidez que necesitaba, e Ian sonrió levemente antes de acercarse al chico.

Ya era la segunda vez que alguien le pedía un abrazo, pero debía aceptar que era agradable dárselos a ellos, Han y Jeongin eran las personas más dulces que había conocido hasta ahora, aunque sus personalidades fueran totalmente opuestas, ambos hombres tenían eso en común, un alma cálida llena de afecto.

Con cuidado apoyó su brazo izquierdo en la espalda del contrario, y su derecha se posicionó suavemente entre su nuca y sus cabellos, sus torsos sólo se rozaban procurando no ser demasiado intensos para cuidar de la condición de su hombro herido.

Además Ian aún tenía dolores en las costillas, que ahora que había podido dormir un poco y su cuerpo se había relajado, el dolor había regresado un poco más intenso que cuando habían llegado al hospital. Pero con tal de estar junto al menor, podía aguantar cualquier cosa y hacerle saber que estaba bien, que ya no había nada más de qué preocuparse más que de su recuperación.

BE MY BOSS S2 | hanknow Donde viven las historias. Descúbrelo ahora