Promesas

2.8K 236 161
                                    

Los siguientes días fueron extrañamente calmados, todo parecía relativamente normal dentro de los parámetros normales de Nevermore.

Merlina no tuvo otra visión y en lo que respectaba, solo aprovechaba el tiempo que tenía con su loba. Dejó su pecho descubierto y le entregó su corazón a Enid.

Toda aquella frialdad que la caracterizaba, desapareció en su totalidad en cuanto a ella, la trataba con sumo cuidado y cariño, no quería separarse ningún segundo de su lado.

Temía que en cualquier momento su visión se hiciera realidad, sus visiones jamás fallaron y aunque anhelaba que esta si lo hiciera, sabía en el fondo que tarde o temprano pasaría.

Es por eso que se aseguraba de pasar cada momento con ella y de mantener a Tyler dentro de la academia, al menos así sentía tener un poco de control de la situación.

Pasó noches investigando sobre ese calabozo, tenía sus dudas pero sabía que aquel lugar se encontraba oculto bajo tierra así que eso lo hacía aún más difícil.

Quería mantener a todos dentro de Nevermore, sabía que ese era su territorio y que podía tomar ventaja en caso de algún secuestro.

Se dedicó a pulir sus habilidades de lucha cuerpo a cuerpo, debía estar preparada para ese momento.

Su visión le mostraba como obligaban a Tyler a herir personas, por ende debían deshacerse de ella primero. No era secreto el hecho de que ella fuera el amo del Hyde, debían matarla para que el monstruo adopte otro.

Si venían por ella, estaba lista para pelear pero su única debilidad en esos momentos era Enid. Apenas podía dormir por las noches, prefería mirarla.

Pareciera que su mirada quemaba ya que la rubia siempre despertaba y la descubría con una sonrisa curvilínea.

Eres una acosadora.- Susurró la somnolienta loba mientras estiraba su cuerpo.

Disfruto mucho mirarte.- Respondió la pelinegra jugando con el cabello despeinado de Enid.

La rubia soltó un gruñido como todas las mañanas, se levantó con pereza de la cama para luego caminar torpemente hacia el baño.

Se propuso a cepillar sus dientes y mientras se miraba fijamente en el espejo realizando esta acción, sintió como unos brazos le rodeaban la cintura.

Vuelve a la cama...- Escuchó la voz ronca de Merlina.

Amor, necesito ducharme.- Contestó la rubia luego de escupir la pasta dental.

Mm...no.- Amaba cuando Merlina se comportaba como una niña pequeña.

Enid se giró luego de enjuagar su boca, aún estaba rodeada por los brazos de la pelinegra, parecía que no podría salir fácilmente de ese agarre.

Escucha, lo haré rapido y luego vuelvo a ti, ¿Sí?.- Trató de convencerla con unos besos cortos.

¿Lo prometes?.- Preguntó Merlina ladeando su cabeza.

Lo prometo, siempre volveré a ti.- Comentó la rubia para luego besar a su chica, la besó de tal forma que fue difícil separarse durante unos minutos.

¿Te quedarás ahí mirando?.- Preguntó Enid mientras se desvestía para entrar a la ducha.

Hablaba en serio cuando te dije que disfruto mirarte.- La respuesta de la gótica la sonrojó por unos instantes.

Los ojos oscuros de Merlina eran demasiado expresivos, Enid ya sabía descifrarlos a la perfección. Sabía en lo que estaba pensando y no pudo evitar desearla también.

La rubia cerró sus ojos en un intento de calmar aquellos pensamientos pero en ese mismo momento, sintió como el sonido del agua cesó, abrió sus ojos y Merlina se encontraba frente a ella, su mirada le generó escalofríos.

I wanna be yours • WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora