|CAPÍTULO DIECISÉIS: THEODORO DE LUCA.|

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THEODORO DE LUCA

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THEODORO DE LUCA.


La universidad Green ha ganado de nuevo el campeonato de futbol, todos están eufóricos, las hermandades se han encargado de las fiestas y vaya que si son una locura.

De camino a la hermanan Green, me encuentro a unos cuantos compañeros, al entrar vemos que todos están más borrachos que sobrios, saludo a unos cuantos conocidos y me detengo ante el ruido del centro.


¿Qué pasa?


—Parece que alguien está dando un espectáculo.

—No seas tonta Rona, todo el mundo da espectáculos en estas fiestas.

—No todo el mundo quiere hacer un baile de stripper.

—Espero que sea hombre.


Escucho hablar a unas mujeres a mi lado y les sigo el paso, al llegar, todos aplauden y los encima de las cabezas, veo a una pelirroja y a una castaña bailando juntas muy sensualmente, se tocan su cuerpo y se soban lentamente, todos se empujan y hace que me infiltre un poco más ante el tumulto, al llegar casi a la primera fila, levanto la mirada y mi boca queda suspendida en el aire.


No puede ser.


La castaña de mechas azules, mueve su cuerpo lentamente hacia la pelirroja pecosas, esta le toca la cara con sensualidad, le da un beso en la comisura de su boca y luego le pasa la lengua por encima de sus labios, ambas sonríen y todos se vuelven locos.


No lo puedo creer.


Veo como todos comienzan a sacar sus celulares y graban el espectáculo, por el respeto que le tengo y el agradecimiento tan grande, no puedo dejar que pase a mayores, me infiltro con maldiciones que llegan a mis oídos y llego al centro, rápidamente tomo el brazo de Darla y todos comienzan abuchearme.


Como si eso me importará. Al ver mi agarre la ojilila alza su mirada y frunce su ceño.


Su mirada es otra.


—¿Quién diablos te crees para cogerme así? — suelta nuestra unión y pone sus manos en la cintura.

—Te estoy salvando la vida, Darla.

—¿Por qué? No me conoces y yo no te conozco.


Esta pérdida.


—¡BESO! ¡BESO! ¡BESO! — todos comienzan a cantar el coro, la pecosa me aparta y toma la cara de la castaña, esta estira sus labios para recibir el afecto de su amiga, sin esperar más las aparto.

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