9. Los señores Joestar [Parte 1]

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Al parecer, Jotaro ya estaba en el Grand Hotel de Morioh, así que Rohan fue por él a las 5:30 AM, Koichi fue por Okuyasu, y yo me quedé con Tomoko quien se miraba nerviosa.

Cuando vimos las luces de un carro, sabíamos que Rohan había vuelto, estaba intrigada por conocer al sobrino de Josuke, no creo que un niño inspire tanto a un joven como para querer proteger una ciudad.

Tomoko me había dicho que si le pasaba algo, que yo despertará a Josuke, honestamente no comprendía por qué; hasta que se abrió la puerta con extremo cuidado, la luz del poste eléctrico daba sobre él, un hombre de 2 metros de alto.

Tomoko me había dicho que si le pasaba algo, que yo despertará a Josuke, honestamente no comprendía por qué; hasta que se abrió la puerta con extremo cuidado, la luz del poste eléctrico daba sobre él, un hombre de 2 metros de alto

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«Dios mío, me quedé sin palabras... ¿acaso esta familia estaba bendita con la belleza?» Me quedé congelada al ver a aquel hombre con una cara seria, de pocos amigos, con su piel tan blanca como su traje y su cabello negro como la noche, se acercó a mí y me dijo con una voz gruesa y masculina que casi provoca que me derrita como un glaciar:

– ¿Y esta chica? ¿quién es? ¿Acaso es la novia de Josuke? –preguntó de mala gana.

– Señor Jotaro –saludó Koichi mientras le amarraba la boca a Okuyasu con un trapo para que no hiciera ruido –Es nuestra amiga y viene de intercambio, ya es muy unida a nosotros.

– Yare yare –suspiró aquel hombre mientras tapaba su rostro con su gorra –Mucho gusto –extendió la mano presentándose, como a mí sí me enseñaron a comportarme en mi casa, lo saludé sin demostrarle nada, sólo sequé mis manos porque estaba sudando... y no porque hiciera calor.

Me presente de forma cordial con él, se notaba que era un hombre serio y antipático, así que aparté mi mirada de él con rapidez, pero pude destacar que los genes Joestar eran muy dominantes, aquel hombre era el doble de imponente que su tío.

Cuando Koichi señaló que ya estábamos todos, comprendí porqué la señorita Tomoko me había hecho aquella solicitud, estaba prendida del brazo de Jotaro y no lo soltaba, parecía una garrapata, se le miraba mega hipnotizada, pero, ¿Cómo culparla?, lo que me sorprendió fue la paciencia y desinterés de Jotaro hacía aquello, creo que a pesar de eso, la respetaba mucho.

El reloj marcó las seis, ya sabía lo que tenía que hacer, me invadió un mareo cuando pensaba en eso, las piernas me temblaban de los nervios y no podía articular palabras, ¡Joder, esta familia es hipnótica! Caminé hacia su habitación con el pastel, la música me guiaba a donde debía ir, cada vez sonaba más y más fuerte, mi corazón se salía de mi pecho.

Sin hacer mucho ruido abrí la puerta, su habitación estaba echa mierda, poco a poco me adentraba en aquel lugar, su espejo atrapó mi atención, en su marco estaban pegados los post-it que yo le hacía en clase, ¡Juraba que los botaba a la basura! casi me desmayo de la impresión.

Gire la mirada hacia su cama, ahí estaba él dormido como quien tira fósforos al suelo, era un desastre pero me encantaba, la sabana lo cubría de píes a cabeza, me senté en su cama y con todos los nervios del mundo, apagué la música y empecé a tocarlo delicadamente para no despertarlo brusco.

𝘒𝘦𝘦𝘱 𝘰𝘯 𝘴𝘩𝘪𝘯𝘪𝘯𝘨, 𝘙𝘰𝘶𝘨𝘩 𝘋𝘪𝘢𝘮𝘰𝘯𝘥 [JosukexReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora