𝘒𝘦𝘦𝘱 𝘰𝘯 𝘴𝘩𝘪𝘯𝘪𝘯𝘨, 𝘙𝘰𝘶𝘨𝘩 𝘋𝘪𝘢𝘮𝘰𝘯𝘥 [JosukexReader]

𝔼𝕤𝕡𝕖𝕔𝕚𝕒𝕝: 𝕍𝕒𝕔𝕒𝕔𝕚𝕠𝕟𝕖𝕤 𝕕𝕖 𝕍𝕖𝕣𝕒𝕟𝕠

[Para celebrar el pronto inicio de las vacaciones, ¿Qué les parece si vemos lo que nuestros chicos hicieron durante el verano]

Paseando por Morioh

Usualmente, Okuyasu sale a caminar al lado de su padre, y con Stray Cat en brazos, un día dio con un tesoro escondido de la ciudad.

Su pequeña mascota gruñía cuando no le gustaba una zona, (Si, Stray cat era un poco Esnob) así que este lo dirige. Sin darse cuenta transitaban por la zona de lujo, Okuyasu sabía que ahí vivía Trish, aunque antepuso los deseos de su felino amigo, el chico se llenó de nervios. 

A lo lejos el viento agitaba una sedosa cabellera rosa, Trish leía una revista apoyada en el muro medianero de su terraza.

« ¡Mierda!, si me ve aquí pensara que la estoy acosando»

Avergonzado jaló el pequeño brazo de su padre arrojándose a una zanja a las afueras del camino. Cayeron los tres colina abajo, deteniéndose Okuyasu de un golpazo frente a un letrero que indicaba que había un pequeño puente peatonal a 100 metros.

Como estaban perdidos, si seguían el letrero, seguro llegarían a una zona transitada, pero Stray Cat estresado empezó a soltar sus burbujas de aire, el chico comenzó a correr con su padre buscando calmar el mal humor de su gatito.

Jadeando trató de recuperar un poco de aire, Okuyasu se recargó sobre un viejo pilar de piedra, habían llegado a aquel viejo puente, el cual era muy peculiar, estaba lleno de Engimonos, pequeños amuletos para la buena suerte. Al minino le encantó aquel lugar, ¿y cómo no? Su estructura rocosa era abrazada por el musgo y las enredaderas tenían años creciendo junto al riachuelo que fluía en sus pies. La delicada brisa refrescaba a quien estuviera cerca llenando de energías a aquel chico, las carpas Koi nadaban contra la corriente del río negándose a ir al mar.

Sandias.

Aquel lugar se volvió el favorito del grupo, Josuke y sus amigos comenzaron a frecuentarlo. La sombra de los arboles y su serena bruma, incluso el sonido de la corriente eran relajantes. Pero, ¿Saben cuál es el complemento perfecto para este paraíso terrenal? Pues... Una deliciosa merienda.

Como es temporada de Sandías en la ciudad, un manjar muy codiciado para los locales, la especialidad de Hokkaidō son las sandias cuadradas. Para Mikitaka aquella jugosa fruta con un duro exterior era pura ambrosia.

— ¡Asombroso! ¿Cómo es posible que por dentro sea tan suave? Mira, se escurre por mi boca — balbuceaba con la boca llena —Me recuerda a mi antiguo planeta, donde devorábamos a nuestros enemigos y su sangre salpicaba nuestros ropajes, así como el jugo de esta cosa, ¿cómo dijiste que se llamaba Josuke? —el joven rubio suspiraba nostálgico, con tanta naturalidad, como si hubiera dicho algo normal.

—Solo es una fruta Mikitaka... —Todos los demás le dedicaron un ¡Cierra la boca! con sus crueles miradas, pero el chico Alien no se dio cuenta.

Josuke siempre cargaba una hogaza de pan para arrojarle migajas a los pececillos, el peliazul amaba que sus pies flotaran en el agua, a veces chocaban con los de Okuyasu o los de T/n, salpicándolos a ambos.

— ¡T/n!, quien arroje más lejos las semillas, invita a un guisado de Res y miso para la cena —la retó Josuke, él sabía como divertirse con lo más simple. 

— Siempre y cuando no hagas trampa —aceptó ella adelantándole su victoria, después de todo, ambos son cómplices en todo y tenían una gran conexión que los unía.