Capítulo 20

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Conner

Cuando nos recuperamos de la infección, la manada entró en un estado de duelo, por la perdida de siete de los nuestros. Los más allegados que murieron fueron Galix y Alek.

Yo mismo tuve que entrar en la celda de Tyson para obligarlo a beber el antídoto. Pero fue desastroso el tener que verlo una vez que recobró la cordura.

Era conciente de que él había asesinado a su propio hermano. Y eso desestabilizó su cordura. Era tan horrible y macabro para él recordar cómo disfrutó asesinarlo. Que quedó traumatizado.

Cuando la situación se controlo y se erradicó el virus, recién ahí Daryl y Austria se habían enterado de las muertes.

Max estaba destrozado por perder a su esposa Galix. Pero la ira lo había inundado y ahora solo tenía una violenta sed de venganza. Quería erradicar a los colmillo rojo; bueno o malo, no le importaba en ese momento, solo pensaba en una matanza masiva para toda esa manada.

Sin embargo a los fallecidos se les dedicó un día de luto para cada uno. Lo que se prolongó a una semana en total. No podían seguir llorando las perdidas por más tiempo. Era hora de empezar con un plan de ataque.

Me habían propuesto que también respondiera devolviéndoles la guerra biología. Pero rechacé la idea. No estaba conforme con soltar un virus y que matara a niños y gente que no quisiera pelear o que estuvieran de mi lado.

Me asusté mucho cuando mi hijo y mi esposa enfermaron, creí que los perdería. No quiero que gente que no quiera pelear, se vea envuelta en una guerra biologica.

Mi ira destructiva y despiadada aún estaba dormida. Yo trataba de ser racional, solo sería violentamente despiadado con los que participarían en la guerra.

(...)

Narrador omnisciente

Matt estaba agotado, se había pasado el día entero entrenando a los soldados y planeando formaciones de ataque con Conner.

Estaba tan cansado que apenas se sentó en la cama se frotó la cara con las manos. De cierto modo estaba preocupado y angustiado. Aunque él anteriormente había sido el primero en apoyar la guerra, no podía evitar que los recuerdos de su pasado volvieran a invadir su mente.

Mio había entrado en la habitación de Matt y se inclinó enfrente de él para que la viese; una vez que sus ojos hicieron contacto entre sí, ella se subió a su regazo y comenzó a repartirle besos por el rostro, de una mejilla a la otra, por debajo de la oreja, por la frente y por la nariz.

Luego volvió a verlo a lo ojos, él se encontraba confundido y fascinado a la vez por sus actos.

"Entiendo lo que sientes, puedo ver tu dolor reflejado en cada parte de ti" "Pero ese pasado no volverá a ocurrir de la misma forma" "Antes estabas solo, ahora las manadas están unidas" — Sorpresivamente sus dulces palabras suavizaron el rostro de Matt y lograron tranquilizarlo de cierto modo. Al tenerla en sus brazos y mirarla con tanto cariño, fue inevitable que no se abalanzara sobre ella para besarla con pasión.

...

Sus cuerpos desnudos hacían fricción entre sí mismos provocando que de cada uno saliera una ráfaga eléctrificante, impactando sobre el cuerpo del otro, logrando estremecer a cada uno por la agradable sensación.

Sus pieles sudorosas se resbalaban entre sí. Sus bocas emanaban vapor caliente que chocaban en contra parte. Sus manos recorrían cada montículo de sus cuerpos.

Matt tenía el mando de la situación apoderándose de las caderas de ella y arremetiendo contra ella con poderosas embestidas.

La recostó en la cama de costado, abrazando su espalda, a la vez que su cadera se ejercitaba moviéndose vigorosamente. Él levantaba la pierna izquierda de ella con la mano, mientras que con su mano derecha, ubicada por debajo del cuerpo de Mio frotaba uno de sus pezones.

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