𝘒𝘦𝘦𝘱 𝘰𝘯 𝘴𝘩𝘪𝘯𝘪𝘯𝘨, 𝘙𝘰𝘶𝘨𝘩 𝘋𝘪𝘢𝘮𝘰𝘯𝘥 [JosukexReader]

2. El extraño restaurante italiano.

Hasta ese día, la rutina era la misma, mí día a día eran Josuke y Okuyasu, pasábamos siempre los tres juntos, a veces se nos unían los demás, aunque Koichi y Yukako solían estar muy en su rollo y Mikitaka simplemente desaparecía, pero había algo que me decía que él siempre estaba con nosotros. 

Como vivíamos muy cerca, solíamos turnarnos para irnos a clases, un día venia Josuke e íbamos juntos por Okuyasu, otro día era Okuyasu, otros días iba donde ellos, o simplemente nos encontrábamos en la roca de Angello, dicen que es de buena suerte saludarla, así que siempre lo hacíamos. Debo admitir que ver a Josuke me hacía feliz, pero tenía mis dudas, en serio ¿solo era él el que llenaba mi corazón?

Un día sin más, los señores Shirogane me tenían una sorpresa, deseaban llevarme a cenar a un restaurante italiano, según ellos, esa era comida adecuada para un extranjero, cuando vi que estábamos cerca de un cementerio.

"Sé que son raros, pero eso es pasarse" Pensé, pero mi sorpresa fue mayor cuando vi que no tenían menú ya que la comida era selección de la casa, a los señores les encantaba aquel lugar porque al salir de ahí, se sentían mejor de salud.

"bah, efecto placebo a más no poder".

Entramos y me sorprendió lo acogedor de aquel restaurante, pero solo había dos mesas, a pesar de ser muy solicitado solo podías entrar con reservación, ya sabía que me querían a traer aquí antes, así que con esto ya entiendo porque tardamos tanto en venir.

Salió el chef, un italiano guapísimo y joven, muy jovial, que con solo tocar nuestras palmas se inventaba un menú para cada uno, parecía que solo decía palabras al azar.

—Parece que no duermes bien jovencita —exclamó el chef, sorprendiéndome porque efectivamente, para tener un rendimiento alto debía esforzarme mucho y solía desvelarme.

El tipo entró a la cocina, y se pudo escuchar cuando le dijo a un trabajador:

—Muy bien, llegaron los Shirogane, a trabajar, debemos tener los utensilios y la cocina limpia, luego ve a limpiar la mesa de a lado, para que entren los otros comensales.

Se me abrieron los ojos como platos cuando vi que de la cocina salió Josuke con un mandil, al parecer trabajaba ahí. Mi mente se dividía en dos, por un lado se miraba tan adorable vestido así, que moría por dentro, y por otro lado pensaba en cómo era posible que alguien como él con un aspecto tan rebelde podría tener un trabajo, y más un trabajo que parece aburrido; Sabía que estaba roja de los nervios, toqué mis mejías que estaban calientes, cuando él me vio, y del asombro se le cayeron los platos.

— ¿T/n?, ¿Pero qué haces aquí? —cuando se dio cuenta de aquello hizo una reverencia pidiendo disculpas y saludando formalmente a los señores.

—Descuida hijo, te hemos visto crecer Josuke, sabemos que acompañas a T/n a la escuela, cuida mucho de ella por favor —Yuno san le dedico una sonrisa, Josuke solo me hizo señas con la mano, y susurro:

— Oye, jamás espere verte aquí.

Salió el chef quien se llamaba Tonio a ver el disparate, no regaño a Josuke, amablemente se disculpó y lo miro con cierta complicidad, como que ya sabía que estaba pasando por su mente, Tonio empezó a hablar de sus ingredientes para distraernos cuando de reojo vi como Josuke solo tomo unos cuantos trozos del plato, y se fue a la cocina, y lo que paso después me voló la cabeza, los trozos parecían seguirlo, quede patidifusa, creo que Tonio me vio y me dijo:

—Tranquila, cuando no descansas bien puedes ver alucinaciones chiquilla —mientras me daba unas palmadas en el hombro.

«Algo se esconden estos dos» Pensé con mucho escepticismo.

Después de comer, si pude sentirme mejor del cansancio, eche unas cuentas lagrimitas pero nada como una servilleta para ocultarlas, cuando salió Josuke a recoger los platos.

—Paso por ti mañana "chiquilla" —mientras contenía la risa.

—Maldito desquiciado —le dediqué una mirada de desprecio.

Al día siguiente, dicho y hecho, se atrevió a tocar la puerta de la casa y preguntar por mí, como los señores ya sabían de él no tenían problema con que me acompañará a la escuela, antes de eso solo me esperaba desde afuera en la acera.

—¿Cuánto tiempo llevas trabajando con el señor Tonio? —pregunté curiosa.

—¡Qué tin! —se burló mientras me empujaba un poco, en serio era muy juguetón el tipo.

—¡Hey, hablo en serio, quiero saber! Nunca te imagine vestido así, ¡parecías una Maid!, estaba que me moría de la risa.

—Apenas comencé hace unos meses, mi padre suele enviarme dinero pero nunca me alcanza la mesada —hizo un puchero con sus labios, mientras se agarraba el cuello.

— ¿Y a donde te metes el dinero hombre? —lo cuestioné mientras con mi mano trataba de ocultar una sonrisa juguetona.

—Pueees hace poco salió una nueva consola, y ¿qué es una consola sin juegos? —divagó pensativo— además invierto en mí, esta belleza no es barata —empezó a carcajearse de forma altanera—Okuyasu me acompaña los fines de semana, pero a él le encanta cocinar, es como el protegido de Tonio, parece que quiere ser chef.

Así íbamos caminando hasta llegar a casa de Okuyasu, como nos gustaba jugar a los tres, quedamos de ir al Pachinko esa tarde después de clases.

Pero en todo momento tenía presente aquella escena... Jamás imaginé que aquí comenzarían las cosas extrañas. 

¿Qué diablos había pasado con los platos?