Capítulo 7

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-Kacchan... - murmura Midoriya por tercera vez – No se juega así.

-¡Cállate!

La pelota de pin pon que golpea Bakugou ha pasado casi rozándole la mejilla estrellándose contra la pared y rodando por el suelo hasta topar con la pata de la mesa.

-Tiene que botar primero en la mesa, así.- Midoriya se lo enseña pero al golpearla con su raqueta vuelve a tener el mismo resultado.

-Kacchan.- el peliverde empieza a cansarse.

-Sé cómo se juega a este maldito juego pero mis reglas son más divertidas.

Midoriya deja la raqueta sobre la mesa cansado. No piensa jugar a quien consigue golpear la cara del otro antes por muchas ganas que tenga ahora mismo de hacerlo, sobre todo cuando nota las feromonas de una chica omega acercándose a ellos riendo como un cachorro de hiena y ojos de leona hambrienta.

-Pero qué divertida forma tienes de jugar ¿Puedo unirme?

Habla en inglés.

Bakugou ni siquiera le contesta. El olor de la omega empieza a envolverle dulce y pícaramente.

-Perdón ¿Os he interrumpido? – pregunta dirección a Midoriya – Mi marido y yo también estábamos jugando y creí que sería más interesante vuestro juego. ¿Podemos unirnos? Hagamos equipo tú y yo.

Ahora es Midoriya quien nota a fuerte hombre de altura considerada y gesto algo torpe colocarse a su lado, no obstante no ha olido sus feromonas de alfa.

-Ya nos íbamos.- gruñe en un perfecto inglés mientras lanza la raqueta sobre la mesa.

-¿¿¿Ya??? – la chica lo retiene tomándole del brazo. Si hace un movimiento un poco brusco el kimono que viste, al igual que todos los huéspedes del hotel, se abrirá a la altura del pecho donde es más que evidente que no lleva nada debajo – Venga, quedaros un poquito más, o mejor, quédate tú un poquito más – le alcanza a susurrar al oído.

La carmesí mirada de Bakugou es más que suficiente para hacer retroceder a la omega cuyas manos tiemblan de miedo y de lujuria. Piensa que si es capaz de producir ese efecto en ella sin utilizar sus feromonas ¿Cómo sería estar bajo la presión de éstas? Una continúa montaña rusas de orgasmos, eso seguro.

-Ellie, deja de molestar.

Habla su marido con voz grave. Nada que ver con su rostro infantil.

-Yo solo quería ser amable, hablar con ellos, tomar algo. ¿Qué tiene de malo, Ken?

Empiezan a discutir. El olor que empapa la sala de juegos empieza a ser irrespirable. Las feromonas de la omega son muy intensas y los allí presentes empiezan a marcharse sobre todo los alfas al notar que se trata de una omega dominante. A Midoriya también le afecta. Nota el estómago contraerse. Los pulmones cerrarse. Él no es dominante.

Deja de emitir tal olor o Kacchan... ¿Caerá en sus brazos? ¿La preferirá antes a ella que a un inútil como yo? Basta Izuku, estos celos no son tuyos, no...lo son...

-Vámonos.

La mano que toma ha abierto las ventanas de sus pulmones dejando entrar aire puro, fresco, cálido. Bakugou no ha utilizado sus feromonas, es su propia calidez la que le transmite y le calma.

-Ah, espera, charlemos un poquito más ¡Ay! – grita con voz aguda al chocar contra algo, y ese algo es Mahoro que llevaba un par de vasos de té que le han dado en recepción – Maldita mocosa ¡Mira lo que has hecho! ¡Podías haber quemado mi preciosa piel! – grita como una histérica - ¿Ni siquiera vas a disculparte? Vaya cría mas maleducada. Yo te enseñaré educación.

Levanta la mano para golpearla cuando el grito que sale de su cuerpo es de dolor al sentir el brazo retorcerse a su espalda.

-Toca a mi hija y te lo rompo en tres partes.

La omega enmudece ante la oscura y eléctrica mirada verdosa de Midoriya cuyo rostro es ocultado por una sombra de odio. Se zafa de su fuerte agarre y llora buscando los brazos de su marido que no la acogen, ahora es ella la que tiembla ante la decepción de su marido y sale de la sala de juegos corriendo.

-Espero puedan disculpar el comportamiento de mi mujer.- se inclina hacia adelante. Él no es japonés, son extranjeros, pero entiende bien el protocolo de educación de otros países al ser un importante político – Sé que no es excusa pero su estado mental sufrió a raíz de ser atacada por un villano. Por eso estamos aquí, porque ese malnacido sigue suelto buscándola y ella a su vez busca la protección de alguien fuerte, como alfas dominantes, por ejemplo – inclina de nuevo la cabeza – Ten – el alfa da un leve chasquido y aparece una bonita flor blanca – Para ti, pequeña.

Ella la acepta aún asustada.

-¿Estás bien, Mahoro?

La niña asiente repetidas veces.

-Papi eres... ¡Increíble! – estalla y Katsuma se une a su emoción – Por un momento parecías un villano con esa mirada.

-Es-esto yo... no es un villano precisamente lo que quiero ser para vosotros.

-Papi siempre será nuestro héroe, da igual lo que haga.- Mahoro le abraza emocionando a Midoriya – Aunque si fueras villano te querríamos igualmente.

Guiña un ojo dirección a Bakugou. Luego corre pasillo adelante tomadas de la mano de su hermano.

-No pretendía enfurecerme de esa manera. Lo siento.- se frota las manos. Bakugou sigue callado – Por favor, di algo.

-Si no lo hubieras hecho tú lo habría hecho yo, aunque yo no me habría contenido.

-¡Kacchan no! No puedes herir a un civil.

Balbucea agitando las manos.

-En algo estoy de acuerdo con Mahoro.- sus rojizos ojos se mueven por toda la sala hasta detenerse en él provocándole una sensación desconocida – Me gustaría ver más esa faceta de villano que ocultas, Deku – da un paso hacia él empujándole hasta la pared y quedando enjaulado entre dos máquinas enormes de refrescos ocultos a miradas indiscretas – Me han dado ganas de hacer un desastre contigo.

Tira del cordón del kimono con suavidad pero sin la intención de deshacerlo. Midoriya baja la cabeza aturdido. Puede notar el calor que desprende el volcánico cuerpo de Bakugou. Y el olor que respira no son sus feromonas, es el suyo propio. Sigue sin utilizar a su alfa para someterlo. Esa es la manera que está utilizando Kacchan para comprobar lo que hablamos.

Entonces yo...

Traga saliva. Sus dedos se contraen antes de tirar del cordón del kimono contrario incitando a los cinco sentidos a estar preparados para lo que va a pasar. Lamer los labios del sabor del magma evitando que su propia lengua se derrita y para poder evitarlo necesita aire fresco. Para ello se cuela en la cueva húmeda sin pedir permiso hasta tocar la campanilla avisando a su dueño que ha enmudecido ante su repentina llegada.

-Estaré esperando a tal desastre, Kacchan.

Consigue decir con la respiración entrecortada.

Tangled Time (Finalizada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora