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La brisa fresca de aquel viernes por la tarde hacia danzar los cabellos tan finos de Yoonji, que permanecía incomoda en el auto de aquel joven que ocasionalmente la miraba de reojo mientras mordía su labio inferior pensando de qué manera podría acercarse a ella, también, aunque no lo parecía, se sentía intimidado por la chica a su lado, su peculiar forma de ser le llamaba la atención, claro que no era por un interés romántico puesto que Yoonji estaba lejos de la mujer ideal para Jimin, era solo curiosidad por ella, por su conducta, su aspecto e incluso su carácter tan reacio, no podía creer que alguien como ella pudiese existir, es decir, ¿cómo una mujer podía ser tan descuidada con su imagen personal?, cuando el aspecto físico era la carta de presentación para una jovencita que debería de aspirar a ser una mujer de hogar de la alta sociedad, y además ¿cómo esa mujer no podía tener interés en él? Ella estaba en su auto, cualquier otra chica estaría mirándole estupefacta, pero no, Yoonji no era como las demás chicas, ella ni si quiera le miraba por curiosidad, tal parecía que encontraba mayor interés en el paisaje fuera de aquel auto.

¿Tomaste otra ruta hacia la biblioteca? — Yoonji preguntó con el ceño fruncido ante el camino tan desconocido que se presentaba en su mirar — pero que tonta soy, tú no puedes saber el camino hacia la biblioteca, porque tú nunca has pisado una, tal vez ni si quiera sepas como luce. En el siguiente retorno, por favor da la vuelta.

¿Y si no lo hago? — Jimin preguntó mirando la reacción de la chica, que permanecía emanar un semblante molesto ante tal atrevimiento.

Al ver que el auto no se detenía Yoonji intentó abrir la puerta del copiloto, en ese momento poco le importó que Jimin mantuviera el auto en marcha, no podía creer que alguien con su intelecto fuese tan inocente por confiar en un sin vergüenza como Park Jimin, se maldijo y con total valentía sujetó la manija de la puerta pensando en cómo podía escapar de esa situación, sin embargo, antes de que Yoonji lograra tal hazaña, Jimin le tomó del brazo evitando que hiciera tal locura.

No quiero estar aquí, no debí esperar nada bueno de alguien como tú, no sé en qué estaba pensando, regresa.

Escucha — Jimin estacionó el auto y se giró para verla a los ojos — pensé que sería divertido ir a la feria, te la pasas encerrada en la universidad podría decir que te desvives por los libros, creí que llevarte a un sitio distinto te agradaría. Era solo mi pago y agradecimiento por tus clases.

No me interesa ir contigo a la feria ni si quiera me interesa ayudarte con los temas que no entiendes, y claro que tampoco me interesa que me vean contigo en un lugar tan concurrido, de hecho, me he arrepentido de estar cerca de ti desde el primer momento que permití que se llevara a cabo una conversación — Yoonji se cruzó de brazos y miró hacia el frente mostrando su total descontento hacia la situación premeditada de Jimin, sin embargo, aquel berrinche tan infantil le pareció gracioso a aquel joven que se mantenía guardando con recelo su risa burlesca —. Odio estar aquí y te odio a ti por traerme aquí.

Sé que te desagrado y tú definitivamente me desagradabas a mí también, pero eso cambió, me pareces un tanto graciosa e infantil, ese berrinche solo me deja ver qué esperas que te proponga algo que realmente te convenza, así que adelante, dime que quieres para que puedas enseñarme sobre matemáticas — Jimin apartó la mirada y reposó sobre su asiento, ese semblante en su rostro era la evidencia más clara de su satisfacción al comprender un poco más a aquella chica poco convencional.

Que dejen de molestarme — Yoonji pronunció casi en un susurro, con seriedad y hartazgo esa pequeña frase se coló de sus labios —, quiero que tú y los idiotas de tus amigos dejen de molestarme cada vez que me ven, tampoco quiero escuchar aquellos comentarios estúpidos que suelen decir sobre mí, sus risas y sus chistes, porque no es nada divertido hacer bromas hirientes a alguien por su físico o por cómo se viste, solo se ven patéticos y estúpidos. Me desagradan tanto los hombres como tú, que toman la figura femenina como una cosa que solo sirve para su propia deseo y satisfacción sexual.

1950: Promesa CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora