CAPÍTULO 14

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La señal del auricular en posesión de Enzo se perdió, las chicas no habían llamado para pedirle alguna ayuda en todo ese tiempo provocando que aumente su angustia. En ese tiempo solo revisó los mapas en busca de algún atajo o pasadizo cartografiado para que puedan escapar o huir en caso de que se lo pidan luego de que le hayan preguntado su ubicación. En sus escenarios previstos ellas escapaban de algún asesino o una explosión de gas. En la radio sonaba una canción de banda mientras el locutor narraba los vestidos entrevistando a varios de los invitados de la fiesta. El olor a madera tallada impregnó la sala de Mayte por un ambientador que se accionaba de vez en cuando sonando un "Chisssss", dejando salir el olor. En un tiempo libre que se otorgó paseó con la mirada el lugar en busca de aquel artefacto, luego fue a la cocina a preparar una taza de anís programando disculparse luego con Mayte por tocar sus cosas, más tarde sacó un libro de tapa dura de la gran biblioteca cuyo lomo captó su atención por su color naranja fuerte. Se titulaba "A Pesar de la Distancia", cuya portada, que presentaba una chica sentada en una playa viendo el atardecer, le intrigó y le motivó a leerlo. Al darse cuenta, estaba inmerso en la lectura desde el primer capítulo, era hermoso y genuino.

Arantxa se sentó a su lado hojeando un libro de tapa verde con letras doradas pintadas sobre este, Rebeliones de la Época Ámba. Se movió del mismo banco donde él se sentó al ser entrevistado por Mayte cuando llegó a Meliral al asiento posicionado a su lado derecho. Apareció viniendo de su cuarto hacía media hora para hacerle compañía más no inició conversación alguna salvo preguntarle si estaba solo, a lo que el asintió. Ella podía salir del espejo a su antojo y regresar cuando ella quiera, aunque prefería estar en el mundo real que en el "otro mundo". Mundo que Enzo se preguntó cómo era, en que se diferenciaba, o si habría más como ella. Las llamadas "Fallas en la Realidad" eran desconocidas para los textos de todas las bibliotecas a las que había ido empero eran comunes que se hablen de estos seres en historias de horror que escuchaba en la radio en Mundo Paranormal o los relatos de Gremoro Revill. Encontró breves referencias en textos sobre individuos muertos siendo vistos por última vez gracias a los espejos, pero nada que pareciese real o similar al caso de Arantxa en su criterio en su criterio. Ella sabía que Enzo pensaba en ella durante la pausa del tercer capítulo del libro que leía y se dio cuenta porque le dirigió una mirada de reojo sobre el suyo, olvidando lo que pensaba para regresar a su lectura.

-Está bien, ¿Vas a preguntar o solo te quedaras mirándome como si yo te gustara?

Enzo se sonrojo, no solo porque le insinuó que el sentía algo por ella, sino porque lo encontró en una posición romántica mientras leía ese libro. Se inventó una pregunta de la nada.

-¿Qué crees que estén haciendo ahora Mayte, Avery y Kikuko?

Arantxa arqueó una ceja. No la convenció del todo, más en serio quería saberlo. La ciudad parecía ser un lugar tranquilo hasta que él puso un pie en la entrada. A cualquier ruido se sobresaltaba al relacionarlo con el auricular más no era nada. Lo relajaba pensar que Kikuko era una profesional para cuidar a Mayte y Avery, igual que imaginar que sus armas extrañas serian de gran ayuda. Vaya. Esa fue una gran sorpresa.

-Solo se que tiene que ver con fuego y la mitad de una calle destruida hasta los cimientos. -Arantxa respondió cortante, siguiendo con su lectura.

Omitió preguntar como lo sabía, imaginándola detrás de un espejo viendo una casa derrumbándose.

-¿Ellas están destruyendo la calle? -preguntó a modo de burla.

-No, ellas no. -tartamudeó para tragarse un insulto que le iba a dirigir o información vital.- Quien o quienes sean los que lo hacen.

Entendió por el modo de como se lo dijo que la información del caso era escasa hasta ese momento para ambos. Seguía confundido sobre como las chicas salieron y todas las armas extrañas que poseían. De repente recordó cuando en su colegio se hablaban de leyendas acerca de un servicio de espionaje o de guardias secretos de la Época Azul que Dama Lazarte revivió a finales de la Época Ámbar para evitar que eventos del pasado se vuelvan a repetir y que tenía una a su disposición como su protegida. Nunca había visto esa protegida, nadie la conocía. Por eso fue mal recibida su aparición en Meliral, o eso entendía.

Baile de Condenados (Relámpagos del Este-Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora