Capítulo 17: Reparando en la desconfianza

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Los días subsecuentes fueron devastadores para Jair. Su retiro tuvo que esperar, pero eso era lo último en lo que pensó. Él estuvo en el Hotel Real cuando aquellas bombas fueron supuestamente ingresadas al hotel, a eso se debía el escándalo del que muchos huéspedes se quejaron. Miles individuos murieron en SU pueblo. En SU territorio. Él hizo el juramento de cuidarlos el día que llegaron a la ciudad cuando ellos pusieron un pie en la ciudad. No lo logró. Como anfitrión, como líder de la ciudad, como policía, el sentimiento de derrota, inutilidad y fallo seguía presente y eso era lo que lo mantenía deprimido este mes. Le dolía mucho en el alma.

La cantidad de muertes no descendió hasta mitad de mes. Los terroristas empezaron a secuestrar civiles conforme pasaron los días aumentando de intensidad los ataques y la explosión de la toma de agua y la corriente de la semana pasada fue más catastrófica que la explosión en la calle Jurio después de cancelado el Festival. Por suerte el generador de corriente auxiliar de calles se encendía desde la comisaria, ese generador era como una segunda fuente de luz eléctrica para unas cuantas calles en la ciudad. Las Hadas hacen un excelente trabajo tomando precauciones. Estos sujetos estaban en contra del Festival y del sistema que manejaba esta ciudad, dando trabajo a los representantes de su gobierno. Sumado a este pensamiento estaba la deducción de que querían aislar Meliral del resto de Tierras del Este. Tuvo tiempo para alejar su depresión haciendo estas investigaciones, aunque regresaba cuando salía a dar palabras sobre los eventos acontecidos ya que era abucheado por el público y culpado por las muertes. Ante esto se refugiaba en su oficina con más ganas de seguir buscando pistas en reportes hechos por oficiales, revisando informes, y verificando papeleo. Así fue como se dio cuenta que faltaban documentos...

Los informes aumentaron con cada ataque. Montañas y montañas de estos, en carpetas amarillas, se llenaban en las mesas de la larga oficina del despacho principal. Desde el principio fue así, si bien pasaron por alto el incendio de la calle Farrouq la explosión del hotel lo llenó de papeles para firmar y denuncias que llenar y firmar. En cuanto la situación llegó a mayores y se necesitó fuerzas especiales, escogió al azar de entre los policías más capaces y fuertes para darles algo de entretenimiento a los atacantes. Muy pocos llegaban con vida en algunas patrullas donde hubo más acción. Patrullar las calles era bastante trabajo, se quedaba en la oficina día y noche mordiéndose las uñas cada vez que pasaba un camión esperando que no trajera más que buenas noticias y no un cadáver en la tolva del vehículo mientras que los oficiales de puestos menores, que se tomaban turnos para contestar cartas y denuncias por radio, salían de la planta baja a recibirlos.

Del él fue la idea del Toque de Queda y cerrar la ciudad de la noche a la mañana siguiente del primer ataque. Los camiones a gasolina fueron desempolvados y llenados a tope para las patrullas en las calles ya vacías en las noches por faltas de coches. Una patrulla escondida por las calles donde más atentados hubieron en el día era suficiente, las denuncias por asaltos múltiples en callejones se incrementaron obligándole a tomar esta medida. La idea era interceptar a este grupo terrorista, atraparlos, seguirlos, y descubrir su origen, de donde salen, donde se reúnen, que desean y erradicar sus planes antes de que cumplan estos puntos. La "sección oculta", esa bajísima sección de la policía que nunca ve la luz del día trabajando de forma ardua a todas horas por turnos, se ha encargado de organizar una lista de posibles puntos de encuentro, datos, y donde atacar. Muchos de estos salieron a la luz encubiertos, solo tres o uno regresaban a los doce días.

A pesar de sus esfuerzos, no hubo avances. Todo fallaba. Culpaba la inutilidad de sus oficiales o del servicio oficial como nunca lo hizo pero no podía perder esa confianza con ese sistema que tanto se preocupó en moldear. Estaba perdido...

No. No debía pensar en esto mientras aún estaba a la cabeza de la operación. Un registro de los puntos de ataque de mucho texto y pocas imágenes se encontraba abierto de par en par sobre su escritorio con tres pares de ojos verificando lo recopilado. El Jefe de Cárcel, el Cabeza de Sec. Oculta, y el Cabeza de Policías solos en ese espacio reducido revisando todos los archivos con información recopilada de los lugares, individuos desaparecidos, y modo de ataque. Un punto que apenas si se tocó, y era bastante grave, era la desaparición de algunos archivos que contenían la información de los invitados de honor del ya clausurado Festival de Meliral. Jair quiso proponer que de seguro los de la Sección Oculta los tomaron, pero el Jefe de Cárcel lo consideró no de gran importancia pasando a la decisión de las tácticas de ataque. Se decidió una operación de salida de la ciudad para investigar si los pueblos indígenas tenían algo que ver con este asunto, dejando un oficial de la sección como espía más no se discutió más de esto debido a que había pruebas insuficientes para recurrir a ellos como sospechosos, solo teorías.

Baile de Condenados (Relámpagos del Este-Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora