Chapter sixth
The nifflersYa había pasado un tiempo de la visita de Canuto y Percy, de la segunda prueba y Annabeth. Marlene había vuelto a la rutina, despertarse a las 6 en punto, ducharse, ir a desayunar, clases, almorzar, clases, entrenar, pintar, cenar y dormir, o al menos intentar.
Habían tenido problemas de convivencia por lo que cada uno había vuelto a su habitación, sin embargo se juntaban los fines de semana y se quedaban allí. Marlene había vuelto a dormir sola, por lo que las pesadillas habían vuelto.
Ahora estaban en la clase de Hagrid, habían terminado con los unicornios hacia ya unas dos semanas.
—Son escarbatos —explicó Hagrid cuando la clase se congregó en torno a ellos —. Se encuentran sobre todo en las minas. Les gustan las cosas brillantes… Miren.
Uno de los escarbatos dio un salto para intentar quitarle de un mordisco el reloj de pulsera a Pansy, que gritó y se echó para atrás.
—Resultan muy útiles como detectores de tesoros —dijo Hagrid contento—.
Pensé que hoy podríamos divertirnos un poco con ellos. ¿Ven eso? —Señaló el trozo grande de tierra recién cavada—. He enterrado algunas monedas de oro. Tengo preparado un premio para el que coja al escarbato que consiga sacar más. Pero lo primero que tienen que hacer es quitarse las cosas de valor; luego escoger un escarbato y prepararse para soltarlo.Marlene miró la caja con recelo, se había acostumbrado a los robos inesperados. Tomó a uno y lo miró con ternura.
—Pero si sos una cosita preciosa... ¿Se pueden tener de mascota, Hagrid?—preguntó la semidiosa.
Este ladeo la cabeza y Marlene asintió, comprendiendo al instante. La criatura extendió una de sus manos al cuello de la semidiosa y esta lo alejó.
—No, no, las cosas de mamá no se tocan—negó la semidiosa y el escarbato hizo un ruido—¡No puedo, es muy tierno!
Los escarbatos iban y llevaban el dinero a su respectivo alumno, el regazo se Marlene se lleno rápidamente de monedas de oro. El escarbato se esforzaba bastante y Marlene le acariciaba la cabeza en recompensa, al finalizar la clase sacó un galeón de su bolsita y se lo dio al escarbato con disimulo, este lo escondió en una bolsita en su abdomen.
—¿Se pueden comprar y tener de mascotas, Hagrid? —le preguntó emocionado, mientras su escarbato volvía a hundirse en la tierra, salpicándole la túnica.
—A tu madre no le haría gracia, Ron —repuso Hagrid sonriendo—, porque
destrozan las casas. Me parece que ya deben de haberlas recuperado todas —añadió paseando por el trozo de tierra excavado, mientras los escarbatos continuaban buscando—. Sólo enterré cien monedas. ¡Ah, ahí está Hermione!Se acercaba por la explanada. Llevaba las manos llenas de vendajes, y parecía triste.
—¡Bueno, comprobemos cómo ha ido la cosa! —dijo Hagrid—. ¡Cuenten las
monedas! Y no merece la pena que intentes robar ninguna, Goyle —agregó, entornando los ojos de color azabache—. Es oro leprechaun: se desvanece al cabo de unas horas.
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𝐒𝐮𝐧𝐬𝐡𝐢𝐧𝐞; 𝙃.𝙋 .𝙋𝙅𝙊
Fanfiction𝐒𝐔𝐍𝐒𝐇𝐈𝐍𝐄; Len Potter vivió toda su vida en el campamento Mestizo, hasta que un día un hombre con barba le dijo que debía asistir a una escuela de Magia. ❝Té para tres. Un sorbo de distracción Buscando descifrarnos. No hay nada mejor No hay n...