-Qué lugar tan horrible.
Si tenía que oír una queja más de Erio en lo que quedaba del camino se lanzaría al camino de tierra para ser arrollada por el carruaje que los seguía. Desde que salieron de Kenidor se convirtió una rutina, mientras ella miraba con sorpresa viejas ruinas de batallas o los bordes de Valle de los Muertos al otro lado del rio Frugeto Erio se quejaba de que no veía nada de significado de mantener algunas "vejeces". Driger no se quedaba atrás haciéndole preguntas de cultura general continuando sus clases en ese pequeño lugar, oliendo a humedad por la fuerte lluvia. Una tarde le hizo salir del carruaje en una parada bajo un paraguas para mostrarle el movimiento de las nubes, cosa que le importaba menos. Si Erio se preguntaba qué sentido tenía guardar lo antiguo conservando viejas tradiciones, Eary se preguntaba si era necesario tener a un instructor a bordo en un viaje de relajo. Tampoco creía que el esperara que ella le besara bajo la lluvia aunque parecía tener intenciones de tomar su mano pero ella la alejo de su insistente intento de acercase varias veces. Aburrida, cansada, molesta, estuvo a punto de cumplir su promesa, pero aún quedaba esperar. Ahora las rudas marchaban sobre el lodo y tierra del camino principal de Meliral, ya sin lluvia y rodeados de una multitud que los celebraba sin siquiera conocerlos. Eary solo quería bajar del carruaje e ir a su habitación de hotel para descansar hasta la Celebración de las Lámparas.
-Es deprimente, pero aquí será el festival. Nos seas llorón. -Por fin lanzo Eary a su odioso hermano mayor. El no le prestó atención.
-El nuevo rey de Henridor tendrá que ser el que remodele este sitio luego de que todo este circo acabe.
-No eres Rey, eres Príncipe. No hay reinados ya, estas en un principado. Además, aquí tampoco puedes ser regente, estamos en una democracia ahora.
-Reinado y Principado no se diferencian demasiado ahora, ¿Recuerdas tus clases? -Driger interrumpió con su voz joven de la razón. -Es una figura de poder similar al rey solo que esta vez es un cargo simbólico ya que el poder se concentra en...
Eary le lanzó la mirada de aburrimiento que usó todos estos días en la carroza, solo que esta vez sí dio resultado en él. Logró cerrarle la boca haciéndole saber que no le importaba.
-Las clases de Driger están dando resultados.
Driger se volteó cuando escucho su nombre. Eary odiaba esas lecciones por lo aburridas que eran. Como sea, lo que más le fastidiaba de ese comentario es que tenía razón.
Afuera escuchaba individuos de todas las edades y tamaños saludarlos con silbidos y aplausos. Le sorprendió bastante ver a una chica con la bandera de su ciudad pintada en las mejillas, no era por su reino, de seguro eran por el grupo musical de su ciudad que vivián en Gerol ahora. Eary abrió las cortinas para verlos.
Eran como imaginaba a los habitantes de su ciudad. Alegres, simples, como cualquier otro individuo de su ciudad o de sus alrededores. Desde que escuchó que campamentos de individuos que preferían seguir las tradiciones de sus antepasados de épocas más antiguas en el bosque se imaginó a los habitantes de las ciudades dentro de Grendor como salvajes con las partes íntimas tapadas con mantos, rechazando la tecnología, andando en elefantes o en lo que anden los indígenas. Ellos eran individuos con la misma cultura que Valer impuso a mediados de la Época Ámbar. Quizás las clases de Driger si daban resultados.
Miró fascinada lo que fácil podría ver en su ciudad, individuos felices saludando un carruaje real con toda la emoción. Estando entre ellos hubiera hecho lo mismo, o estando dentro del carruaje podría hacer lo mismo. Levantó una mano y la empezó a mover a ambos lados en esa pequeña esquina del carruaje en dirección a los individuos felices. Ellos tal vez no podrían verla, pero daba su corto esfuerzo. La emoción de estos no disminuyó en ningún momento, la saludaban a ella en todo momento esperando, era su entrada triunfal. En ese instante pequeño de gloria en su mente esos individuos la saludaban y celebraban a ella. Erio, Driger y los guardias que los acompañaban se esfumaron de pronto. Solo ella recibía la atención de esas calles.
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Baile de Condenados (Relámpagos del Este-Libro 1)
FantasyUna serie de atentados en la ciudad forestal de Meliral hace que su festival de aniversario sea arruinado y de pie a un estado de emergencia. Kikuko, una espía que trabaja en el nombre de la Ministra de Gobierno de Tierras del Este que está de vacac...