Narrador omnisciente
Les habían tapado las cabezas con unos sacos, y atado las manos. Los habían hecho arrodillar. Estaban dentro de un salón rodeado de lobos.
— ¡Quitenles los sacos! — Habló una voz imponente de un hombre joven, que recién cumplía los veinte.
Los sacos fueron quitados de una manera brusca de la cabeza de los tres. Dalit y el otro muchacho estaban muy asustados, sus cuerpos temblaban, sus facciones expresaban miedo, y estaban algo sudados. Pero Stiorra no demostraba más que el sentimiento de enojo. Su ceño estaba fruncido, y miraba a los alrededores con unos ojos asesinos.
La atención del joven hombre que había ordenado que le quitaran los sacos, fue robada por Stiorra.
— Miren que tenemos aquí — Exclamó con una sonrisa pícara en su rostro mientras se acercaba a ella a paso lento. — Una temeraria — Le acarició el mentón con la mano, pero Stiorra le apartó la mano con un golpe de cabeza. — Y también rebelde.
— ¿Qué quieren de nosotros? — Preguntó Stiorra sin vacilar.
El joven estaba efusivamente sorprendido. Está joven mujer lo trataba como si fuera él, el que estuviera de rodillas al suelo.
— ¿Sabes quiénes somos? — El hombre la miraba desde arriba con una sonrisa.
— Son Colmillo rojo, todos tienen esa misma cicatriz en la mejilla izquierda. — Los ojos de Stiorra estaban lejos de expresar miedo, ella lo miraba con una profunda arrogancia. — Ahora que yo he contestado tu pregunta, contesta la mía ¿Qué quieren de nosotros? — Volvió a preguntar con la misma tonada sin miedo.
— Sabes mujer... — El hombre era muy efusivo con sus gestos de manos — Me agradas. Así que yo también seré directo. — Ahora se volteó a ver a los otros dos que estaban muy asustados — Ustedes son de Nación. Lo que nosotros queremos es información simplemente. — Stiorra se había sorprendido, pero aún mantenía su semblante estoico — Que nos digan, cuales son sus debilidades, el número de hombres. Ya sabemos que se aliaron con las demás manadas, los hemos estado observando.
En esta situación, lo normal sería sentir miedo, como tu cuerpo se entumece y no puedes moverte, pero Stiorra se rio mientras que los otros dos temblaban.
— ¡Ja! ¡No somos importantes! Conner no nos cuenta nada. — Miró a su alrededor — Tienen a las personas equivocadas — Le dijo al resto de los lobos.
— ¿En serio? — Le contestó el hombre, quien agachó su cabeza hacia ella — Indiscutiblemente creo que podrías estar diciendo la verdad, sin embargo aún así voy a tener que interrogarlos. — Se volvió a levantar y le ordenó a sus hombres — Yo me quedaré con la Beta, ustedes llevense a los dos omegas e interroguenlos — Stiorra miró asustada a Alek, quien era su amigo, no quería que lo torturan, ni a Dalit— Mejor no les hagan nada, yo me encargaré de ellos más tarde — Dijo el joven al ver lo angustiada que se puso Stiorra.
Los hombres se habían llevado a Alek y a Dalit hacia una celda donde los arrojaron.
El hombre caminaba en círculos rodeando el cuerpo de Stiorra, la estaba estudiando.
— ¿Qué quieres de mí? — Le preguntó sin temor.
Él hizo un chasquido con la lengua — ¿Cómo te llamas? — Pero Stiorra no le contestó, solo se le quedó mirando — Ah cierto, mi error, si quiero saber el nombre de alguien, primero debo presentarme, soy Zeldric.
Ella aún lo miraba con el ceño torcido — Stiorra — Contestó finalmente.
— ¡Stiorra! — Exclamó con asombro — Hasta tu nombre tiene fuerza.
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Le perteneces al Alpha
WerewolfConner será el futuro alfa de la manada Nación. Sin embargo para ello deberá casarse con la hermana del alfa de una manada que acababa de perder su territorio por la guerra. Esta mujer se convertiría en su Reina. Pero un mal que se arrastraba entre...