|CAPÍTULO TREINTA Y CINCO: AMARANTO.|🔞

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AMARANTO

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AMARANTO.

Jessa está inquieta y no encuentro razón alguna para entenderla, desde que llegue a la tienda se la pasa equivocándose de patrón y ya van 3 pedazos de telas tiradas en su oficina y para el colmo, se ha pinchado el dedo 5 veces, sí, 5, las conté porque no es común en ella.

—¡Mierda! — bueno, van 6.

Corro inmediatamente y le cubro otro de sus dedos con otra curita, ahora estos lucen cubierto de ropa.

—Jess.

—Mi vida esta vuelta un caos, sobrina. — vaya, me sorprende cuando me llama así, la rubia toma asiento y me señala el asiento al lado de ella.

—¿Algo paso mientras no estaba o en el transcurso de estas dos semanas?

—No sé cómo decírtelo, pero he estado muy molesta.

—Bueno— señalo su oficina que está hecha un desastre— no se te nota.

—Que no seas sarcástica niñita, soy la mayor y soy tu tía.

—Amanecimos como bravas— trato de bromear, pero ella solo brota un sonido raro.

—¡BUENAS, BUENAS! ¡GOOD MORNING! — Erín entra a la oficina con unas bolsas de panadería, se detiene en medio del caos y veo como su ánimo decae. —¿Quién murió?

Jessa hace un sonido con su garganta y veo incomodidad en su corazón, rápidamente reparo el de la castaña y este solo está confundido por el espectáculo.


¿Qué pasó?


Ni yo sé.


Ya no soy la única lenta.


No te confundas querida.


—Nadie— responde de mala gana la rubia, se para y la veo tomar otro patrón para unir, rápidamente comienza a coser, pero para su suerte vuelve a equivocarse, la rabia que la invade hace que su corazón se estruje en su pecho y tira la tela al suelo de nuevo.

—Jess— Erín la llama y veo algo en ella que no puedo entender.

¿Qué me estoy perdiendo?

—No me hables, esto es tu culpa.

—¿Mi culpa?

—Sí, tú y tu imprudente bocota. Te hubieras quedado callada y no me hubieras dicho nada sobre Dante. Sabes que no puedo sacármelo de la cabeza.

—¿Y qué? ¿No es eso bueno? Ustedes están destinados. ¿Qué tiene de malo?

—Que eres su ex novia, un hombre a quien le diste una mamada y te penetro más de una vez, además, de los sentimientos que compartieron juntos. ¿No te parece suficiente esa razón?

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